Gestionando el sistema de deseos y rechazos (1). Identificación y objetivos.

Los deseos y rechazos son impulsos energéticos que nos motivan y movilizan hacia algo, respondiendo a unas causas profundas que habremos de buscar en algunas carencias o necesidades, ya sean naturales o construidas.

Los construidos se producen a partir de la proyección que hace nuestra mente: a partir de la construcción de una idea sobre lo que un objeto nos puede aportar o quitar. Para identificarlos bien nos podemos preguntar ¿Qué consigue mi mente, qué situación se produce, si se cumple este deseo o rechazo?

Además, estos deseos-rechazos construidos pueden surgir bien del Inconsciente o bien del Consciente. Y, a menudo, habrá mezcla de ambas zonas de la mente. Y, también a menudo, los que surjan del Inconsciente serán contradictorios con los que provengan del Consciente.

¿Cómo distinguir unos de otros?

Habitualmente, los deseos Conscientes responden a estructuras mentales construidas por el Consciente y, a poco que miremos, podremos distinguir cómo surgen y su evolución. No hemos de profundizar pues todo se ha producido a nivel consciente. Responden a múltiples causas pero, generalmente, la mente deseará todo aquello que entiende que le va a acercar al Yo-Ideal y le reportará bienestar y seguridad mientras que tenderá a rechazar todo aquello que crea que le acercará al Yo-Idea y le producirá malestar.

Los deseos que surgen del Inconsciente responden también a carencias y a Ideas Aceptadas/Creencias. Pero dado que estas estructuras son diferentes a las conscientes, los deseos y rechazos también lo serán. Habitualmente, y esto es así hasta que hayamos adquirido un determinado nivel de capacidad de gestión de nuestra mente, los percibiremos como algo que nos viene, que nos llega. Su génesis no está directamente al alcance de nuestra mirada observadora.

También responderán al juego establecido entre Yo-Idea y Yo-Ideal, pero sin los matices y correcciones hechas por el “bienpensante” y correcto Consciente. Serán más primarios, más extremos, responderán más directamente a lo que llamamos instinto de supervivencia, a mecanismos adictivos hacia energías de placer o a rechazos del malestar, etc. Blay los denomina “los deseos profundos” y nos propone conocerlos bien para poder identificar adecuadamente el Yo-Ideal que ha generado nuestra mente. Desde ahí, le damos la vuelta y obtendremos nuestro Yo-Idea. Es una metodología muy eficiente para avanzar en nuestra comprensión.

Los objetivos y líneas de trabajo

Los objetivos que nos podemos marcar para que guíen nuestra intervención con el sistema de deseos y rechazos han de estar impregnados de los planteamientos anteriores. Daremos muchas vueltas y vaivenes, tendremos altibajos, momentos de gran lucidez y energía y otros de desubicación, desánimo y cansancio. Pero si mantenemos la visión global a través de unos objetivos bien especificados y asentados, tendremos siempre una guía, un mapa qué seguir en nuestro camino.

El objetivo general de nuestra intervención lo podríamos enunciar de la siguiente manera:

Quiero promover un cambio en el funcionamiento del sistema de deseos y rechazos de mi mente, de tal manera que pase de la actual situación, en la que responden a las estructuras mentales construidas por la mente, conocidas como Yo-Idea, Yo-Ideal y Personaje y lo hacen de una manera alterada y alteradora y habitualmente de manera ansiosa o deprimida, a otra situación en la que los deseos y rechazos respondan a una actividad sana de mi mente, consciente e integrada, y lo hagan funcionando de una manera serena, contribuyendo a mi natural fluir de energías, incidiendo positivamente en mi Estado de Ánimo y siendo factor de crecimiento y bienestar.

Dicho de otra manera expresada desde el punto de vista de los diferentes niveles del sentir en el que nos podemos mover, queremos promover un cambio en el que los deseos y rechazos pasen de ser una emoción reactiva, semi-inconsciente y adictiva a un sentimiento profundo, estable y sereno proveedor de bienestar y crecimiento.

Este objetivo, que en sí mismo significa o implica un profundo cambio en el funcionamiento de mi mente, es demasiado amplio como para que sea operativo en la práctica del día a día. Por ello, lo concretamos en líneas de trabajo que se acompañan de algunas preguntas que nos puedan servir como guías concretas. Pueden ser:

1.- Hacer una observación mantenida del sistema de deseos, con el objetivo de comprender en profundidad cómo está funcionando, sus causas y sus efectos. ¿Por qué, para qué y cómo está haciendo esto mi mente? ¿Qué están compensando?

Aprovechamos esta observación para profundizar en el conocimiento del sistema de juicios, causas inmediatas de la emisión de deseos y rechazos. También para comprender y conectar mejor con el estado desde el que mi mente, tanto la Consciente como la Inconsciente, emite esos juicios y los posteriores deseos y rechazos. ¿Qué carencias, Ideas Aceptadas/Creencias, Hábitos, etc. están provocando la emisión de estos deseos o rechazos?

2.- Favorecer la actitud adecuada (PACÁ) en mi relación con este sistema. Aprendiendo a recibir con total apertura su actividad y a situarla en sus justos y razonables términos. ¿Cómo estoy gestionando hasta el momento este sistema? ¿Desde qué visión y actitud? ¿Cómo responde mi mente a los deseos y rechazos? ¿Cuál es la forma adecuada de hacerlo?

3.- Favorecer la maduración del sistema mediante la ampliación de la consciencia, posición y visión del mismo y aumentando la comprensión de las consecuencias que tiene el mantener la actual situación. ¿Qué quiere conseguir mi mente? ¿Qué cree que ocurrirá? ¿A dónde me lleva seguir los deseos emitidos por mi mente, en la actual situación? ¿Y después de obtener esas energías, qué realidad se abre? ¿Qué ocurrirá en realidad?

Permitiremos que la experiencia en la gestión diaria de los deseos y las evidencias que van apareciendo a partir de la toma de conciencia (observación) y de una gestión adecuada, vayan modulando el sistema, transformándolo hacia el objetivo final que nos hemos marcado.

Los rechazos

Cuando el resultado del juicio que se produce tras el hecho o situación y que antecede a la reacción, resulta negativo, se produce el impulso energético que conocemos como rechazo. Recordemos que el hecho inicial puede ser externo o interno, es decir, una actividad de nuestra mente.

Ambos, deseo y rechazo, forman parte del mismo sistema y solo se diferencian en la dirección en la que nos lleva ese impulso energético. Así pues, los rechazos tienen la misma naturaleza que los deseos.

En su observación habremos de tener en cuenta una cuestión previa; es perfectamente compatible que ante una misma situación, nuestra mente emita a la vez deseos y rechazos. Deseará algunas de las energías que entiende que se pueden producir y rechazará otras energías que cree que también se puedan dar. Como siempre, no rechazamos las contradicciones en nuestra mente, sino que las aprovechamos para profundizar más en la observación.

Al igual que los primeros, en los rechazos podemos hacer una distinción entre los naturales y los construidos.

Los rechazos naturales van desde esa sensación cuando nos alimentamos, que llamamos saciedad, hasta lo que llamamos cansancio o agotamiento que nos lleva a rechazar más actividad, ya sea física o psicológica. Aunque, como siempre, no podemos olvidar que, incluso en este nivel más primario y natural, también están influyendo las construcciones mentales.

Los rechazos construidos provienen, normalmente, de experiencias previas que nos produjeron algún tipo de malestar. Se produce un aprendizaje y nuestra mente generará una actitud negativa y rechazará que eso se vuelva a producir. A veces, la mente asocia situaciones que le recuerdan en algo a una anterior y emite un rechazo. De esto se deduce que el rechazo también tiene la capacidad de activar o determinar nuestro afrontamiento hacia el futuro.

Estos aprendizajes y asignaciones de la mente son muy variables de unas personas a otras. Al igual que ocurre con los deseos, habrá mentes que rechacen situaciones de mucha intensidad, alteración, estrés, novedad o cambios. Y habrá otras mentes que, sobre todo, lo que rechacen sean las situaciones cotidianas, anodinas, habituales, controladas, sin grandes novedades ni intensidades.

Esto nos lleva, como tantas otras veces, a mirar el sistema Bienestar/Malestar para comprender cómo funciona en nuestro caso concreto. ¿Qué es objeto de Bienestar o Malestar para mi mente y por qué. Nuestro trabajo consistirá en observar todo esto desde una actitud adecuada y preguntarnos, como siempre, por qué y para qué hace mi mente esto… Y desde qué posición o visión lo hace.

En general, haremos esta observación sabiendo que las mentes huyen de todo lo que les acerque a la construcción mental negativa y limitante que llamamos Yo-Idea y quieren acercarse a la construcción mental que llamamos Yo-ideal.

Los rechazos, al igual que los deseos, fomentan la construcción de escenarios mentales que influyen en nuestra visión de la realidad y en el sistema de referentes que maneja nuestra mente. A menudo, por ejemplo, situaciones que generan malestar en el Inconsciente, cuando no están bien identificadas, provocan que el Consciente haga una construcción mental para darle un soporte lógico y coherencia al sentir que proviene del Inconsciente.

Un ejemplo de esto puede ser una situación que se da bastante a menudo:

Ocurre un hecho, aparentemente insignificante con una persona, por ejemplo, con un señor que nos cruzamos habitualmente por la calle pero al que, en realidad, no conocemos de nada. No hablamos de una acción por parte de esa persona, no necesariamente. Quizás haya sido un pequeñísimo detalle originado por un despiste propio.

Pero este hecho puede producir una alteración que, si no es identificada, puede ir creciendo y generar un malestar en nuestro inconsciente. Este malestar, no identificado, será recibido por el consciente y lo que sí notará es que aumenta cuando se produce un encuentro o interacción con esta persona o se activa la idea de ella dentro de mi mente.

A partir de ahí, y bajo este paraguas de inconsciencia, el Consciente intentará dar un soporte lógico a nuestro malestar. Y no es extraño que nuestra mente acabe asignando alguna cualidad negativa a esa persona… A la que, por cierto, recordemos que apenas si conocemos de vista.

Sirva este ejemplo para que comprendamos lo importante que es “darse cuenta”, es decir, comprender e identificar bien lo que está ocurriendo en nuestra mente pues, de lo contrario, nos llevará por caminos indeseados y llenos de baches.

Sobre el deseo y el rechazo.

Junto con el de los juicios, el sistema de emisión de deseos y rechazos, es quizás el más primario y el que más nos determina en nuestro devenir diario.

Imaginemos los primeros seres vivos hace cientos de millones de años. Algunos desarrollaron sistemas de detección externa de alimentos y/o de peligros. Son los primeros albores de lo que conocemos como inteligencia.

Esta primaria acción ya conllevaba el funcionamiento de los dos sistemas mentales referidos: un juicio para discernir qué se puede comer y qué no y también para distinguir qué es peligroso de lo que no (básicamente qué me puede comer a mí y qué me puedo comer yo) y un sistema de deseo o rechazo como reacción a ese juicio, para acercarme o alejarme de dicho ser u objeto.

Millones de años de evolución han complejizado estos sistemas hasta niveles extraordinarios, como en el caso del ser humano. Pero, básicamente, siguen haciendo lo mismo y sirven para lo mismo. Para favorecer mi superviviencia y, si es posible, darme una ventaja competitiva que me permita sobrevivir más y mejor que el resto.

De este esquema se deduce, además, que el deseo o rechazo es la reacción posterior a un juicio o valoración. Y así es. Cuando sentimos alguna de estas dos emociones es porque nuestra mente ha emitido un juicio sobre ese objeto y ha dictaminado si acercarnos o alejarnos de él.

Y sí, son emociones. Cumplen perfectamente la denominación de emoción: la emisión de una energía que tiene por objetivo la comunicación de un mensaje-información, por parte de la parte de la mente desde la que se está emitiendo el juicio, al resto; la que tiene capacidad de actuar en consecuencia.

Hace millones de años, el sistema funcionaba en base a informaciones directas de la realidad exterior, como por ejemplo, la emisión de determinados componentes químicos que eran detectados por el ser vivo y que, dependiendo de las sensaciones a partir de las reacciones químicas internas que se produjeran, así sería el veredicto del juicio. La reacción de deseo o rechazo era directa a partir de esos criterios y resultados.

Pero el ser humano ha evolucionado con respecto a esa situación. Aún seguimos utilizando las sensaciones físicas, producidas por elementos químicos u otros factores. Pero también utilizamos otros muchos medios o vías para la emisión del juicio. Y, principalmente, en esta sociedad de desconexión de lo natural, nuestros juicios se basan ahora en el mundo construido de las ideas, que como mucho, son una burda reproducción interna y virtual, un reflejo sólo aproximado, de la realidad.

Así, a menudo ya no deseamos directamente alimentarnos y cubrir nuestras necesidades de proteínas, vitaminas, etc., sino que ahora nos “apetece” comer y hacerlo en tal o cual lugar, con tales o cuales alimentos extremadamente elaborados, etc., etc.

Y, más allá de eso, nuestras mentes han construido todo un mundo virtual paralelo que tiene capacidad para marcar nuestros juicios y, por tanto, nuestros deseos o rechazos. Volviendo al ejemplo de la partida de ajedrez, si nuestra mente se ha proyectado sobre ese tema y cree que vale más o menos según los resultados en ese juego, o cree que estará más integrada, aceptada, admirada, querida… Y por tanto, más segura según los resultados de mis partidas de ajedrez, entonces generará todo un conjunto de deseos y rechazos en la medida que crea que me acerco al ideal de ser el/la mejor jugadxr de ajedrez del mundo o me acerco al Yo-Idea de que, en el fondo, no valgo tanto como las otras personas.

Podemos establecer una clasificación para ayudarnos en la observación y comprensión. Nos ayudará tanto en la comprensión de nuestro sistema de deseos y rechazos, como del anterior de juicios, como de la situación de carencias energéticas que podamos estar sufriendo, como finalmente, de la estructura de ideas que haya generado nuestra mente: Yo-Idea, Yo-Ideal y Personaje, según Blay.

De las numerosas que podemos encontrarnos, quizás, la más famosa es la establecida por Abraham Maslow en su pirámide de las necesidades humanas (aunque él nunca las presentó como tal figura geométrica). Son por orden: fisiológicas, seguridad, afiliación o pertenencia, reconocimiento y autorrealización.

Estas clasificaciones siempre son muy problemáticas , dado que a menudo, se mezclan e interactúan las carencias y necesidades naturales con los objetos construidos por la mente. Y no podemos obviar este hecho. Para ello, necesitamos contar con una clasificación básica que tenga en cuenta la interacción entre lo natural o primario y lo construido mentalmente.

Puede ser:

– Necesidades o carencias fisiológicas primarias: comer, beber, dormir, actuar, descansar, resguardarse del frío o del calor y de peligros físicos inmediatos, etc.

– Necesidades o carencias de energías básicas: las tres más básicas son Consideración, Confianza y Cariño o Amor. Esto da lugar a las sensaciones de validación, integración, seguridad vital y afectiva, etc.

– Necesidad de desarrollo y crecimiento: Tienen mucho que ver con las sensaciones de aprovechamiento de la vida, del tiempo y de aportación a la sociedad. Dar sentido a nuestra existencia.

– Necesidades construidas, propias del Personaje, es decir, del Yo-mental construido a base de ideas. Van dirigidas a conseguir los objetos que la mente ha construido e identificado, a partir de la huida del Yo-Idea y de la búsqueda ansiosa del Yo-Ideal. Algunas pueden ser: necesidad de sentirme atractivx o de poseer tal o cual objeto, de tener éxito y conseguir admiración, estatus, poder, dinero, etc.

(En algunos textos podréis encontrar la diferenciación entre necesidad, referido a las tres primeras categorías, y deseo, referido a la última. No es el caso de este texto pero es bueno tenerlo en cuenta).

Esta clasificación hay que entenderla como dinámica y no como compartimentos estancos. Interactúan entre sí y todas, incluso las más básicas, estarán influidas por factores mentales. Tal es la situación que, a menudo, a las personas les cuesta identificar sus carencias y necesidades básicas y distinguirlas de las construidas.

Y este juego virtual, como bien dice Blay, es el guion oculto de nuestra vida. Y todo se basa en el funcionamiento erróneo de estos dos sistemas mentales, el de juicios y el de la generación de deseos-rechazos. Bueno, en esto y, sobre todo, en la identificación que ha hecho nuestra mente con respecto a ese mundo virtual interno generado por ella misma. El mundo de La Caverna, que ya describió Platón.

Desconfinamiento y “Nueva normalidad”

Nuestras mentes han estado sometidas a muchas presiones en los últimos tiempos. Tras seis semanas de confinamiento, de excepcionalidad en la que hemos sufrido noticias impactantes y un cambio radical en nuestras vidas cotidianas, ahora casi cuando aún estamos en período de adaptación, hemos de situamos ante un nuevo cambio. Otro más. El desconfinamiento y, más allá, la incertidumbre de qué supondrá eso que llaman la nueva normalidad.

Aparecen muchas preguntas ¿Qué ocurrirá? ¿Qué será de mí? ¿Cómo me sentiré y estaré? ¿Cómo será el proceso de adaptación y mi vida posterior? ¿Y mis seres queridos? ¿Qué perderemos? ¿Ganaremos en algo? Aparecen también muchos sentires, a menudo contradictorios: alegría o tristeza, deseos o rechazos por el inicio de la vuelta a la normalidad, también puede haber inseguridad y el subsiguiente sentir de miedo ante la preocupación por el futuro, etc. Todo ello puede producir alteraciones en nuestro Estado de Ánimo.

Desde el punto de vista del trabajo de Autorrealización, nuestra principal tarea es abrirnos a todo lo que nos produce la situación, integrarlo todo como partes de una realidad compleja y situarnos ante ella dándonos tiempo a la asimilación desde una posición lo más global que nos sea posible.

En línea con lo anterior, el objetivo de este texto no es decirte qué debes hacer. Y mucho menos, decirte cómo debe ser tu nueva normalidad. Eso pertenece a la libertad individual y al camino propio que cada cuál hemos de recorrer. No hay reglas en esto: a algunas personas, por sus características o su situación concreta en estos momentos, se les abrirá un camino, una forma de hacer las cosas y una visión de cuál quiere que sea su nueva normalidad. Para otras personas, será muy diferente, quizás, todo lo contrario. Así es la enorme riqueza de la variabilidad humana.

El objetivo es facilitar que estos procesos individuales se hagan con el máximo de conciencia y se adecúen lo más posible a nuestro camino de crecimiento. También que contribuyan a nuestro bienestar. En realidad, este es el objetivo global cuando aplicamos la Autorrealización a nuestras vidas.

Para ello, como siempre, necesitamos comprender, lo mejor que podamos, lo que está sucediendo en el exterior y, sobre todo, en nuestro interior. Observamos y cuidamos que nuestra actitud sea la adecuada. (Vente PACÁ). Para ello, como siempre, nos hacemos la pregunta: ¿Hay Paciencia, Aceptación, Confianza y Acogida amorosa en mí? Y respiramos conscientemente.

Y también podemos establecer unas preguntas iniciales que nos ayuden en nuestra observación. Recuerda que estas preguntas no nos las hacemos para entrar en una dinámica mental de buscar respuestas y tampoco son un listado de deberes a hacer. Nos sirven como apertura inicial. Algunas se contestarán y otras no.

¿Cómo he vivido la crisis y la situación de confinamiento? ¿Por qué ha sido así? ¿Qué relación tiene con mi historia de vida y la situación de mi mente? ¿Qué carencias había en mí que hayan podido influir? ¿Qué creencias? ¿Qué hábitos? ¿Qué juicios?

¿Qué pensamientos están surgiendo? ¿Qué sentires? ¿Qué inseguridades? ¿Qué deseos y rechazos? ¿Qué quiere mi Niñx Interior, realmente? ¿A dónde me lleva eso?

¿Dónde está el crecimiento? ¿Cómo conjugar mejor desarrollo y bienestar?

Sitúate ante todo esto, aquí y AHORA. Respira. Integra todo lo que vayas encontrando. Aunque te parezca contradictorio, todo ello forma parte de tu realidad interna. Acepta lo que te encuentras, no emplees tus energías en pelearte con la realidad. Y, a partir de ahí, disponte a favorecer el cambio de lo que consideres necesario.

El proceso de desconfinamiento y la nueva normalidad serán transitadas de maneras muy diferentes entre unas personas y otras. No hay una única forma correcta o una mejor manera de hacerlo. Pero sí hay una manera lo más correcta posible de situarnos ante el proceso, asegurándonos que vivimos la experiencia con el máximo de conciencia posible.

En el fondo, las formas concretas no son lo más importante. Haz lo que tengas que hacer, sin imponerte un ideal o modelo externo. No debemos exigirnos estar en un nivel ideal en el que no estamos y sobre el que, realmente, no sabemos si es lo más adecuado o no. Nunca sabemos por dónde pasa exactamente nuestro camino de crecimiento, al que a menudo imaginamos como una línea recta pero que, en realidad, está compuesto de muchas curvas y altibajos.

Para ello, atiende y toma en consideración a tu realidad interna, a la que en ningún momento debes obviar. Recuerda que el sentido correcto siempre es desde dentro hacia fuera.

Lo único realmente grave es que permitas que tu mente se auto-engañe. Sé tú. Hazte presente. Evita, en la medida de lo posible, que tus ideas y sentires te suplanten. Y vive. (Y permite lo mismo en las personas que te rodean).

Nos vemos en el camino.