La Observación mantenida y Central. Efectos y algunos peligros

La observación mantenida va a ser una herramienta muy utilizada en el proceso de Autorrealización. Nuestra mente posee una poderosa cualidad: si mantenemos la observación-atención (haciéndolo de la manera adecuada) sobre cualquier objeto (emoción, pensamiento, problema concreto, etc.) poco a poco, va apareciendo la esencia de ese objeto, la verdad que hay debajo y le da energía para que exista como tal en nuestra mente.

Esto rompe con la idea habitual que tenemos de que es preciso “pensar mucho” sobre algo para resolverlo. El proceso real es muy diferente: manteniendo la atención irá apareciendo la verdad. En este proceso, el pensamiento y razonamientos sólo los utilizamos secundariamente, bien para incorporar una nueva certeza que ha aparecido, bien para dejarla funcionar de forma concreta y controlada si nos interesa en ese momento, para ver qué ocurre en el proceso de pensamiento-razonamiento.

En realidad, estamos hablando de un proceso de aprendizaje y funciona bajo los mismos principios generales que el aprendizaje. Usaremos dos ejemplos para verlo mejor:

Situación a) Aparece una nueva persona en nuestra vida, por ejemplo, en nuestro lugar de trabajo… Si nos dedicamos a observarla, sin tener siquiera que hablar con ella, poco a poco iremos aprendiendo más sobre ella. Llegará el día en que la conoceremos muy bien, sabremos de sus gestos, sus conductas, reacciones, etc.

Situación b) Nos vamos a vivir a otro lugar, con características muy diferentes del lugar en que vivimos actualmente (por ejemplo, nos vamos de la ciudad al campo o de un país a otro)… Al principio todo es nuevo y nos parece muy difícil todo. Nos cuesta mucho trabajo quedarnos e interiorizar todos los datos que recibimos del nuevo espacio que estamos conociendo… Pero luego, poco a poco, todo va encajando. Conocemos más cosas y los nuevos hechos o datos, los podemos encajar mejor…

En ambos casos estamos hablando de un proceso que no puede acelerarse. Nuestra mente necesita de este tiempo, de ese proceso, de ese ir elaborando poco a poco el marco o contexto adecuado para conocer el nuevo espacio o realidad. Así funciona el aprendizaje.

La observación mantenida no implica que focalicemos nuestra atención exclusivamente en ese objeto. A la par que miramos ese objeto, mantenemos la atención global.

La observación también nos facilita la conexión con nuestro centro. ¿Quién observa? ¿Desde dónde observo?

Atención a quién/qué observa… Desde luego, al principio, es desde el Consciente. No hay otra manera. Pero la parte de la mente que observa comienza a estar “liberada” de condicionamiento.

Esto es un proceso lento y paulatino. Al principio puede ocurrir que se de un fenómeno de “doble personalidad”, es decir, que aparezca otro yo (mental) que es quien observa. Lo miramos también y poco a poco se irá diluyendo. Hemos de evitar hacernos una idea concreta acerca de este centro, pues cualquier idea que tengamos será limitativa e impedirá su crecimiento.

Poco a poco se irá creando una consciencia en nosotras/os de la existencia de un punto central desde el cual se observa. Al principio, necesariamente, nuestra mente le asignará cualidades “personales” y mantendrá una actitud determinada de observación. Miramos esto también para que vaya diluyéndose.

Hemos de ir acostumbrándonos a decir cosas como: A mi mente le está costando trabajo asumir tal o cual cosa, o tal o cual cambio/proceso… ¡No a mi, a mi mente!

En el proceso de desidentificación de lo que no somos, que es lento y con altibajos, hemos de ayudar a nuestra mente, mostrándole cariñosa y reiteradamente la Realidad. Y la realidad es que ella es una parte más de lo que soy, no es el centro. He de ir desidentificándome de mi mente y de los diferentes sistemas y mecanismos que la componen.

Así pues, la observación, además de permitirme abrirme a la verdad y conocer la realidad de lo que hay en mí y en el mundo, tiene otra consecuencia relevante: va permitiendo que se vaya dando un acercamiento hacia lo que soy en realidad, facilita que vaya apareciendo una conciencia de quién/qué observa y se vaya produciendo una mayor y mejor conexión con mi esencia o SER.

Algunos peligros o las desviaciones más comunes que se dan

Suele surgir una sensación de desconsuelo y angustia ante la evidencia, que va apareciendo, de lo que hasta ahora hemos sido: un personaje huyendo de lo que cree ser y en busca desesperada de un ideal.

Ante esto es muy importante que tomemos conciencia de que, simplemente, lo que está apareciendo es el resultado de una mente que ha funcionado toda la vida sin el conocimiento necesario de lo que es en realidad. A partir de ahí, los diferentes sistemas mentales han “malfuncionado” y se han aprestado a defenderse de los peligros que identificaban en cada momento.

Y, como resultado de todo ello, en nuestra mente está presente todo lo que vemos a nuestro alrededor: la maldad y la bondad, el egoísmo y el altruismo, la violencia y la paz… No podría ser de otra manera y, ante esto, el problema se genera porque hay una estructura mental (personaje-ego) que necesita mantener una autoimagen. Miramos esto.

En este punto es importante recordar que, en el ser humano, no hay cualidades negativas. Por ejemplo, la violencia no es más que una manifestación de nuestra energía-fuerza que está distorsionada (por ideas aceptadas y emociones). Nuestro egoísmo no es más que la pretensión de nuestro ego-personaje de asegurarse algo que considera importante para su supervivencia o bienestar… Lo observamos y vamos desentrañando lo que hay debajo.

Hemos de observarlo todo con la misma mirada y actitud: lo que nos produce bienestar y lo que nos produce malestar, lo que está de acuerdo con nuestro ideal de lo que somos o queremos ser y lo que está en desacuerdo. Todo por igual, pues todo esto no son más que indicaciones de cuál es nuestro camino, de qué cosas hemos de trabajar. Me abro de par en par ante mi egocentrismo y miro qué hay debajo.

Sin juicios morales que aquí no sirven para nada, sólo para distorsionar nuestra mirada. Miraremos con compasión todo aquello que vaya apareciendo.

Otro factor distorsionador que suele aparecer es ver todo lo negativo y no prestar atención suficiente a lo positivo: Al principio nos desborda la cantidad de cosas que vemos, nuestro yo-idea, nuestro yo-ideal y el personaje. Aparece todo aquello de lo que llevamos años huyendo.

Es importante hacer esta labor de limpieza que incluye, además de lo que nos ha producido malestar, aquello a lo que nos hemos agarrado-apegado para compensar todo eso con bienestar. Pero es también muy importante que prestemos atención a todo ese nuevo mundo que aparece en nosotros/as. Nuevo sólo por inhabitual o inconsciente porque siempre ha estado ahí.

Especial importancia tiene prestar atención a los espacios de conciencia que aparecen a partir del centro desde el que observamos. También a las, cada vez, más frecuentes e intensas manifestaciones de nuestro SER profundo que poco a poco vamos a ir percibiendo. Y a la alegría que esas conexiones nos van a producir y, sobre todo, a la propia situación de ir acercándonos a esos focos de alegría-paz-lucidez que estamos fomentando.

Las resistencias: suelen aparecer resistencias de la mente a seguir siendo observada, a permitir que siga apareciendo todo aquello de lo que siempre ha huido. Se pueden dar en forma de malestar, rechazo, desgana, inseguridad u otro tipo de alteraciones.

Por último, indicar el peligro de empoderarme o etiquetarme como buscador/a espiritual y, aún más, asumir cierta superioridad por ello con respecto a la gente “normal” que no sabe de esto.

Nuevamente es mi personaje-ego quien está utilizando la nueva situación para hacer lo que siempre ha hecho: usarla para garantizar su seguridad y supervivencia. Esto produce lo que podríamos denominar un “superpersonaje” o, dicho de otro modo, una nueva estructura mental artificial con ideas acerca de mí y de lo que soy.

Si aparece, lo observamos, vemos sus raíces y vamos diluyéndolo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *