Los deseos y rechazos son impulsos energéticos que nos motivan y movilizan hacia algo, respondiendo a unas causas profundas que habremos de buscar en algunas carencias o necesidades, ya sean naturales o construidas.
Los construidos se producen a partir de la proyección que hace nuestra mente: a partir de la construcción de una idea sobre lo que un objeto nos puede aportar o quitar. Para identificarlos bien nos podemos preguntar ¿Qué consigue mi mente, qué situación se produce, si se cumple este deseo o rechazo?
Además, estos deseos-rechazos construidos pueden surgir bien del Inconsciente o bien del Consciente. Y, a menudo, habrá mezcla de ambas zonas de la mente. Y, también a menudo, los que surjan del Inconsciente serán contradictorios con los que provengan del Consciente.
¿Cómo distinguir unos de otros?
Habitualmente, los deseos Conscientes responden a estructuras mentales construidas por el Consciente y, a poco que miremos, podremos distinguir cómo surgen y su evolución. No hemos de profundizar pues todo se ha producido a nivel consciente. Responden a múltiples causas pero, generalmente, la mente deseará todo aquello que entiende que le va a acercar al Yo-Ideal y le reportará bienestar y seguridad mientras que tenderá a rechazar todo aquello que crea que le acercará al Yo-Idea y le producirá malestar.
Los deseos que surgen del Inconsciente responden también a carencias y a Ideas Aceptadas/Creencias. Pero dado que estas estructuras son diferentes a las conscientes, los deseos y rechazos también lo serán. Habitualmente, y esto es así hasta que hayamos adquirido un determinado nivel de capacidad de gestión de nuestra mente, los percibiremos como algo que nos viene, que nos llega. Su génesis no está directamente al alcance de nuestra mirada observadora.
También responderán al juego establecido entre Yo-Idea y Yo-Ideal, pero sin los matices y correcciones hechas por el “bienpensante” y correcto Consciente. Serán más primarios, más extremos, responderán más directamente a lo que llamamos instinto de supervivencia, a mecanismos adictivos hacia energías de placer o a rechazos del malestar, etc. Blay los denomina “los deseos profundos” y nos propone conocerlos bien para poder identificar adecuadamente el Yo-Ideal que ha generado nuestra mente. Desde ahí, le damos la vuelta y obtendremos nuestro Yo-Idea. Es una metodología muy eficiente para avanzar en nuestra comprensión.
Los objetivos y líneas de trabajo
Los objetivos que nos podemos marcar para que guíen nuestra intervención con el sistema de deseos y rechazos han de estar impregnados de los planteamientos anteriores. Daremos muchas vueltas y vaivenes, tendremos altibajos, momentos de gran lucidez y energía y otros de desubicación, desánimo y cansancio. Pero si mantenemos la visión global a través de unos objetivos bien especificados y asentados, tendremos siempre una guía, un mapa qué seguir en nuestro camino.
El objetivo general de nuestra intervención lo podríamos enunciar de la siguiente manera:
Quiero promover un cambio en el funcionamiento del sistema de deseos y rechazos de mi mente, de tal manera que pase de la actual situación, en la que responden a las estructuras mentales construidas por la mente, conocidas como Yo-Idea, Yo-Ideal y Personaje y lo hacen de una manera alterada y alteradora y habitualmente de manera ansiosa o deprimida, a otra situación en la que los deseos y rechazos respondan a una actividad sana de mi mente, consciente e integrada, y lo hagan funcionando de una manera serena, contribuyendo a mi natural fluir de energías, incidiendo positivamente en mi Estado de Ánimo y siendo factor de crecimiento y bienestar.
Dicho de otra manera expresada desde el punto de vista de los diferentes niveles del sentir en el que nos podemos mover, queremos promover un cambio en el que los deseos y rechazos pasen de ser una emoción reactiva, semi-inconsciente y adictiva a un sentimiento profundo, estable y sereno proveedor de bienestar y crecimiento.
Este objetivo, que en sí mismo significa o implica un profundo cambio en el funcionamiento de mi mente, es demasiado amplio como para que sea operativo en la práctica del día a día. Por ello, lo concretamos en líneas de trabajo que se acompañan de algunas preguntas que nos puedan servir como guías concretas. Pueden ser:
1.- Hacer una observación mantenida del sistema de deseos, con el objetivo de comprender en profundidad cómo está funcionando, sus causas y sus efectos. ¿Por qué, para qué y cómo está haciendo esto mi mente? ¿Qué están compensando?
Aprovechamos esta observación para profundizar en el conocimiento del sistema de juicios, causas inmediatas de la emisión de deseos y rechazos. También para comprender y conectar mejor con el estado desde el que mi mente, tanto la Consciente como la Inconsciente, emite esos juicios y los posteriores deseos y rechazos. ¿Qué carencias, Ideas Aceptadas/Creencias, Hábitos, etc. están provocando la emisión de estos deseos o rechazos?
2.- Favorecer la actitud adecuada (PACÁ) en mi relación con este sistema. Aprendiendo a recibir con total apertura su actividad y a situarla en sus justos y razonables términos. ¿Cómo estoy gestionando hasta el momento este sistema? ¿Desde qué visión y actitud? ¿Cómo responde mi mente a los deseos y rechazos? ¿Cuál es la forma adecuada de hacerlo?
3.- Favorecer la maduración del sistema mediante la ampliación de la consciencia, posición y visión del mismo y aumentando la comprensión de las consecuencias que tiene el mantener la actual situación. ¿Qué quiere conseguir mi mente? ¿Qué cree que ocurrirá? ¿A dónde me lleva seguir los deseos emitidos por mi mente, en la actual situación? ¿Y después de obtener esas energías, qué realidad se abre? ¿Qué ocurrirá en realidad?
Permitiremos que la experiencia en la gestión diaria de los deseos y las evidencias que van apareciendo a partir de la toma de conciencia (observación) y de una gestión adecuada, vayan modulando el sistema, transformándolo hacia el objetivo final que nos hemos marcado.