Gestionando nuestro Estado de Ánimo (2). De la dependencia a la libertad

Nuestro estado de ánimo no tiene porqué depender de nada externo. No, al menos, como factor principal. Esto se hará posible, en la práctica, si estamos funcionando bien desde dentro, con una buena conexión con el fluir de nuestras energías básicas, un Inconsciente y Conscientes suficientemente sanos, una Consciencia global e integradora activa y presente y un cuerpo también suficientemente sano.

Este principio no implica que no aceptemos que lo exterior nos influye. Somos seres humanos y, por tanto, vulnerables, interdependientes y limitados. Aceptar esto nos colocará en una posición óptima para gestionar adecuadamente los eventos que nos llegan con el fluir de la vida. No aceptarlo, paradójicamente, nos hace más frágiles y vulnerables.

Siempre es desde dentro para afuera y no al revés, como hasta ahora, ha creído erróneamente nuestra mente. Y esta creencia nos ha esclavizado. Es el mismo principio que aplicamos a todo. Antes lo vimos, por ejemplo, con las energías básicas: la confianza y la afectividad-amor. Y ahora lo aplicamos a un nivel superior, al conjunto de las energías que circulan por nosotrxs y su gestión.

Este planteamiento nos sitúa en una posición de autonomía plena con respecto a los avatares de la vida y, también, nos lleva a una situación de plena responsabilidad. Somos responsables de nuestros estados.

Para asumir y gestionar correctamente esta responsabilidad necesitamos conocer cómo funcionamos y dedicar una parte de nuestro tiempo al correcto mantenimiento y gestión de nuestra mente y cuerpo. O, dicho de otra manera, dejar de vivir mirando fundamental o exclusivamente hacia fuera y mirar, principalmente, hacia dentro. Desde ahí, lo exterior lo podremos ver con la suficiente perspectiva.

No hacerlo sería tener una actitud infantil e irresponsable. Y, en la práctica, cuando tenemos el conocimiento necesario, no es ni mucho menos, tan complicado y difícil de conseguir, como pareciera.

Quizás lo parezca así porque, a diferencia con otras muchas materias significativamente menos importantes y trascendentes para nuestras vidas, nadie se ha preocupado de transmitirnos los conocimientos y habilidades necesarias para ello. Quizás, porque nadie sabía, realmente, como hacerlo. Afortunadamente, esto está cambiando.

Esquema de gestión de nuestro estado de ánimo

Partimos del principio anterior y también de el de la mínima intervención necesaria. Otro principio o ley que hemos de tener muy en cuenta es la forma en que se producen los aprendizajes y cambios en una mente humana.

Asimismo, ya se ha establecido la importancia de hacer una observación mantenida del conjunto de sistemas y funciones que intervienen en nuestro estado de ánimo, así como de mantener la actitud adecuada. Recuerda, mil y una veces tendrás que decirte: Vente PACÁ. Y sonríe, no te desesperes, porque cambiar aprendizajes tan profundos como los que arrastramos, lleva su tiempo.

A partir de aquí, estaremos en disposición de intervenir, de llevar a la práctica la gestión de nuestro estado de ánimo… de nuestra mente y, por tanto, de nuestra vida. Hacerlo conlleva la gestión de:

– Energías base: Asegurar una sana conexión y su correcto fluir y percepción. Adoptaremos también una actitud de apertura total a lo que está ocurriendo en nosotrxs. No cortamos ni rechazamos nada. Tampoco lo exaltamos. Pero lo permitimos todos y observamos su fluir. Es una situación que podría describirse como “surfear por nuestro fluir de energías”

– Inconsciente: Pasar de la negación, miedo, rechazo y represión a la acogida amorosa, la consideración y la confianza. Comprendiendo cuál es su estado y, por tanto, desde dónde emite sus Respuestas. Y comprendiendo que, habitualmente, son exageradas.

– Consciente: Del Yo-mental a un Yo-Experiencia que va madurando hasta conectarnos con el Yo-Central. Este Consciente habrá de hacer su trabajo que, entre otras cuestiones, conlleva un proceso de comprensión y concreción de la realidad.

– Yo-Central o Consciencia global e integradora: Facilitar y asentar su presencia. Si nuestro ejercitamiento tiene ya un cierto grado, podremos situarnos o, al menos, mantener intermitentemente, una conciencia global e integradora de lo que está ocurriendo y de mí (Presencia), el ser vivo que está aquí y ahora, dándose cuenta de todo esto y gestionándolo. En esta posición, nos conectaremos con nuestra sabiduría más profunda, lo cual facilitará enormemente el trabajo.

– Cuerpo: Hacerlo presente, interactuar con él, asegurando su correcto funcionamiento.

– Pensamientos, ideas y escenarios mentales que se crean. Pregúntate… ¿Por qué y para qué está generando mi mente esto?

– Sentires: Emociones, sentimientos y sensaciones.

– Deseos y rechazos.

– Sistema de juicios: Conocer su funcionamiento, lo que implican, los criterios que utiliza nuestra mente para emitirlos, de dónde provienen, etc. Y cuestionar todo esto.

– Sistema de referentes internos de mi mente sobre lo que es importante en la/mi vida y lo que no y, especialmente, sobre dónde realmente se juega este “partido”, en el exterior o en mi interior. Y lo haremos procurando distinguir entre Consciente e Inconsciente. Especial atención a los criterios que utiliza nuestra mente para enjuiciar qué es estar bien, qué es aprovechar suficientemente la vida y qué es crecer y desarrollarse. Esto nos conecta con la vital cuestión de respondernos a la pregunta de cuál es el sentido de nuestra vida. Su propósito y significado.

– Gestión del pasado, de nuestra historia de vida. Sanación de Situaciones Pendientes.

– Gestión del futuro. Las expectativas. Estilo de afrontamiento y visión.

– Gestión del Ahora. Un Ahora que debe ser integrador de futuro y pasado.

– Actitudes: Conforme vaya asentándose, podemos ampliar el PACÁ, incorporando una actitud interna hacia mi fluir de energías, que debe ser de total apertura y, asimismo, asegurar el mantenimiento de una actitud positiva y movilizadora, promoviendo y facilitando lo que nos hace crecer y nos aporta bienestar.

– Concretar nuestra relación con nosotrxs mismxs, las demás personas y la vida y la muerte.

– Gestión de las experiencias: Manteniendo una actitud correcta y contrastando, a cada momento, con la realidad. Preguntándonos cuál es la influencia real de tal o cual evento/input en nuestro estado de ánimo (y no movernos en las ideas que tiene nuestra mente sobre lo que va a ocurrir). ¿Es verdad o, en la práctica, en la vivencia directa del momento, no es tan bueno o tan malo como mi mente había imaginado?

¿Qué soy? ¿Qué Es? Estas son las preguntas clave a las que podremos ir respondiendo como resultado y recompensa que todo este trabajo.

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