Nuestras mentes han estado sometidas a muchas presiones en los últimos tiempos. Tras seis semanas de confinamiento, de excepcionalidad en la que hemos sufrido noticias impactantes y un cambio radical en nuestras vidas cotidianas, ahora casi cuando aún estamos en período de adaptación, hemos de situamos ante un nuevo cambio. Otro más. El desconfinamiento y, más allá, la incertidumbre de qué supondrá eso que llaman la nueva normalidad.
Aparecen muchas preguntas ¿Qué ocurrirá? ¿Qué será de mí? ¿Cómo me sentiré y estaré? ¿Cómo será el proceso de adaptación y mi vida posterior? ¿Y mis seres queridos? ¿Qué perderemos? ¿Ganaremos en algo? Aparecen también muchos sentires, a menudo contradictorios: alegría o tristeza, deseos o rechazos por el inicio de la vuelta a la normalidad, también puede haber inseguridad y el subsiguiente sentir de miedo ante la preocupación por el futuro, etc. Todo ello puede producir alteraciones en nuestro Estado de Ánimo.
Desde el punto de vista del trabajo de Autorrealización, nuestra principal tarea es abrirnos a todo lo que nos produce la situación, integrarlo todo como partes de una realidad compleja y situarnos ante ella dándonos tiempo a la asimilación desde una posición lo más global que nos sea posible.
En línea con lo anterior, el objetivo de este texto no es decirte qué debes hacer. Y mucho menos, decirte cómo debe ser tu nueva normalidad. Eso pertenece a la libertad individual y al camino propio que cada cuál hemos de recorrer. No hay reglas en esto: a algunas personas, por sus características o su situación concreta en estos momentos, se les abrirá un camino, una forma de hacer las cosas y una visión de cuál quiere que sea su nueva normalidad. Para otras personas, será muy diferente, quizás, todo lo contrario. Así es la enorme riqueza de la variabilidad humana.
El objetivo es facilitar que estos procesos individuales se hagan con el máximo de conciencia y se adecúen lo más posible a nuestro camino de crecimiento. También que contribuyan a nuestro bienestar. En realidad, este es el objetivo global cuando aplicamos la Autorrealización a nuestras vidas.
Para ello, como siempre, necesitamos comprender, lo mejor que podamos, lo que está sucediendo en el exterior y, sobre todo, en nuestro interior. Observamos y cuidamos que nuestra actitud sea la adecuada. (Vente PACÁ). Para ello, como siempre, nos hacemos la pregunta: ¿Hay Paciencia, Aceptación, Confianza y Acogida amorosa en mí? Y respiramos conscientemente.
Y también podemos establecer unas preguntas iniciales que nos ayuden en nuestra observación. Recuerda que estas preguntas no nos las hacemos para entrar en una dinámica mental de buscar respuestas y tampoco son un listado de deberes a hacer. Nos sirven como apertura inicial. Algunas se contestarán y otras no.
¿Cómo he vivido la crisis y la situación de confinamiento? ¿Por qué ha sido así? ¿Qué relación tiene con mi historia de vida y la situación de mi mente? ¿Qué carencias había en mí que hayan podido influir? ¿Qué creencias? ¿Qué hábitos? ¿Qué juicios?
¿Qué pensamientos están surgiendo? ¿Qué sentires? ¿Qué inseguridades? ¿Qué deseos y rechazos? ¿Qué quiere mi Niñx Interior, realmente? ¿A dónde me lleva eso?
¿Dónde está el crecimiento? ¿Cómo conjugar mejor desarrollo y bienestar?
Sitúate ante todo esto, aquí y AHORA. Respira. Integra todo lo que vayas encontrando. Aunque te parezca contradictorio, todo ello forma parte de tu realidad interna. Acepta lo que te encuentras, no emplees tus energías en pelearte con la realidad. Y, a partir de ahí, disponte a favorecer el cambio de lo que consideres necesario.
El proceso de desconfinamiento y la nueva normalidad serán transitadas de maneras muy diferentes entre unas personas y otras. No hay una única forma correcta o una mejor manera de hacerlo. Pero sí hay una manera lo más correcta posible de situarnos ante el proceso, asegurándonos que vivimos la experiencia con el máximo de conciencia posible.
En el fondo, las formas concretas no son lo más importante. Haz lo que tengas que hacer, sin imponerte un ideal o modelo externo. No debemos exigirnos estar en un nivel ideal en el que no estamos y sobre el que, realmente, no sabemos si es lo más adecuado o no. Nunca sabemos por dónde pasa exactamente nuestro camino de crecimiento, al que a menudo imaginamos como una línea recta pero que, en realidad, está compuesto de muchas curvas y altibajos.
Para ello, atiende y toma en consideración a tu realidad interna, a la que en ningún momento debes obviar. Recuerda que el sentido correcto siempre es desde dentro hacia fuera.
Lo único realmente grave es que permitas que tu mente se auto-engañe. Sé tú. Hazte presente. Evita, en la medida de lo posible, que tus ideas y sentires te suplanten. Y vive. (Y permite lo mismo en las personas que te rodean).
Nos vemos en el camino.