Ejercitándonos en el Amor

Hoy hablamos del ejercitamiento práctico dirigido a favorecer el normal fluir de la vibración amorosa en nosotrxs. Lo primero que hay que indicar es que, prácticamente, todo lo descrito para el trabajo con la confianza es aplicable a la otra de las energías básicas; el amor.

Así, el trabajo se guiará por los mismos objetivos y líneas generales establecidas para la confianza:

– Conocer y comprender bien su naturaleza y funcionamiento: es una energía natural que aparece en el ser humano cuando ninguna alteración u error de funcionamiento de nuestra mente lo impide. Por tanto, no ha de estar condicionada a ningún hecho, rendimiento o circunstancia.

– Observar para comprender y mantener la actitud adecuada.

– Facilitar su aparición, en el caso de que esté cortado su fluir o sea muy deficiente. Para ello podemos utilizar varias técnicas de conexión con la infancia o de generación de escenarios figurados.

– Una vez que percibamos su presencia, podemos asentarla utilizando, por ejemplo, el ejercicio de movilización de energías.

– Trabajar sobre las condiciones que le pone nuestra mente a su natural fluir.

– Proceso de reaprendizaje para que la mente se habitúe a funcionar con o desde esta energía.

También, al igual que ocurría con la confianza, el amor es una energía sutil que desaparece fácilmente bajo determinado tipo de emociones como, por ejemplo, la rabia o el miedo. Esto nos permite hacer un trabajo a partir de una pregunta ¿Estoy funcionando desde el amor o desde el miedo?

Desde el amor o desde el miedo

Una relación sana con el amor implica haber identificado y superado los conflictos o dolores que he acumulado a lo largo de mi historia de vida con mi madre-padre y resto del mundo. Aceptando la realidad tal y como es, comprendiendo y aceptando que las otras personas también funcionan desde el miedo.

Se impone, pues, un proceso de observación profundo y con exigencia de gran honestidad hacia mi. En este proceso, como en todos, irán apareciendo cosas conforme avanzo en mi comprensión. Una vez vayan apareciendo, he de gestionar adecuadamente las nuevas situaciones que se producen. Una nueva verdad descubierta cambia, necesariamente, cómo percibo la realidad y, por tanto, también mis Respuestas. Pero este proceso o mecanismo a menudo no es inmediato y se da un periodo en el que ya me doy cuenta de cosas pero aún no me han aparecido los suficientes cambios en mis Respuestas. Llegado a este punto es importante aceptar que la mente tiene sus procesos y que necesita sus tiempos y no distorsionar esos procesos con deseos e impaciencias o, peor aún, con rabia porque no me gusta lo que veo.

He de incorporar lo que va saliendo, haciéndolo presente, dándole consistencia de realidad pues, muy posiblemente, mi mente intentará obviar lo nuevo que ha aparecido y seguir con sus hábitos adquiridos y escenarios conocidos (recordad que, a menudo, para la mente es mucho mejor “malo conocido” que “bueno por conocer”).

El camino es ir haciendo evidente las contradicciones y, más profundamente, las causas que vayan apareciendo; la verdad que hay debajo de los síntomas. Dicho de otra manera, incorporar lo descubierto a mi mirada o posición ante el tema. Y tener paciencia para que el proceso de cambio se vaya produciendo a su ritmo natural. La única excepción a esta norma es cuando la conducta en cuestión produce daños a otras personas o a mi mismo/a. En esta fase es muy útil el “Vente PACA.”

Como pauta de observación, se presenta a continuación una tabla con dos columnas. En cada columna aparecen cualidades, situaciones o características que se dan en las dos posiciones posibles, cuando actuamos desde el amor o lo hacemos desde el miedo.

¿Desde dónde me relaciono? El mercaillo del amor

Desde el amorDesde el miedo
No hay personaje o, al menos, no tiene la fuerza suficiente como para determinarme. Funciono desde el yo-experiencia y/o el yo-central.Funciono desde el Personaje o yo-mental/ego.
No hay nadie a quien defender de nada. Lo que se percibe es una sensación de yo sin que haya ideas sobre ese yo, es decir, ideas sobre mi misma/o. Aparece, poco a poco, una sensación de eje.Hay un yo al que defender de los innumerables peligros. Es una sensación de yo que está envuelta en ideas sobre lo que creo ser.
No hay juicios, no aparecen o lo hacen con insuficiente fuerza como para determinarme.Me muevo en los juicios. Constantes juicios hacia las demás personas y hacia mí. Son juicios que tienen como objetivo empoderarme ante las otras personas y asegurarme estar haciendo las cosas correctamente para tener más seguridad amorosa.
Vivo en el AHORA. No hay más. El pasado ya no existe y el futuro no es más que especulaciones sobre posibilidades con las que “juega” mi mente.Vivo y mis relaciones afectivas se establecen enmarcadas en el tiempo.
Las relaciones, presentes, pasadas y futuras, no me producen alteraciones emocionales y/o mentales.Me alteran las relaciones o, al menos, algunas de ellas.
No hay medición de lo que damos y recibimos.Hay medición de lo que damos y recibimos a cambio.
No hay celosAparecen, inevitablemente, los celos. Son señal de inseguridad.
Las relaciones afectivo-amorosas no tienen más objetivos que ser y desarrollarse.Aparecen objetivos: conseguir más capital amoroso, evitar su pérdida, asegurarme una posición, etc.
Las personas son un fin en sí mismas, nunca instrumentos para conseguir algo.En el fondo, vemos a las personas como instrumentos. Instrumentos para aumentar o asegurar nuestro capital amoroso.
No hay necesidad de adaptación, ni propia ni ajena. No hay necesidad, por ejemplo, de seducir.Mi mente está continuamente adaptándose al “mercado”, es decir, desarrolla las conductas que entiende que le van a proporcionar más seguridad afectiva. También adaptamos la imagen interna que hemos construido de las otras personas, para que sea más cercana y amigable o para justificar la ruptura. Necesito seducir para hacerme más atractivo/a.
Mi bienestar y seguridad no dependen de mi posición afectiva-amorosa con respecto a otras personas. No hay dependencia afectiva.Siento que mi seguridad y bienestar están en juego y que dependen de las otras personas. Aparece la dependencia afectiva.
Mi amor no depende de las conductas o actitudes de las otras personas.Mi amor aumenta o disminuye dependiendo de las conductas o actitudes de las otras personas.
No necesito ser/sentirme especial.Necesito ser especial, sentirme especial. Soy más especial que el resto, bien porque soy más sensible, bien por otras causas. Estoy yo y el resto del mundo. Mi dolor justifica cualquier cosa.
Completa simetría o igualdad en el nivel de realidad asignada a las otras personas y a mi misma/o.Aparece la asimetría: en el fondo no estoy dispuesta/o a dar lo que pido a las otras personas. Mi dolor justifica cualquier cosa.
Me veo a mi y veo a las otras personas en su integralidad. En sus distintos niveles de funcionamiento y sus mecanismos de causas-efectos: nivel de personaje y también al nivel de persona. Comprendo.Veo a las otras personas como personajes. Esto es así porque me veo a mi también en el nivel del personaje. Bajo nivel de comprensión y alto nivel de juicio racional y afectivo.

Cómo usar este cuadro. Ejercitando mi yo-experiencia en el amor.

Como dice Blay, todo se desarrolla ejercitándolo, también el amor. Se trata de ejercitar y consolidar mi yo-experiencia, situándome cada vez más en el amor. Mirando incansablemente las emociones e ideas que se interponen.

Concretando, el objetivo de este documento y más específicamente del cuadro de la página anterior, es contar con una guía que nos ayude en este proceso, especialmente, aportándonos pautas para una mejor observación y comprensión de lo que está ocurriendo.

Hay, quizás, una cuestión previa a resolver. Se trata de aprender a diferenciar bien cuándo estoy ejercitándome en el amor o cuándo estoy aplicando un nuevo “deber ser” consistente en la autobligación de relacionarme desde el amor. Se trata de lo que hemos denominado “el buenismo”, actitud desde la que me autoimpongo cosas pero no hago el trabajo de observación profunda y honesta necesaria para descubrir las causas de mi alejamiento de mi fuente de amor.

Básicamente, sabremos que estamos en una posición u otra porque, además de lo indicado, nos aparecerán los síntomas de la columna “desde el miedo” cuando estamos actuando desde el buenismo. Así, habrá un personaje al que defender (me identifico con ese personaje-contrucción mental) y habrá objetivos, más o menos ocultos, en mis acciones bondadosas.

Ejercitarme en el amor exige una toma de conciencia sobre cómo me relaciono con el amor. He de comprender los mecanismos, las causas que hay bajo los síntomas (que son las conductas emitidas y recibidas). Para ello, utilizamos la tabla anterior como referente para el proceso de toma de conciencia y usaremos la observación como instrumento.

Algunas indicaciones sobre la forma de ejercitar mi energía afectiva-amorosa:

1.- La actitud general con la que acometo este proceso es fundamental. Recuerdo la importancia del “Vente PACA.” (Paciencia, Aceptación, Confianza y Acogida). Una actitud sensata y práctica que me lleve a no emplear energías en lamentaciones o autojuicios y sí en avanzar en la comprensión y superación de las situaciones.

Una actitud abierta, compasiva y bondadosa hacia las otras personas y a hacia mí… Pero también sabiendo que no hay nada ni nadie a quien defender (ni a una/o mismo, ni a otras personas). Siendo consciente que tapar no es la solución y sabiendo que lo peor es tener miedo a lo que pueda haber oculto…

2.- Prestando atención (observando) todos los elementos que hemos trabajado en la tabla, atendiendo cómo se presentan en mí. Desde el yo-experiencia nos situamos a cada momento en el AHORA, poniendo toda nuestra energía, comprensión y afectividad en cada acto. Desde ahí, utilizaré una observación combinada de las dos columnas y las aplicaré a cada situación… ¿Por qué estoy en el miedo? ¿Por qué no estoy en el amor?

Una observación continuada nos irá aportando un panorama general de mi relación con el amor e información específica y en detalle de cómo están funcionando los diferentes mecanismos que intervienen. Desde ahí podré identificar (darme cuenta) mejor y más rápidamente de cuándo estoy actuando desde el miedo o desde el amor. Especial atención deberé prestar a la relación que tienen mis respuestas con mi historia de vida: ¿Es la primera vez que siento/pienso/actúo así?

3.- Poniendo en cuestionamiento mis percepciones y principios más básicos acerca de mis relaciones afectivo-amorosas…. No dando nada por hecho o por supuesto. Por ejemplo: poniendo en cuestionamiento esas ideas profundas que hay en mi sobre lo que puede ocurrir si alguien deja de quererme-valorarme.

4.- Cuestionando continuamente los juicios y autojuicios que aparecen: ¿Quién los hace? ¿Desde qué código ético o de conducta? ¿Desde qué instancia?

5.- Haciendo un esfuerzo por verme y por ver a las personas en su integralidad. Intentando comprender las causas, los orígenes de las conductas que estamos emitiendo o recibiendo y que son siempre síntomas de lo que hay debajo. Comprobaremos que al dar con las claves-causas, todo se relaja y el amor se abre paso.

6.- Atendiendo especialmente a las asimetrías afectivo-amorosas que me muestra mi mente. Esas asimetrías son situaciones en las que mi mente me devuelve que, en lo más profundo, no estoy dispuesta/o a dar lo mismo que quiero recibir.

7.- Mirando de frente los miedos e inseguridades (causas de rabias y malestares) que acometen a nuestro personaje/ego. Estamos muy pendientes de no dejarnos llevar por esos miedos, que generan un escenario mental que “justifica” la actuación desde el miedo. El miedo significa que algo me acerca a alguna de mis ideas aceptadas sobre mi y/o la vida (yo-idea, sociedad-idea).

8.- Ejercitándome en conductas y escenarios que estén lo más “limpias” que me sea posible. Por limpias entendemos que hayamos identificado y relajado los elementos que me llevan a actuar desde el miedo.

9- Mirando, observando mi actitud general hacia la sociedad, hacia las personas que quiero y hacia mí mismo. Dicho de otra manera, mirando mi “estilo de afrontamiento” hacia las relaciones y la vida en general.

10.- Con confianza, sabiendo que tras el aparente “abismo” siempre está la verdad y el amor.

11.- Trabajando también mi derecho al amor, mi derecho a estar conectada/o al amor y a no permitir que me invadan los sufrimientos ajenos. Al igual que las otras personas, Tengo derecho a la plenitud.

12.- Aceptando que, en cada momento, no puedo dar más que lo que hay en mi, ya sanado. Así pues, no forzando acciones amorosas que no surjan en mí de manera clara y limpia. Si no lo ves (si no has comprendido suficientemente las causas y el mecanismo), no lo hagas (no fuerces una Respuesta) sólo porque pienses o creas que debes hacerlo.

Que te llenes de amor

Que estés bien

Que puedas estar en paz y cómoda/o

Que seas feliz

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