El estado de ánimo

Vamos a utilizar una expresión y un concepto, comúnmente conocidos, para seguir avanzando en el aprendizaje de la gestión de nuestras energías. Nos va a servir para comprender mejor la interrelación entre nuestro estado energético de base y el Inconsciente, con la intervención también del Consciente y nuestra Consciencia global. Y su repercusión en el cuerpo.

El estado de ánimo es el estado energético resultante de la suma o confluencia de todas las energías que, en ese momento, está emitiendo la mente. Se refiere al estado o situación de nuestrx Niñx Interior y tiene, como consecuencia, una actitud profunda de esa zona de nuestra mente, lo que determina su funcionamiento y Respuestas. A, su vez, el Consciente se verá afectado en la medida y proporción en que nos identifiquemos con la actividad de nuestro Inconsciente. Conlleva, además, en el aspecto inteligencia, una visión o mirada determinada del sí mismx y hacia la vida en general.

Aunque se denomine como estado, lo cual hace referencia a una cierta permanencia o estabilidad, lo que es cierto, es necesario indicar que, en realidad, es un fluir de energías que están cambiando constantemente. Dependerá de la confluencia entre el estado previo y el continuo devenir de acontecimientos que nos llegan. Fundamentalmente, eventos (tanto internos como externos) y la interpretación que hace de ellos nuestra mente.

Pero necesitamos, para comprenderlo mejor y poder gestionarlo, concretar cuáles son los componentes de lo que llamamos estado de ánimo. Es decir, qué elementos lo conforman y determinan. Las principales son:

– Vitalidad, ganas de hacer, ser o vivir.

– Capacidad de lucha y resistencia.

– Impulso y creatividad.

– Alegría o Tristeza.

– Nivel de conexión con la energía afectivo-amorosa y el estado de ésta.

– Serenidad o excitación, intranquilidad, alteración, ansiedad, desencaje internos, etc.

– Predisposición a una visión más optimista o más pesimista.

– Actitud ante la recepción de los eventos que nos van viniendo (el devenir de la vida).

– Actitud interna de apertura o cierre y rechazo: tanto con respecto al exterior como al interior.

– Noción interna y profunda de mí, de las otras personas y de la vida.

– Percepción interna de las energías disponibles (estado energético base).

Nuestra mente está constantemente evaluando tanto el exterior como el interior y, especialmente, nuestra capacidad y posibilidades de afrontar todo eso. Y del resultado de esos juicios, se generan nuevas Ideas Aceptadas que, a su vez, producen energías que se irán sumando a las ya existentes, mezclándose y que darán como resultante final un estado energético que es lo que denominamos, nuestro estado de ánimo.

Cualquier situación vivida y cualquier actividad interna de nuestra mente, por ejemplo un pensamiento que nos lleve a un escenario mental, tendrán capacidad para influir en nuestro estado de ánimo. Su mayor o menor incidencia tendrá mucho que ver con el estado de ánimo previo y, sobre todo, con la asignación de mayor o menor importancia que le asigne nuestra mente.

Por ejemplo, si nos sucede un contratiempo en algo en lo que nuestra mente ha proyectado su valía o su seguridad, este hecho tendrá mucha capacidad para cambiar nuestro estado de ánimo. O si nuestra mente percibe una grave carencia de una determinada energía, por ejemplo, la confianza o la afectividad, cualquier hecho (externo o interno) que nos aleje o acerque a ellas, tendrá asimismo, una importante repercusión en nuestro estado de ánimo.

Por lo general, y utilizando terminología de Blay, podemos decir que todo aquello que nos acerque a nuestro Yo-Ideal activará y subirá nuestro ánimo, mientras que todo aquello que la mente interprete como un acercamiento al Yo-Idea, lo bajará, negativizará y/o alterará.

Esto se verá mitigado conforme vayamos avanzando en nuestro proceso de Autorrealización y, paulatinamente, este juego del personaje vaya perdiendo fuerza y vaya avanzando nuestra capacidad de desidentificación con respecto a la actividad de nuestra mente.

Así pues, nuestro estado de ánimos es la resultante de los sucesivos juicios e interpretaciones que está emitiendo nuestra mente. Los principales son:

– Juicio sobre si lo he hecho o lo estoy haciendo bien o mal. Mi capacidad y valía.

– Juicio sobre si voy a estar bien o a estar mal. Bienestar/Malestar.

– Juicio sobre mi seguridad vital y afectiva. Aquí se incluyen la percepción e interpretación que hace nuestra mente sobre los juicios que hacen las demás personas sobre nosotrxs.

– Juicio sobre mi crecimiento y desarrollo.

– Juicio sobre los futuros acontecimientos (expectativas). Y mi capacidad o posibilidades de hacerlo bien y disfrutar.

– Juicio sobre los acontecimientos ya pasados. Su interpretación

– Juicio sobre las sensaciones percibidas, tanto físicas como psíquicas.

Los resultados de estos juicios interactúan sobre el estado de ánimo previo. Pero, a su vez, este estado previo influirá en el propio proceso de emisión de estos juicios. Así, si la mente está ya negativizada y, por tanto, con un estado de ánimo bajo o negativo, los juicios tenderán a ir también en esa línea.

Por ejemplo, el que haya previamente impaciencia en mi mente, va a influir en el estado de ánimo, pues esa energía alterará su normal funcionamiento. Esto hará que los juicios se vean también alterados, lo que provocará que las “sentencias” que emita mi sistema de juicios sean más negativos, lo que también afectará al estado de ánimo y, muy presumiblemente, aumente la impaciencia. Todo está relacionado e interactúa.

Y, por supuesto, todo esto tiene una incidencia directa en nuestro cuerpo, que responderá directamente a la energía que llega de nuestra mente.

En el próximo artículo trataremos la forma de gestionar adecuadamente nuestro estado de ánimo. Como cuestión previa, os remito al texto titulado ¿Verdad o Bienestar? Es especialmente aplicable a la gestión de nuestro estado de ánimo, pues si tenemos como objetivo único o principal el Bienestar, casi con toda probabilidad se darán distorsiones importantes y nos aparecerán deseos ansiosos de bienestar y rechazos al malestar, lo cual hará que nuestra observación se distorsione, dificultando enormemente la comprensión y posterior gestión.

Sin embargo, el objetivo de La Verdad de lo que somos, en este caso, la verdad de lo que está ocurriendo en mí, genera menos alteraciones, es más limpio y adecuado para el trabajo. Porque, además, la verdad conlleva bienestar. Afortunadamente, el estado natural de una persona es de bienestar y nos vamos acercando a él conforme vamos quitando las mentiras y errores que nublan nuestro entendimiento y entorpecen el normal fluir de nuestras energías.

2 opiniones en “El estado de ánimo”

  1. Muchas gracias !! es clarificador ver las interconexiones y todo lo que hace que el «estado de animo» se vea influenciado. Cual es el texto que dices que se llama ¿»Verdad o bienestar»?. Un abrazo Antonio

    1. Hola Cristina:
      El texto era el primero de esta serie que estoy publicando en esta fase de confinamiento. Bueno, se publicó un poco antes de empezar la cuarentena. Pero lo he buscado aquí en el Blog y no aparece. Seguramente se me pasó. Sí que está en Facebook. Lo pongo a continuación:

      ¿Bienestar o Verdad?

      ¿Cuál es el objetivo más apropiado en nuestro trabajo de Autorrealización/Desarrollo Personal?

      La mayoría de las personas se interesan por el trabajo de desarrollo interior movidas por un malestar interno. A veces las causas de este malestar es puramente psicológico (errores en el funcionamiento de la mente) y otras la causa es, más bien, un anhelo, una inquietud interna en busca de la verdad de lo que somos.

      A menudo también, estos dos factores se mezclan e interactúan.

      Pero ¿Cuál es la motivación mejor para que nuestro proceso de desarrollo se de en las adecuadas condiciones?

      El problema de tomar la búsqueda del Bienestar como objetivo único es que, en sí mismo, genera grandes distorsiones. Es muy fácil que la mente acabe rechazando el malestar y buscando ansiosamente el bienestar.

      Sin embargo, el objetivo de La Verdad de lo que somos, genera menos alteraciones, es más limpio y adecuado para el trabajo. Porque, además, la verdad conlleva bienestar. Afortunadamente, el estado natural de una persona es de bienestar y nos vamos acercando a él conforme vamos quitando las mentiras y errores que nublan nuestro entendimiento y entorpecen el normal fluir de nuestras energías.

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