Gestionando el sistema de juicios (1). ¿Existe la objetividad?

En el texto anterior se ha definido la existencia, en nuestra mente, de un sistema encargado de la emisión de juicios y valoraciones. Hemos visto la necesidad de su existencia pero también la facilidad con la que ese sistema puede funcionar erróneamente. Recordemos sus elementos principales:

– El estado interno desde el que se hacen.

– Zona de la mente desde el que se realiza.

– Criterios aplicados.

– El objetivo.

– El veredicto.

– Las consecuencias.

Curiosamente, no aparece en este listado un elemento fundamental: Lo juzgado, es decir, los hechos, persona o situación objetos de juicio. Y no aparece porque, sencillamente, este elemento no forma parte de nuestro sistema de juicios. O no directamente.

El sistema último que realiza el juicio podríamos denominarlo como “aséptico” porque es una actividad mecánica en la que no interviene directamente ningún factor subjetivo, aunque sí y mucho, indirectamente. Podríamos imaginarlo como una máquina a la que le llegan diferentes productos y que elabora una masa o material. Lógicamente, dependiendo de qué productos o materias prima le lleguen a la máquina, así será la masa resultante.

Y el “producto” inicial es el objeto juzgado, que se podría definir como un objeto mental construido que elabora nuestra mente a partir de la percepción e interpretación que hace de una realidad, ya sea externa o interna.

No obstante, este elemento es tan importante que empezaremos por él, en el camino de aprender a gestionar nuestro sistema de juicios. La situación ideal sería aquella en la que nuestra percepción e interpretación dieran lugar a una reproducción en el interior de nuestra mente del objeto juzgado que fuese absolutamente fiel a la realidad de lo ocurrido o está ocurriendo. Pero esto es difícil de conseguir.

Nunca se nos puede olvidar que somos producto de una cultura determinada y unas circunstancias individuales concretas: una historia de vida-experiencias, con unas carencias específicas e individualizadas, deseos y rechazos, etc.

Desde un punto de vista evolutivo, nuestra mente no está hecha para ser objetiva en sus juicios, sino más bien, para proveernos de seguridad y bienestar. Así, pues, en principio, no es fácil que el objeto observado y juzgado sea, realmente, una fiel reproducción de la realidad. Dicho de otra manera y poniendo como ejemplo una típica de situación de conflicto con otra persona, nuestra mente tenderá a incluir distorsiones que sean favorables a nuestra posición y seguridad, asignando cualidades negativas a la otra parte o distorsionando, más o menos sutilmente, los hechos.

Con esto hemos de contar. Así pues, si queremos que nuestros juicios se acerquen a una suficiente objetividad, hemos de cuidar especialmente la observación y comprensión del objeto observado, incluyendo los factores subjetivos que están funcionando y revisando críticamente los procesos de valoración. En definitiva, la base de un sistema de juicios sano que funcione correctamente, pasa por un trabajo de revisión de todos los elementos que lo componen incluyendo, especialmente, la comprensión del objeto enjuiciado.

Podría decirse que es prácticamente imposible una objetividad absoluta, pero sí que es posible acercarnos a un nivel de objetividad suficiente como para que nuestros juicios sean precisos y contribuyan a nuestro proceso de crecimiento en vez de alejarnos de la realidad y alterarnos.

Las condiciones que hemos de cuidar para ir acercándonos a esta situación, son:

– Correcta percepción e interpretación de lo observado y que es el objeto a enjuiciar. Aplicando las revisiones y filtros correctores que sean necesarios.

– Aplicar los principios de reciprocidad, intercambiando las posiciones, y de ecuanimidad, asegurándonos que el resultado no cambia si cambian las personas. Un ejercicio muy útil suele ser sacar al Yo-mental o ego que está incluido en el objeto a enjuiciar. ¿Cómo sería esta situación si no fuese yo quien está ahí?

-Asegurar una visión global e integradora, no permitiendo que la mente se cierre.

– Asegurar que todos los elementos o fases del juicio funcionan lo más correctamente posible. Incluyendo también las consecuencias que provoca.

Con respecto a este último elemento indicar que, en principio y con un funcionamiento sano, los juicios y valoraciones nos aportan un necesario posicionamiento y visión ante las personas, el mundo y la vida en sí.

Pero, con una enorme facilidad, en la práctica lo que están haciendo es marcar una distancia. Una posición de Yo ante el resto, ante lo exterior. Es una frontera dura y artificial que favorece el aislamiento, la dualidad. Los juicios no bien emitidos favorecen un reforzamiento del yo mental, ese que está construido a base de ideas, aportan una falsa sensación de seguridad y/o superioridad que busca nuestra mente y que se convierte en un claro impedimento para nuestra comprensión y desarrollo.

Por su parte, los auto-juicios no emitidos correctamente nos limitan y negativizan. Cortan o dificultan nuestra conexión con las energías básicas, generan un mayor malestar y dificultan nuestro entendimiento y desarrollo.

Con respecto a las causas de los juicios o, más bien, las causas que provocan un aumento en su cantidad y dureza, cabe mencionar una ley general que establece una proporcionalidad entre mi malestar e inseguridad y la necesidad de mi mente de juzgar.

Y, por último, mencionar una cuestión muy interesante. Ya que estamos observando todo este sistema y ahondando en su conocimiento, causas y efectos, podemos aprovechar la observación de sus elementos, los criterios o modelos aplicados para comprobar si todo esto lo estamos aplicando, de alguna manera, a nuestro proceso de desarrollo y Autorrealización y, en concreto, al trabajo con el sistema de juicios.

Meditación: Observando el sistema de juicios

Antes de seguir avanzando y adentrarnos en la gestión concreta del sistema de juicios, os propongo esta meditación sobre el sistema de juicios (observación) que parte desde un breve centramiento.

También se incluye un ejercicio de respiración-relajación con el mismo objetivo, observar para comprender, nuestro sistema de juicios.

Espero que os sirvan.

Meditación: Observando el sistema de juicios.
Respiración-relajación: Observando el sistema de juicios.

Sobre el sistema de juicios

Nuestra mente está realizando juicios y valoraciones de situación, constantemente. De hecho, del acierto o desatino en este sistema, ha dependiendo en buena parte, nuestra supervivencia como individuos y como especie. Desde el punto de vista evolutivo, se ha premiado a aquellos individuos cuyos juicios han resultado más acertados y han asegurado su supervivencia y éxito sobre otros individuos y el medio. Es decir, una valoración o juicio óptimos sobre la situación, coloca al individuo en una posición de ventaja competitiva sobre el resto.

La mente está evaluando continuamente las situaciones, tanto internas como externas. Y las compara con un ideal. Y el resultado de esa valoración, si es suficientemente consistente y robusto, se incorpora al conjunto de Creencias/Ideas Aceptadas desde la que funciona y emite sus Respuestas. Como todos, es un sistema que se retroalimenta a sí mismo y que está interactuando con el resto de sistemas, continuamente.

Pero… ¿Qué hacemos ante esto? ¿Como gestionamos adecuadamente nuestro sistema de juicios?

A diferencias de las escuelas o corrientes (principalmente orientales) que establecen una especie de guerra o negación total de la utilidad de los juicios, aquí nos situamos más bien, en la necesidad de aprovechar y aprender a gestionar correctamente este sistema mental, de tal manera que vayamos avanzando hacia una sanación paulatina de los criterios o referentes que utiliza nuestra mente (tanto a nivel Consciente como Inconsciente) para establecerlos y, en consecuencia, dictar sus sentencias (que se convierten en Creencias o Ideas Aceptadas que, a su vez, se incorporarán como nuevos o renovados criterios para futuros juicios.

Lo primero que se impone, como siempre, es un proceso de observación mantenida, hasta convertirnos en expertxs en nuestro sistema de juicios. Los principales elementos a observar, son:

– El estado interno desde el que se hacen. ¿Desde qué Actitud? ¿Estoy en el PACÁ? ¿Desde qué Ideas Aceptadas-Creencias previas? ¿Qué nivel de tensión interna hay, serenidad o sobre-excitación ? ¿Qué emociones son imperantes? ¿Qué deseos o rechazos hay hacia mí, la vida o las otras personas?

– Zona de la mente desde el que se realiza. ¿Lo está emitiendo mi Consciente, mi Inconsciente o es una mezcla de ambos? Si es mi Consciente… ¿Prevalece un yo mental hecho desde las ideas o ya hay un Yo-Experiencia suficientemente asentado? ¿Qué ideas sobre mí, están activas?

– Criterios: Criterios : El ideal o modelo normativo aplicado con el que se compara la actuación o situación. En un juicio siempre se da una comparación. ¿Qué ideal está utilizando mi mente para compararse?

– El objetivo: ¿Con qué objetivo se realiza el juicio, aprender y crecer o autoafirmación del Yo mental o culpabilización y castigo? ¿Qué busca mi mente? ¿Está huyendo de algo?

– Veredicto: Es el resultado de ese juicio.

– Consecuencias: Nivel de asimilación como nueva creencia o actualización de una antigua y su incidencia real en nuestra conducta futura.

A la vista de los elementos que intervienen, parece clara la gran oportunidad de profundizar en el conocimiento de nuestra mente que nos ofrece la observación del sistema de juicios. Así hemos de contemplarlos, como una oportunidad. Alejándonos, lo más posible, de una situación de identificación con respecto a esta actividad de nuestra mente.

Especial mirada hay que tener con respecto a los auto-juicios, en cuya observación y gestión nos ayudará mucho preguntarnos ¿Desde qué instancia o autoridad, una parte de mi mente me enjuicia como persona?

Párate, observa el sistema, en detalle y en su conjunto. Busca sus elementos, diferenciándolos entre sí. Mantente ahí, hasta que se vaya elaborando una visión global y un conocimiento suficientemente consistente de lo concreto.

Y adéntrate aún más. Por momentos, situate en ese Yo que es sometido a juicio… ¿Cómo se siente? ¿Cómo se ve a sí mismx, a la vida y a las demás personas? Por otros, sitúate en ese Yo que juzga, esa parte de tu mente que está aplicando los criterios y normativas de esa manera tan extrema. Y date cuenta: No eres ni uno ni otro. Acógelos a ambos. Desde tu Consciencia global si puedes o desde tu Yo-Experiencia. Haz un esfuerzo por ampliar la mirada y muéstrale a tu mente todo esto.

¿Desde dónde juzga mi mente y desde dónde es juzgada? ¿Desde la confianza o desde la desconfianza? ¿Desde la acogida amorosa o desde el miedo?

Meditaciones. Observación desde el PACÁ y sin identificarse.

Seguimos con la práctica. Hoy tenemos 2 meditaciones para que vayamos ejercitando y mejorando nuestra observación.

Ejercitar la observación a través de meditaciones específicas favorece enormemente nuestra capacidad de introspección. La mente va elaborando un mapa de referencias internas y va aprendiendo mejor qué observar.

Esto nos prepara para poder observar mejor a cada momento.

Meditación: Actitud adecuada (PACÁ) y desde ahí observar la actividad de la mente.
Meditación: Observación de la Mente sin identificarse. Pensamientos y sentires.

Meditaciones: Observando las Respuestas.

A continuación tenéis dos meditaciones dirigidas a ejercitar la observación y, en especial, a poder darnos cuenta de las Respuestas que emite nuestra mente.

Nuestra mente está emitiendo continuamente Respuestas, tanto a nivel Consciente como Inconsciente. Es clave que las identifiquemos bien y desde dónde se emiten.

Hay que decir también que, a menudo, podremos observar dos momentos diferenciados: una Respuesta inicial y, tras ella, una Respuesta a esa Respuesta o, más bien, al nuevo escenario que se ha creado a partir de la primera.

Ejercitar la observación en estado meditativo nos permitirá profundizar más en nuestro conocimiento. Es un complemento ideal a la observación que vamos haciendo, a cada momento.

Mira, especialmente, desde dónde sale esa Respuesta. Desde qué parte de tu mente y desde qué noción profunda de Yo.

Recuerda: No te identifiques con lo observado. Si lo puedes observar, sencillamente, NO ERES TÚ.

Meditación: Observación de la Mente y las Respuestas
Meditación: Los 3 Focos, La Plenitud y la Observación de las Respuestas

La observación en la práctica. Pautas.

Comprender qué está ocurriendo en mí y en mis relaciones con el exterior. Y cuáles son las Respuestas que está emitiendo mi mente ante todo eso. Este sería el objetivo básico de la observación.

A veces, esto se va produciendo de manera paulatina y en tiempo, conforme se están produciendo los eventos. Otras, a menudo cuando coinciden varios factores que interactúan y se acumulan entre sí o bien cuando no hemos prestado suficiente atención a algo, nuestro entendimiento queda un poco retrasado con respecto a los acontecimientos. Lo notaremos porque lo que percibimos es una alteración difusa sin explicación aparente. En este momento lo que percibimos son los síntomas más externos de nuestro estado: una mente alterada, intranquilidad, malestar, desasosigo, tensiones, etc. Y un cuerpo que está reflejando todo eso.

Cuando nos damos cuenta de esto es el momento de ponerse manos a la obra. A continuación se establecen una serie de preguntas que podemos ir haciéndonos, a modo de protocolo a seguir, y que nos pueden ayudar a situarnos y a comprender mejor la situación, sin dejarnos atrás ningún elemento clave. Pero ojo, estas pautas de observación han de tomarse como una ayuda, un soporte o una guía, nunca como algo “obligatorio” a cumplir.

Estas preguntas son:

1.- ¿Tengo la actitud adecuada? Hago la revisión y me digo: Vente PACÁ.

2.- ¿Estoy abiertx a mis energías básicas, especialmente la Confianza y el Amor?

3.- ¿Qué está ocurriendo, en concreto?

– Qué pensamientos e ideas están apareciendo. ¿Por qué y para qué hace esto mi mente?

– Qué sentires surgen: emociones, sentimientos y sensaciones. ¿Por qué responde así mi mente?

– ¿Qué deseos y rechazos hay?

– ¿Qué juicios y autojuicios está emitiendo mi mente?

– ¿Qué apegos hay?

– Mi mente… ¿Está serena o alterada? ¿Está excitada o deprimida? ¿Cuál es su estado?

4.- ¿Me estoy identificando con alguna actividad de mi mente? ¿Desde qué zona de mi mente (Consciente o Inconsciente) estoy viviendo esto?

5.- ¿Qué Creencias o Ideas Aceptadas, están activas?

6.- ¿Qué hábitos están marcando las Respuestas de mi mente?

7.- ¿Cómo está funcionando el sistema Yo-Idea y Yo-Ideal? ¿Y el personaje?

8.- ¿Está activa y presente mi Consciencia global e integradora y mi Sabiduría profunda? ¿Qué es lo más inteligente, acertado y efectivo, aquí?

Como siempre, la base de una buena “investigación” es partir de las preguntas adecuadas. Ellas nos llevarán a un proceso de avance en nuestra comprensión. Os propongo que hagáis una aplicación práctica de este “cuestionario” a vuestra situación actual.

Y, por favor, que os sirva como ayuda y para contar con la seguridad de que nada importante se nos está escapando. Pero nunca como una nueva obligación que nos provoque una tensión añadida ¡Que ya tenemos bastantes!

La observación. Técnicas y herramientas avanzadas.

En el proceso de ejercitamiento de la observación y en la natural maduración que conlleva, van apareciendo algunos instrumentos de gestión que favorecen la comprensión y, más allá, la paulatina desidentificación con respecto a la actividad de nuestra mente y también con respecto al cuerpo.

Pero antes de entrar en nuevas técnicas, hay que recordar que la clave de una buena observación en la posición interna de compromiso con la verdad que se ha de convertir en una curiosidad cuasi-científica por comprender lo que está ocurriendo. Y hacerlo con la mayor concreción posible. No han de valernos ambigüedades. Y, por supuesto, el PACÁ, la actitud adecuada, que es el complemento necesario para una correcta observación.

Especial atención, en este punto, a los mecanismos automáticos (Hábitos) de cierre o rechazo que son tan antiguos en nuestra mente que apenas podemos identificarlos. Cuando la mente cree que no va a poder acometer algo y que le va a provocar mucho sufrimiento, puede generar un mecanismo para no verlo.

En primer lugar, trataremos el uso de nuestra capacidad de razonamiento. Como ya se ha dicho anteriormente, esta capacidad ha de ser utilizada siempre de manera auxiliar. Es un buen complemento a nuestra actitud base de apertura curiosa y rigurosa a la realidad de lo que está ocurriendo en nuestro interior y en el exterior. Se plasma, fundamentalmente, en el hilo de pensamiento y en los escenarios internos que genera nuestra mente a partir de ahí.

En el devenir de nuestro pensamiento, utilizamos el razonamiento lógico, que incluye funciones lógicas como son la comparación, la deducción y la inducción.

Cuando podemos comparar dos escenarios o situaciones diferentes, adquirimos una profundidad de campo que amplia el potencial de comprensión. Podemos comparar el mismo objeto de observación tras los cambios que se producen con el paso del tiempo, es decir, comparamos la misma situación en dos momentos distintos. También podemos comparar las Respuestas que emite nuestra mente en dos escenarios relacionales diferentes, por ejemplo en nuestra familia y en nuestro entorno laboral.

Y también podemos utilizar la fantasía, una función por la que tenemos la capacidad de generación de escenarios figurados. Aquí aprovechamos la dificultad que tiene nuestro Inconsciente para diferenciar la realidad de la ficción. Esto es lo que permite que disfrutemos plenamente en el cine o el teatro. Si usamos esta limitación de nuestro Inconsciente, que tanto sufrimiento nos provoca en el día a día, a nuestra conveniencia, podemos generar escenarios internos figurados que nos permitan observar qué Respuestas emite nuestra mente Inconsciente ante ese escenario. Esto nos aportará mucha información.

Volviendo a la comparación, utilizamos la fantasía para poder comparar las respuestas o reacciones de nuestra mente ante la realidad que creemos estar viviendo, con las que emite ante esas situaciones imaginadas.

También se potencia nuestra capacidad de comprensión cuando empezamos a poder diferenciar entre las respuestas emitidas por nuestro Consciente de las emitidas por nuestro Inconsciente.

Con respecto a las otras dos funciones del razonamiento lógico, la inducción y la deducción, cabe decir que los resultados que nos reporten, hemos de tomarlos sólo como hipótesis de trabajo. Nunca como realidades concluyentes. Este último nivel ha de estar reservado a las evidencias, que son verdades contundentes que se muestran a nuestra mente y sobre las que percibimos que no cabe duda alguna.

En cualquier caso, es muy adecuado acostumbrarnos a cuestionar siempre los resultados de nuestra observación. Todo va cambiando continuamente, todo va madurando y lo que hoy creemos que es de una manera, mañana podemos verlo de otra. Hay que procurar no convertirnos en esclavos/as de las comprensiones que realiza nuestra mente. Una buena pregunta que podemos hacernos es ¿De verdad esto es así?

En general, observaremos el devenir de nuestro hilo de pensamiento y los escenarios que genera. Miraremos qué desea y qué rechaza nuestra mente a través de ellos, también cuáles son las creencias o Ideas Aceptadas que lo están determinando. Y los juicios que emite, con especial atención a los criterios que se están utilizando en ellos. Y, por supuesto, las respuestas que emite nuestra mente ante todo esto.

Por debajo del nivel del pensamiento e ideas

Hay todo un mundo por descubrir bajo el nivel cognitivo-lógico de nuestra mente consciente. De hecho, esta dimensión no es más que la punta de un iceberg. Hay más realidad debajo del pensamiento que en su seno. Los principales elementos que nos vamos a encontrar, son:

– El fluir de las energías básicas.

– Sentires: emociones, sentimientos y sensaciones (tanto corporales como psíquicas).

– Nuestx Niñx Interior: su estado y sus respuestas.

– La Consciencia global e integradora.

– Una inteligencia primaria a nivel Inconsciente (que es mucho menos concreta y verbal que la Consciente). Genera deseos y rechazos, juicios, interpretaciones, un determinado afrontamiento (actitud), etc. Y una sabiduría profunda.

– La noción de YO y la Presencia de mí.

– Y cuando vamos asentando este espacio, aparece también una sensación de conexión y apertura a “algo” que está más allá del mundo que conocíamos desde nuestro Consciente. También irá apareciendo una conexión energética con todos los seres vivos y la naturaleza.

Para acceder a este nivel, contamos con técnicas como son la respiración y relajación, la meditación, el trabajo directo con el cuerpo (estiramientos conscientes, yoga, etc.), el ejercicio físico. También ayudan mucho el PACÁ y la maduración de la observación hacia una observación central e integradora.

Trataremos este tema más detenidamente en otra ocasión.

Y si me pierdo… ¿Qué hago?

Todas las personas pasamos por momentos de pérdida. Situaciones en las que nuestra mente entra en un estado de desorientación donde parece que todo se difumina, que se olvida todo lo aprendido y una espesa niebla se cierne sobre nuestra mirada.

La mente teme mucho estos momentos. Se siente desubicada y sin referentes. El consciente no puede ejercer su función habitual de control y esto hace que aparezca mucha alteración y malestar. Hay un rechazo y huida de estos momentos.

Pero, justamente, son momentos especialmente fructíferos. Cuando se vienen abajo los referentes de la mente, todo un mundo de posibilidades se abre. Así pues, hemos de hacer un esfuerzo para que no se produzca este temor y rechazo en nuestra mente.

Este estado de nuestra mente es especialmente propiciatorio para la aparición de la presencia de mí ante mi mente y el exterior. Y facilita, además, situarnos en el aquí y el ahora. Pero, para ello, es necesario mantener la calma y no permitir que nos arrastre la respuesta de miedo y ansiedad. Sé tú, date cuenta de ti, en esta situación. Aprovéchala. Pronto pasará y volverán las estructuras mentales que nos limitan.

La Observación mantenida y Central. Efectos y algunos peligros

La observación mantenida va a ser una herramienta muy utilizada en el proceso de Autorrealización. Nuestra mente posee una poderosa cualidad: si mantenemos la observación-atención (haciéndolo de la manera adecuada) sobre cualquier objeto (emoción, pensamiento, problema concreto, etc.) poco a poco, va apareciendo la esencia de ese objeto, la verdad que hay debajo y le da energía para que exista como tal en nuestra mente.

Esto rompe con la idea habitual que tenemos de que es preciso “pensar mucho” sobre algo para resolverlo. El proceso real es muy diferente: manteniendo la atención irá apareciendo la verdad. En este proceso, el pensamiento y razonamientos sólo los utilizamos secundariamente, bien para incorporar una nueva certeza que ha aparecido, bien para dejarla funcionar de forma concreta y controlada si nos interesa en ese momento, para ver qué ocurre en el proceso de pensamiento-razonamiento.

En realidad, estamos hablando de un proceso de aprendizaje y funciona bajo los mismos principios generales que el aprendizaje. Usaremos dos ejemplos para verlo mejor:

Situación a) Aparece una nueva persona en nuestra vida, por ejemplo, en nuestro lugar de trabajo… Si nos dedicamos a observarla, sin tener siquiera que hablar con ella, poco a poco iremos aprendiendo más sobre ella. Llegará el día en que la conoceremos muy bien, sabremos de sus gestos, sus conductas, reacciones, etc.

Situación b) Nos vamos a vivir a otro lugar, con características muy diferentes del lugar en que vivimos actualmente (por ejemplo, nos vamos de la ciudad al campo o de un país a otro)… Al principio todo es nuevo y nos parece muy difícil todo. Nos cuesta mucho trabajo quedarnos e interiorizar todos los datos que recibimos del nuevo espacio que estamos conociendo… Pero luego, poco a poco, todo va encajando. Conocemos más cosas y los nuevos hechos o datos, los podemos encajar mejor…

En ambos casos estamos hablando de un proceso que no puede acelerarse. Nuestra mente necesita de este tiempo, de ese proceso, de ese ir elaborando poco a poco el marco o contexto adecuado para conocer el nuevo espacio o realidad. Así funciona el aprendizaje.

La observación mantenida no implica que focalicemos nuestra atención exclusivamente en ese objeto. A la par que miramos ese objeto, mantenemos la atención global.

La observación también nos facilita la conexión con nuestro centro. ¿Quién observa? ¿Desde dónde observo?

Atención a quién/qué observa… Desde luego, al principio, es desde el Consciente. No hay otra manera. Pero la parte de la mente que observa comienza a estar “liberada” de condicionamiento.

Esto es un proceso lento y paulatino. Al principio puede ocurrir que se de un fenómeno de “doble personalidad”, es decir, que aparezca otro yo (mental) que es quien observa. Lo miramos también y poco a poco se irá diluyendo. Hemos de evitar hacernos una idea concreta acerca de este centro, pues cualquier idea que tengamos será limitativa e impedirá su crecimiento.

Poco a poco se irá creando una consciencia en nosotras/os de la existencia de un punto central desde el cual se observa. Al principio, necesariamente, nuestra mente le asignará cualidades “personales” y mantendrá una actitud determinada de observación. Miramos esto también para que vaya diluyéndose.

Hemos de ir acostumbrándonos a decir cosas como: A mi mente le está costando trabajo asumir tal o cual cosa, o tal o cual cambio/proceso… ¡No a mi, a mi mente!

En el proceso de desidentificación de lo que no somos, que es lento y con altibajos, hemos de ayudar a nuestra mente, mostrándole cariñosa y reiteradamente la Realidad. Y la realidad es que ella es una parte más de lo que soy, no es el centro. He de ir desidentificándome de mi mente y de los diferentes sistemas y mecanismos que la componen.

Así pues, la observación, además de permitirme abrirme a la verdad y conocer la realidad de lo que hay en mí y en el mundo, tiene otra consecuencia relevante: va permitiendo que se vaya dando un acercamiento hacia lo que soy en realidad, facilita que vaya apareciendo una conciencia de quién/qué observa y se vaya produciendo una mayor y mejor conexión con mi esencia o SER.

Algunos peligros o las desviaciones más comunes que se dan

Suele surgir una sensación de desconsuelo y angustia ante la evidencia, que va apareciendo, de lo que hasta ahora hemos sido: un personaje huyendo de lo que cree ser y en busca desesperada de un ideal.

Ante esto es muy importante que tomemos conciencia de que, simplemente, lo que está apareciendo es el resultado de una mente que ha funcionado toda la vida sin el conocimiento necesario de lo que es en realidad. A partir de ahí, los diferentes sistemas mentales han “malfuncionado” y se han aprestado a defenderse de los peligros que identificaban en cada momento.

Y, como resultado de todo ello, en nuestra mente está presente todo lo que vemos a nuestro alrededor: la maldad y la bondad, el egoísmo y el altruismo, la violencia y la paz… No podría ser de otra manera y, ante esto, el problema se genera porque hay una estructura mental (personaje-ego) que necesita mantener una autoimagen. Miramos esto.

En este punto es importante recordar que, en el ser humano, no hay cualidades negativas. Por ejemplo, la violencia no es más que una manifestación de nuestra energía-fuerza que está distorsionada (por ideas aceptadas y emociones). Nuestro egoísmo no es más que la pretensión de nuestro ego-personaje de asegurarse algo que considera importante para su supervivencia o bienestar… Lo observamos y vamos desentrañando lo que hay debajo.

Hemos de observarlo todo con la misma mirada y actitud: lo que nos produce bienestar y lo que nos produce malestar, lo que está de acuerdo con nuestro ideal de lo que somos o queremos ser y lo que está en desacuerdo. Todo por igual, pues todo esto no son más que indicaciones de cuál es nuestro camino, de qué cosas hemos de trabajar. Me abro de par en par ante mi egocentrismo y miro qué hay debajo.

Sin juicios morales que aquí no sirven para nada, sólo para distorsionar nuestra mirada. Miraremos con compasión todo aquello que vaya apareciendo.

Otro factor distorsionador que suele aparecer es ver todo lo negativo y no prestar atención suficiente a lo positivo: Al principio nos desborda la cantidad de cosas que vemos, nuestro yo-idea, nuestro yo-ideal y el personaje. Aparece todo aquello de lo que llevamos años huyendo.

Es importante hacer esta labor de limpieza que incluye, además de lo que nos ha producido malestar, aquello a lo que nos hemos agarrado-apegado para compensar todo eso con bienestar. Pero es también muy importante que prestemos atención a todo ese nuevo mundo que aparece en nosotros/as. Nuevo sólo por inhabitual o inconsciente porque siempre ha estado ahí.

Especial importancia tiene prestar atención a los espacios de conciencia que aparecen a partir del centro desde el que observamos. También a las, cada vez, más frecuentes e intensas manifestaciones de nuestro SER profundo que poco a poco vamos a ir percibiendo. Y a la alegría que esas conexiones nos van a producir y, sobre todo, a la propia situación de ir acercándonos a esos focos de alegría-paz-lucidez que estamos fomentando.

Las resistencias: suelen aparecer resistencias de la mente a seguir siendo observada, a permitir que siga apareciendo todo aquello de lo que siempre ha huido. Se pueden dar en forma de malestar, rechazo, desgana, inseguridad u otro tipo de alteraciones.

Por último, indicar el peligro de empoderarme o etiquetarme como buscador/a espiritual y, aún más, asumir cierta superioridad por ello con respecto a la gente “normal” que no sabe de esto.

Nuevamente es mi personaje-ego quien está utilizando la nueva situación para hacer lo que siempre ha hecho: usarla para garantizar su seguridad y supervivencia. Esto produce lo que podríamos denominar un “superpersonaje” o, dicho de otro modo, una nueva estructura mental artificial con ideas acerca de mí y de lo que soy.

Si aparece, lo observamos, vemos sus raíces y vamos diluyéndolo.

La observación. Esquema general

La observación es la base de todo el proceso de Autorrealización. Es la herramienta que utilizamos para darnos cuenta, para tomar conciencia y comprender la Realidad de lo que somos y de lo que nos está ocurriendo. Esto es fundamental para poder iniciar el proceso de cambio.

Pero para que esta potentísima herramienta funcione y cumpla con todo lo que nos puede aportar, hemos de aprender a gestionarla adecuadamente. No nos sirve cualquier tipo de observación.

Lo primero es definirla y concretarla bien. Llamamos observación a un proceso o acción en la que activamos parte de nuestras funciones mentales con el objetivo de comprender mejor. Sus elementos más destacados son: la atención, la percepción, la retención o memoria y ya en la última fase de elaboración de conocimiento, la creatividad y la comprensión.

Para esa elaboración e integración de nuevo conocimiento, una de las herramientas más predominantes y conocidas, es el pensamiento. Como tal herramienta, es potentísima. Tanto, que en nuestra cultura, ha eclipsado a las demás y, más allá de eso, ha provocado un error gravísimo: la identificación con nuestro pensamiento.

Lo usaremos como herramienta auxiliar, pero evitaremos basar excesivamente nuestro proceso de comprensión en el pensamiento y los escenarios mentales que crea nuestra mente. Con el tiempo nos vendrá la evidencia, la comprensión, de que no son suficientemente fiables como para protagonizar el cambio de paradigma que buscamos; la profunda comprensión de cómo funciona nuestra mente y, consiguientemente, de lo que somos en realidad. Por ello, recibiremos su actividad y la incluiremos en nuestro objeto de observación, como un elemento más. A menudo, habremos de preguntarnos ¿Por qué y Para qué se está produciendo este pensamiento?

Observar adecuadamente conlleva, además, una actitud de base: posición y disposición. Una posición que se aleje del mundo de las ideas que ha construido mi mente sobre mí y que se acerque a la curiosidad por saber lo que está ocurriendo en mí, alejándose en lo posible, que al principio del proceso de observación no es mucho, del entramado de ideas que ha construido la mente.

Aprender a observar es un proceso. Y se aprende observando, ejercitando nuestra mente en esa actitud profunda y en esa posición de perspectiva con respecto a la actividad de nuestra mente. Al principio, mil y una veces nos daremos cuenta de que hemos dejado de observar. Si ante eso permitimos que nuestra respuesta sea de juicio y tensión, este proceso de aprendizaje tardará más en dar sus frutos. En cambio, si sonreímos y volvemos tranquilamente al punto de observación, cada ida y vuelta será un peldaño añadido en nuestro proceso de aprendizaje.

En la práctica, es muy habitual que al principio acometa a la persona una sensación de no estar haciéndolo bien, de no estar observando adecuadamente. La mente se impacienta y quiere acelerar el proceso aplicando una autoexigencia. Habremos de prestar atención a este síntoma que nos puede llevar a la frustración y al abandono.

Aprender a observar, pues, implica un proceso de aprendizaje profundo. Y, como tal, necesita de un cambio de hábitos y de actitudes en nuestra mente, tanto en el nivel más externo o racional y consciente, como en el nivel más interno o inconsciente. Y, como todos los aprendizajes profundos, es lento y discontinuo.

Tal es la fuerza del hábito de nuestra mente de dejarse llevar por los escenarios mentales (las “películas” que genera nuestra mente haciendo alusión, más o menos correcta, a la realidad), que no podemos esperar que el nuevo hábito de observar objetivamente para comprender, se instaure fácilmente. En la práctica, las personas suelen tardar meses en incorporar un nuevo hábito que conlleve una observación objetiva.

Tan lento que puede, a veces, desesperarnos… ¡Otra vez se me ha escapado! Ante esto procuramos no generar tensión interna. Especial atención a los auto-juicios. Al contrario, sonreímos y volvemos a la observación, quizás, ayudándonos del Vente PACÁ. Mucha Paciencia, Aceptación, Confianza y Acogida Amorosa, hacia nuestro propio proceso de cambio y desarrollo.

Esta mención a la actitud adecuada, el PACÁ, no es casualidad. Ambas herramientas, la observación y la actitud, conforman el binomio clave para nuestro desarrollo. Observar desde una actitud adecuada es la posición ideal para favorecer la comprensión y crecimiento.

Cabe remarcar también la atención. Disponemos de la capacidad para dirigir nuestra atención a donde decidamos. Puede ser a un foco concreto (cualquier objeto mental, corporal u externo) o mantener una atención global, ampliada a todo o a varios objetos.

Es conveniente aclarar que lo que aquí se plantea es una situación “ideal” de observación. No obstante, lo importante es observar y hacerlo como podamos, sin obsesionarnos por hacerlo de la manera más correcta. Poco a poco (esto es cuestión de ejercitamiento) la iremos mejorando.

Este es un principio aplicable a todo nuestro proceso de Autorrealización: No nos obsesionemos con hacer las cosas de manera perfecta pues, fácilmente, colapsaremos y abandonaremos todo el trabajo. Lo importante es ejercitarnos y ya iremos mejorando nuestras habilidades poco a poco.

Los principios generales aplicables a la observación, son:

  • Sin juicio. No es un examen ético o moral. No debe haber examen pues esto implica una comparación con un “deber ser” y, además, nos distorsiona la mirada, nos corta la conexión.
  • Sin pensamiento. Si entramos en pensamiento perdemos el punto central de observación. Dejamos de observar y empezamos a intentar “resolver” el problema.
  • Sin deseos o rechazos,ni objetivos concretos, pues esto también nos distorsionará la mirada. El único objetivo válido es conocer la verdad pues en esa verdad encontramos lo que buscamos, nuestro SER.
  • Sin ideas previas sobre cómo deben ser las cosas. Huyendo de cualquier tipo de “modelo”.
  • Preguntándonos por qué, para qué y cómo, pero sin permitir que a estas preguntas siga un pensamiento. Se hacen sólo para establecer el marco de nuestra observación.
  • Se observa todo y siempre empezamos por lo que ahora aparece en mi mente.
  • Mantengo la misma mirada limpia ante todas las cosas, independientemente de que me produzcan bienestar o malestar. Son síntomas igualmente. Aprovecho todo para conocer más. Así pues, cuido especialmente la actitud desde la que observo.

¿Observación sin juicio, sin deseos y sin pensamiento?

Es conveniente matizar esto. Durante una larga fase del proceso, no es que no haya pensamiento, juicio o deseos, lo que se va produciendo es un cambio radical en la concepción y funcionamiento de estos sistemas

Pasamos de una situación de desconocimiento e “ingobernabilidad” de nuestros pensamientos, deseos, emociones y juicios a otra en la que tomamos conciencia del funcionamiento de estos sistemas mentales y vamos, poco a poco, aprendiendo a gestionarlos en nuestro beneficio. Los utilizaremos para saber más, para conocer “qué hay ahí”, qué hay debajo de lo que observamos. Y, a nuestra conveniencia, los pararemos. Ya no nos identificamos con ellos, los tratamos como lo que son: sistemas que nos aportan información de lo que hay.

Así pues, lo que hacemos es que incorporamos los juicios, deseos, pensamientos, emociones, etc., al objeto de observación, utilizándolos como fuente valiosísima de información sobre cómo funciona la mente.

Meditación: Yo ante mi mente y su actividad.

Seguimos con ejercicios que nos ayuden en nuestra práctica. Hoy toca una meditación y una respiración-relajación.

La meditación se denomina “Actitud ante mi mente”. Va dirigida a ayudarnos a desarrollar una actitud, no ya sólo ante una situación concreta, no ya sólo hacia una actividad concreta de nuestra mente, sino una actitud ante nuestra mente en su globalidad. Nos ayudará mucho en nuestra tarea de gestión de la mente y su actividad y también, lo que es muy importante, nuestro proceso de desidentificación.

La respiración-relajación se denomina “Estar en mí, acogerme y, desde ahí, recibir la actividad de mi mente”. Bueno, yo creo que con el título está suficientemente explicada.

Espero que os sirvan.

Meditación: Actitud ante mi mente
Respiración-relajación: Estar en mí, acogerme, y desde ahí, recibir la actividad de mi mente.