Sobre el deseo y el rechazo.

Junto con el de los juicios, el sistema de emisión de deseos y rechazos, es quizás el más primario y el que más nos determina en nuestro devenir diario.

Imaginemos los primeros seres vivos hace cientos de millones de años. Algunos desarrollaron sistemas de detección externa de alimentos y/o de peligros. Son los primeros albores de lo que conocemos como inteligencia.

Esta primaria acción ya conllevaba el funcionamiento de los dos sistemas mentales referidos: un juicio para discernir qué se puede comer y qué no y también para distinguir qué es peligroso de lo que no (básicamente qué me puede comer a mí y qué me puedo comer yo) y un sistema de deseo o rechazo como reacción a ese juicio, para acercarme o alejarme de dicho ser u objeto.

Millones de años de evolución han complejizado estos sistemas hasta niveles extraordinarios, como en el caso del ser humano. Pero, básicamente, siguen haciendo lo mismo y sirven para lo mismo. Para favorecer mi superviviencia y, si es posible, darme una ventaja competitiva que me permita sobrevivir más y mejor que el resto.

De este esquema se deduce, además, que el deseo o rechazo es la reacción posterior a un juicio o valoración. Y así es. Cuando sentimos alguna de estas dos emociones es porque nuestra mente ha emitido un juicio sobre ese objeto y ha dictaminado si acercarnos o alejarnos de él.

Y sí, son emociones. Cumplen perfectamente la denominación de emoción: la emisión de una energía que tiene por objetivo la comunicación de un mensaje-información, por parte de la parte de la mente desde la que se está emitiendo el juicio, al resto; la que tiene capacidad de actuar en consecuencia.

Hace millones de años, el sistema funcionaba en base a informaciones directas de la realidad exterior, como por ejemplo, la emisión de determinados componentes químicos que eran detectados por el ser vivo y que, dependiendo de las sensaciones a partir de las reacciones químicas internas que se produjeran, así sería el veredicto del juicio. La reacción de deseo o rechazo era directa a partir de esos criterios y resultados.

Pero el ser humano ha evolucionado con respecto a esa situación. Aún seguimos utilizando las sensaciones físicas, producidas por elementos químicos u otros factores. Pero también utilizamos otros muchos medios o vías para la emisión del juicio. Y, principalmente, en esta sociedad de desconexión de lo natural, nuestros juicios se basan ahora en el mundo construido de las ideas, que como mucho, son una burda reproducción interna y virtual, un reflejo sólo aproximado, de la realidad.

Así, a menudo ya no deseamos directamente alimentarnos y cubrir nuestras necesidades de proteínas, vitaminas, etc., sino que ahora nos “apetece” comer y hacerlo en tal o cual lugar, con tales o cuales alimentos extremadamente elaborados, etc., etc.

Y, más allá de eso, nuestras mentes han construido todo un mundo virtual paralelo que tiene capacidad para marcar nuestros juicios y, por tanto, nuestros deseos o rechazos. Volviendo al ejemplo de la partida de ajedrez, si nuestra mente se ha proyectado sobre ese tema y cree que vale más o menos según los resultados en ese juego, o cree que estará más integrada, aceptada, admirada, querida… Y por tanto, más segura según los resultados de mis partidas de ajedrez, entonces generará todo un conjunto de deseos y rechazos en la medida que crea que me acerco al ideal de ser el/la mejor jugadxr de ajedrez del mundo o me acerco al Yo-Idea de que, en el fondo, no valgo tanto como las otras personas.

Podemos establecer una clasificación para ayudarnos en la observación y comprensión. Nos ayudará tanto en la comprensión de nuestro sistema de deseos y rechazos, como del anterior de juicios, como de la situación de carencias energéticas que podamos estar sufriendo, como finalmente, de la estructura de ideas que haya generado nuestra mente: Yo-Idea, Yo-Ideal y Personaje, según Blay.

De las numerosas que podemos encontrarnos, quizás, la más famosa es la establecida por Abraham Maslow en su pirámide de las necesidades humanas (aunque él nunca las presentó como tal figura geométrica). Son por orden: fisiológicas, seguridad, afiliación o pertenencia, reconocimiento y autorrealización.

Estas clasificaciones siempre son muy problemáticas , dado que a menudo, se mezclan e interactúan las carencias y necesidades naturales con los objetos construidos por la mente. Y no podemos obviar este hecho. Para ello, necesitamos contar con una clasificación básica que tenga en cuenta la interacción entre lo natural o primario y lo construido mentalmente.

Puede ser:

– Necesidades o carencias fisiológicas primarias: comer, beber, dormir, actuar, descansar, resguardarse del frío o del calor y de peligros físicos inmediatos, etc.

– Necesidades o carencias de energías básicas: las tres más básicas son Consideración, Confianza y Cariño o Amor. Esto da lugar a las sensaciones de validación, integración, seguridad vital y afectiva, etc.

– Necesidad de desarrollo y crecimiento: Tienen mucho que ver con las sensaciones de aprovechamiento de la vida, del tiempo y de aportación a la sociedad. Dar sentido a nuestra existencia.

– Necesidades construidas, propias del Personaje, es decir, del Yo-mental construido a base de ideas. Van dirigidas a conseguir los objetos que la mente ha construido e identificado, a partir de la huida del Yo-Idea y de la búsqueda ansiosa del Yo-Ideal. Algunas pueden ser: necesidad de sentirme atractivx o de poseer tal o cual objeto, de tener éxito y conseguir admiración, estatus, poder, dinero, etc.

(En algunos textos podréis encontrar la diferenciación entre necesidad, referido a las tres primeras categorías, y deseo, referido a la última. No es el caso de este texto pero es bueno tenerlo en cuenta).

Esta clasificación hay que entenderla como dinámica y no como compartimentos estancos. Interactúan entre sí y todas, incluso las más básicas, estarán influidas por factores mentales. Tal es la situación que, a menudo, a las personas les cuesta identificar sus carencias y necesidades básicas y distinguirlas de las construidas.

Y este juego virtual, como bien dice Blay, es el guion oculto de nuestra vida. Y todo se basa en el funcionamiento erróneo de estos dos sistemas mentales, el de juicios y el de la generación de deseos-rechazos. Bueno, en esto y, sobre todo, en la identificación que ha hecho nuestra mente con respecto a ese mundo virtual interno generado por ella misma. El mundo de La Caverna, que ya describió Platón.

Desconfinamiento y “Nueva normalidad”

Nuestras mentes han estado sometidas a muchas presiones en los últimos tiempos. Tras seis semanas de confinamiento, de excepcionalidad en la que hemos sufrido noticias impactantes y un cambio radical en nuestras vidas cotidianas, ahora casi cuando aún estamos en período de adaptación, hemos de situamos ante un nuevo cambio. Otro más. El desconfinamiento y, más allá, la incertidumbre de qué supondrá eso que llaman la nueva normalidad.

Aparecen muchas preguntas ¿Qué ocurrirá? ¿Qué será de mí? ¿Cómo me sentiré y estaré? ¿Cómo será el proceso de adaptación y mi vida posterior? ¿Y mis seres queridos? ¿Qué perderemos? ¿Ganaremos en algo? Aparecen también muchos sentires, a menudo contradictorios: alegría o tristeza, deseos o rechazos por el inicio de la vuelta a la normalidad, también puede haber inseguridad y el subsiguiente sentir de miedo ante la preocupación por el futuro, etc. Todo ello puede producir alteraciones en nuestro Estado de Ánimo.

Desde el punto de vista del trabajo de Autorrealización, nuestra principal tarea es abrirnos a todo lo que nos produce la situación, integrarlo todo como partes de una realidad compleja y situarnos ante ella dándonos tiempo a la asimilación desde una posición lo más global que nos sea posible.

En línea con lo anterior, el objetivo de este texto no es decirte qué debes hacer. Y mucho menos, decirte cómo debe ser tu nueva normalidad. Eso pertenece a la libertad individual y al camino propio que cada cuál hemos de recorrer. No hay reglas en esto: a algunas personas, por sus características o su situación concreta en estos momentos, se les abrirá un camino, una forma de hacer las cosas y una visión de cuál quiere que sea su nueva normalidad. Para otras personas, será muy diferente, quizás, todo lo contrario. Así es la enorme riqueza de la variabilidad humana.

El objetivo es facilitar que estos procesos individuales se hagan con el máximo de conciencia y se adecúen lo más posible a nuestro camino de crecimiento. También que contribuyan a nuestro bienestar. En realidad, este es el objetivo global cuando aplicamos la Autorrealización a nuestras vidas.

Para ello, como siempre, necesitamos comprender, lo mejor que podamos, lo que está sucediendo en el exterior y, sobre todo, en nuestro interior. Observamos y cuidamos que nuestra actitud sea la adecuada. (Vente PACÁ). Para ello, como siempre, nos hacemos la pregunta: ¿Hay Paciencia, Aceptación, Confianza y Acogida amorosa en mí? Y respiramos conscientemente.

Y también podemos establecer unas preguntas iniciales que nos ayuden en nuestra observación. Recuerda que estas preguntas no nos las hacemos para entrar en una dinámica mental de buscar respuestas y tampoco son un listado de deberes a hacer. Nos sirven como apertura inicial. Algunas se contestarán y otras no.

¿Cómo he vivido la crisis y la situación de confinamiento? ¿Por qué ha sido así? ¿Qué relación tiene con mi historia de vida y la situación de mi mente? ¿Qué carencias había en mí que hayan podido influir? ¿Qué creencias? ¿Qué hábitos? ¿Qué juicios?

¿Qué pensamientos están surgiendo? ¿Qué sentires? ¿Qué inseguridades? ¿Qué deseos y rechazos? ¿Qué quiere mi Niñx Interior, realmente? ¿A dónde me lleva eso?

¿Dónde está el crecimiento? ¿Cómo conjugar mejor desarrollo y bienestar?

Sitúate ante todo esto, aquí y AHORA. Respira. Integra todo lo que vayas encontrando. Aunque te parezca contradictorio, todo ello forma parte de tu realidad interna. Acepta lo que te encuentras, no emplees tus energías en pelearte con la realidad. Y, a partir de ahí, disponte a favorecer el cambio de lo que consideres necesario.

El proceso de desconfinamiento y la nueva normalidad serán transitadas de maneras muy diferentes entre unas personas y otras. No hay una única forma correcta o una mejor manera de hacerlo. Pero sí hay una manera lo más correcta posible de situarnos ante el proceso, asegurándonos que vivimos la experiencia con el máximo de conciencia posible.

En el fondo, las formas concretas no son lo más importante. Haz lo que tengas que hacer, sin imponerte un ideal o modelo externo. No debemos exigirnos estar en un nivel ideal en el que no estamos y sobre el que, realmente, no sabemos si es lo más adecuado o no. Nunca sabemos por dónde pasa exactamente nuestro camino de crecimiento, al que a menudo imaginamos como una línea recta pero que, en realidad, está compuesto de muchas curvas y altibajos.

Para ello, atiende y toma en consideración a tu realidad interna, a la que en ningún momento debes obviar. Recuerda que el sentido correcto siempre es desde dentro hacia fuera.

Lo único realmente grave es que permitas que tu mente se auto-engañe. Sé tú. Hazte presente. Evita, en la medida de lo posible, que tus ideas y sentires te suplanten. Y vive. (Y permite lo mismo en las personas que te rodean).

Nos vemos en el camino.

Gestión de la alteración del sueño. El insomnio.

Las alteraciones del sueño son muy habituales y sus causas pueden ser muy variadas. En estos días de confinamiento y más conforme se va prolongando la situación, cada vez más personas manifiestan padecerlas.

¿Qué podemos hacer? ¿Cómo gestionamos nuestras alteraciones del sueño?

Gestionar esta situación nos exige, en primer lugar, separar bien las causas y mecanismos que producen esa alteración de las Respuestas que ha dado mi mente ante esa situación, es decir, de la gestión que estoy haciendo de la misma.

Como siempre, lo primero que se impone es observar para comprender a fondo lo que está ocurriendo. Por supuesto, observar desde la actitud adecuada (PACÁ).

Esto nos permitirá, en primer lugar, hacer la distinción mencionada. Una observación adecuada nos aportará la información necesaria para comprender qué es lo que ha originado inicialmente la alteración en nuestro sueño. A modo general, se indican algunas posibles:

– La alteración en el aspecto físico, producida por la situación que estamos viviendo: confinamiento con la consecuente imposibilidad de realizar actividades en el exterior y, por tanto, de facilitar un natural fluir de nuestras energías.

– La situación de incertidumbre, la inseguridad ante un porvernir incierto.

– Las situaciones de convivencia mantenida durante largo tiempo o de soledad mantenida largo tiempo, bajo los dos factores anteriores.

– La dificultad para vivir una situación cotidiana que puede ser excesivamente repetitiva y carente de novedades.

– Los malos hábitos adquiridos: alteraciones en la alimentación, exceso de estímulos a través de las pantallas, horarios u otros malos hábitos, etc.

Observaremos nuestra vida cotidiana y nuestro fluir energético, incluyendo el fluir del Estado de Ánimo. Todo ello para ir identificando qué factores están favoreciendo la situación de alteración interna (suele ser de aumento de la tensión-ansiedad, inquietud, desencaje, inseguridades-miedos, etc.).

La intervención sobre estos factores ha de hacerse, una vez los hayamos identificado, aplicando los principios generales de intervención y teniendo muy en cuenta qué efectos secundarios pudiera causar. Por ejemplo, si hemos adquirido un hábito que hemos identificado como un factor del aumento de la alteración en el sueño, antes de cambiarlo radicalmente, hemos de contemplar también qué función estaba cumpliendo en nuestro fluir de energías. Seguramente habremos de cambiarlo de todos modos, pero sabiendo qué interacciones están funcionando y, por tanto, cuáles serán las previsibles consecuencias de esa intervención.

Pero, más allá de la intervención con las causas objetivas de la alteración del sueño, hemos de revisar sistemáticamente y, en su caso, cambiar, la Respuesta que ha tenido nuestra mente ante esa alteración del sueño.

Por ejemplo, nos podemos preguntar si mantenemos la actitud adecuada en los momentos clave, cuando nos despertamos a horas inapropiadas o no podemos conciliar el sueño cuando se supone que toca.

También habremos de preguntarnos cuál es la actividad de la mente en ese momento, especialmente, de los pensamientos y los subsiguientes escenarios mentales que genera en esta situación.

Y, por último, preguntarnos si estamos usando las herramientas básicas como son la respiración consciente y la relajación, para ayudarnos a gestionar una respuesta adecuada.

Así pues, acometemos estas situaciones desde un PACÁ bien asentado. Una especial atención a la impaciencia y al deseo ansioso por dormirnos. Producen mucha alteración y son la mejor manera de no conciliar el sueño. Hay que tener en cuenta que la mente ya está en una situación de elevada alteración y, en estas circunstancias, cualquier energía alteradora potencia su capacidad de afectarnos.

Además, haremos una gestión de los pensamientos que, en este caso, sí que habrá de ser estricta. Pero la ocasión lo justifica y merece. Para ello, evitaremos en la medida de lo posible los hilos de pensamiento y las Ideas Aceptadas que nos alteren. La más típica es “mañana no voy a estar bien, voy a estar cansadx. Necesito dormirme ya”. En cuanto a los hilos de pensamiento, lo más habitual es que nuestra mente se vaya a intentar arreglar lo que nos altera o está pendiente por hacer.

Ante toda esta actividad inapropiada de nuestra mente, nos situamos y le decimos: “Ahora no es el momento de pensar en nada, ni de intentar resolver ningún problema o cuestión de mi vida, ahora es el momento de relajarme y descansar. Es necesario esto para poder estar bien y acometer las tareas o problemas, adecuadamente”. Y volvemos a la respiración consciente y nos acogemos.

También podemos aplicar ideas que nos ayuden en esta línea, como por ejemplo: “Descansar no es, necesariamente, dormir. Puedo descansar, simplemente, respirando conscientemente, relajándome y estando a gusto en mí. Eso vale”. Y me acomodo en mí.

Como siempre, la efectividad de nuestras intervenciones de gestión de nuestra mente dependerá de muchos factores, pero hay uno que siempre está presente: el ejercitamiento que hayamos realizado previamente, es decir, si la situación nos pilla entrenadxs o no.

Que descanséis bien.

El agradecimiento. (Incluye meditación).

El agradecimiento es una posición y disposición internas, es decir, entra dentro de la definición de lo que es una Actitud. Puede darse como respuesta a algo, externo o interno, o puede ser un estado y energía promovido por la propia persona, desde el interior hacia el exterior.

Como tal energía la podemos encuadrar en el Foco Energía Vital, aunque con muchas connotaciones con el Foco Amor-Afectividad.

También interviene el Foco Inteligencia, pues en su versión condicionada, cuando un hecho o suceso produce una reacción de nuestra mente, se produce como consecuencia de un juicio. Aunque sea a nivel muy primario, esa reacción de agradecimiento se da tras una valoración de nuestra mente. En su versión no condicionada ni reactiva, es decir, en la que es realmente importante, también tiene una dimensión en el Foco Inteligencia, pues influye en la visión de mi mente y en su sistema de referentes básicos de lo que es importante en la vida.

Es una energía cálida, dulce, acogedora, envolvente, que nos conecta positivamente con las personas y con la vida.

Como con todas las energías, la Idea Aceptada o Creencia que más la dificulta es la que dicta que algo externo ha de producirla, es decir, que no depende de nosotrxs. Y esto es absolutamente falso.

Hablamos de un agradecimiento de base, no condicionado. Un agradecimiento que favorezco en mí, al que me abro y permito su fluir incondicionalmente. Agradezco la vida que soy, agradezco la luz, la naturaleza, la existencia en sí.

Y favorezco que todo esto se vaya convirtiendo en uno de los referentes básicos y más importantes para mi mente.

A continuación tenéis una meditación favoreciendo el agradecimiento.

Gestionando el sistema de juicios (3) La gestión práctica a cada momento.

En cuanto a qué hacer y cómo hacerlo a cada momento, las soluciones no pueden ser universales y válidas para todos los momentos y todas las personas, es decir, las respuesta siempre empezará por un… Pues depende.

Como norma general podemos establecer el principio de Mínima Intervención Necesaria. Bajo este principio, lo ideal sería que apenas tuviéramos que intervenir, que nos bastara con un proceso de observación que diera lugar a una suficiente desidentificación con respecto a esta actividad de nuestra mente y a una ampliación de nuestro conocimiento y maduración de la misma, de tal manera que empezara a actuar a nuestro favor y no en nuestra contra.

En este estado de observación mantenida, aparece una nueva herramienta de gestión: someter al contraste de las experiencias diarias al objeto observado. Esto quiere decir que, cuando por cualquier circunstancias externa o interna, se active el objeto observado, en este caso el funcionamiento de mi sistema de juicios, lo contrastamos con la práctica, con la vivencia que se está produciendo en ese momento.

Esta acción provocará una dialéctica entre las estructuras mentales que están actuando con las evidencias directas que se derivan de la experiencia directa, de la vivencia práctica. Se produce una interrelación dinámica, creativa y sanadora.

Pero no siempre esto es posible o no siempre podemos esperar el suficiente tiempo, dado que los daños y alteraciones pueden estar siendo importantes. Así pues, hemos de situarnos ante la posibilidad real de que se nos den situaciones en que debamos intervenir más activamente, por ejemplo, cortando algunos de los juicios que emite nuestra mente o limitando activamente sus efectos y consecuencias, tanto internas como externas en nuestra relación con las demás personas y las situaciones.

Entonces… ¿Cuándo y en qué medida es conveniente cortar o permitir los juicios? ¿Cuanto permito que me influyan?

Los juicios son una gran fuente o canal de información, muy necesaria para aumentar el conocimiento sobre el funcionamiento de nuestra mente. Observar desde la actitud adecuada un juicio y sus elementos, nos da una oportunidad de profundizar en zonas de nuestra mente que no son fácilmente accesibles.

Nos permite, por ejemplo, identificar Ideas Aceptadas o Creencias muy incrustadas en nuestra mente, tanto Consciente como Inconsciente. Y hacer lo mismo con los hábitos o mecanismos automáticos que estén funcionando. Y, por supuesto, nos permite conectar con el Estado de nuestrx Niñx Interior, a partir de las Respuestas que está emitiendo en ese juicio. Por último, comprender bien las consecuencias nos aportará un enorme conocimiento sobre cómo se construye el sistema de referencias de nuestra mente, es decir, cómo nuestra mente “decide” lo que es importante de lo que no lo es.

Además, este sistema constituye, en sí mismo, un importantísimo canal de flujo de energías, permitiendo que nudos o errores de funcionamiento que crearían graves cortocircuitos energéticos, queden compensados aunque sea de una manera no adecuada y constructiva.

Así pues, habremos de limitar en lo posible las intervenciones en su número e intensidad. Siempre que podamos, habremos de mantenernos en una posición, lo más global y central posible, desde la que observar e ir mostrando a nuestra mente el error de funcionamiento que se está produciendo, permitiendo que de forma natural, ella misma se vaya corrigiendo.

Pero habrá ocasiones en que esta intervención deberá ser, necesariamente más contundente, más invasiva. Esto es así, especialmente, en aquellas situaciones en que podamos producir con nuestros actos de acción o inhibición, un daño a terceras personas o, bien, hayamos identificado claramente un daño propio. En estos casos, buscaremos un equilibrio saludable entre limitar al máximo este daño y mantener, en lo posible, una situación interna que nos permita el crecimiento. Y esto no siempre es fácil. Simplemente lo haremos, a cada momento, lo mejor que podamos y siempre prestando especial atención a las consecuencias de nuestra intervención: como principio, siempre que cortamos algo, la energía que estaba fluyendo habrá de buscar una compensación.

Otra situación típica en que es factible aumentar nuestro nivel de intervención, pero ésta con menos consecuencias, es cuando queramos generar un escenario interno diferente, con el objetivo de poder tener la experiencia o vivencia de funcionar desde ahí y observar para comprender mejor con la comparación entre las dos situaciones: por ejemplo, comparar cómo funciona mi mente con o sin tal o cual juicio.

Una situación o ejercitamiento ya avanzado en esta línea es cuando puedo adentrarme en el espacio mental de vivir-ser-sentir-comprender y la Presencia que se crea cuando me sitúo por debajo del sistema de juicios, de tal manera que puedo percibir su funcionamiento pero ya sin capacidad de incidencia. Desde aquí facilitamos un proceso madurativo de la mente en el que va generándose una alternativa real, vivida y posible, al modo de funcionar al que está acostumbrada. Le mostramos a nuestra mente lo bien que se vive sin juicios y cuánto se gana en la práctica en esa situación.

Esto ha de hacerse, preferiblemente, no cortándolos, sino permitiéndolos. Aunque al principio casi seguro que deberá ser.

En definitiva, aplicamos al caso de la gestión del sistema de juicios el principio general de que ningún sistema o función sobra en nuestra mente. El camino no pasa por cortar funciones de nuestra mente. Esta acción es verdad que nos aportará una situación, quizás, de mayor tranquilidad o espacio interno, pero el coste es demasiado alto.

Cuando están ahí es por algo y no debemos imbuirnos en un pretendido saber o derecho para actuar en contra de la naturaleza y millones de años de evolución. En realidad, esta actuación poco respetuosa y desde un Yo separado, es la que ha marcado toda nuestra relación como especie, con la naturaleza, el resto de animales, las otras personas y, en el fondo, con nosotrxs mismxs.

El camino de la tan famosa y buscada Plenitud pasa, más bien, porque todos los elementos de nuestra mente funcionen plenamente y debidamente integrados. Necesitamos de todos nuestros sistemas mentales para alcanzar una vida plena. Pero, para eso, necesitamos que funcionen correctamente.

Gestionando el sistema de juicios (2). Las dos grandes líneas de trabajo

Podemos plantearnos, a la vista de todo lo expuesto, dos grandes objetivos o líneas de trabajo en la gestión de nuestro sistema de deseos:

1.- Hacer el proceso de los juicios lo más consciente que sea posible, es decir, que nos demos cuenta, que tomemos conciencia de su funcionamiento lo máximo que se pueda, adquiriendo mediante la observación mantenida un conocimiento profundo y extenso del mismo.

2.- Facilitar lo más que se pueda, que el funcionamiento del sistema de juicios sea lo más adecuado y sano que sea posible, pasando de una situación en la que su funcionamiento nos altera y aleja de la realidad a otro en el que cumpla su objetivo de posicionarnos adecuadamente y favorecer nuestro desarrollo.

Cumplir con el primer objetivo nos exige una línea de trabajo basada en la observación mantenida que irá permitiendo que aumente nuestro conocimiento, tanto sobre el nivel consciente como en el inconsciente, del sistema de juicios y de cada uno de los elementos que lo componen.

Tanto el Consciente como el Inconsciente tienen capacidad para emitir juicios o quizás, dicho más exactamente, tiene capacidad para activar el sistema de juicios. Así pues, los juicios pueden darse a nivel plenamente inconsciente, a nivel consciente y, lo que resulta bastante más habitual, con una mezcla de ambos sectores de nuestra mente.

Cuando el sistema de juicios funciona plenamente a nivel inconsciente, el proceso se realiza bajo las características de este sector de nuestra mente. Y, recordemos, algunas de las más llamativas son su dificultad para distinguir entre realidad y ficción (escenarios mentales internos), mantener una visión global y proporcionada generando respuestas igualmente bien dimensionadas y para comprender bien el tiempo, tanto en lo ya pasado como en lo que está por venir.

Y esto es lo ocurre con los juicios inconscientes si no aportamos la luz de la toma de conciencia sobre ellos y nos aseguramos su correcto funcionamiento. No obstante, hay que indicar que este proceso no es sencillo y, a menudo, obtendremos sólo resultados parciales, es decir, con una profundización de nuestro conocimiento, durante largo tiempo nuestros juicios inconscientes irán mejorando pero no de manera absoluta, sino que conservarán parte de sus distorsiones características.

Ante ello no cabe más que aplicar el debido filtro a la hora de recibir y evaluar los resultados, con una actitud de cuestionamiento y contrarrestando las deficiencias propias de esta zona de la mente ¿Es verdad esto? ¿Está mi mente dimensionando adecuadamente la situación tanto en importancia como en el tiempo? ¿Desde qué estado y actitud interna está respondiendo mi Niñx Interior?

La gestión en el Consciente es muy similar pero facilitada porque nuestro acceso a los distintos elementos del sistema es mucho más fácil. Aquí miraremos qué realidad virtual ha montado nuestro Consciente desde ese Yo-mental construido a base de Ideas; ideas sobre mí, sobre las otras personas y sobre la vida. Especial mirada al Yo-Ideal, al Yo-idea y al Personaje.

Los juicios adquieren su mayor capacidad de control sobre nuestra mente y su evolución, y por tanto sobre nosotrxs y nuestras vidas, cuando el Consciente no hace bien su trabajo y no cuestiona o, incluso, adopta un papel seguidista de lo que va dictando el inconsciente y, por tanto, lo reafirma.

Entramos en el segundo objetivo. Es fundamente un trabajo de objetivización consciente de todo el sistema, elemento por elemento. Y esto pasa, como tantas otras veces, por un proceso de observación mantenida por el que vayamos adquiriendo un conocimiento cada vez más sólido, integral, integrado y amplio. Y, recordemos, siempre desde la actitud adecuada (Vente PACÁ).

En ese proceso, nos interesa mucho identificar bien cuál es el estado previo de nuestra mente, es decir, el estado desde el que se está realizando ese juicio. Recordando siempre la ley que dice que a mayor alteración y malestar, la mente emitirá más juicios, más intensos y extremos.

Independientemente de qué zona de nuestra mente, la consciente o la inconsciente o mezcla de ambas, está actuando, acogeremos esa zona desde una visión o Consciencia global. Y, a continuación, estaremos en condiciones de comprobar los siguientes elementos: qué criterios están siendo aplicados, es decir, qué creencias, modelo o ideal sobre lo que debe ser. Si buscamos un correcto funcionamiento del sistema, habremos de cuidar, pues, que estas Ideas Aceptadas sean lo más fieles a la realidad que sea posible y que incluyan todos los aspectos de la misma, organizadas o balanceadas además, en su debido orden de importancia.

También cuidaremos y gestionaremos los objetivos que tiene en ese momento nuestra mente, cuál es el veredicto y qué consecuencias se están produciendo.

Gestionando el sistema de juicios (1). ¿Existe la objetividad?

En el texto anterior se ha definido la existencia, en nuestra mente, de un sistema encargado de la emisión de juicios y valoraciones. Hemos visto la necesidad de su existencia pero también la facilidad con la que ese sistema puede funcionar erróneamente. Recordemos sus elementos principales:

– El estado interno desde el que se hacen.

– Zona de la mente desde el que se realiza.

– Criterios aplicados.

– El objetivo.

– El veredicto.

– Las consecuencias.

Curiosamente, no aparece en este listado un elemento fundamental: Lo juzgado, es decir, los hechos, persona o situación objetos de juicio. Y no aparece porque, sencillamente, este elemento no forma parte de nuestro sistema de juicios. O no directamente.

El sistema último que realiza el juicio podríamos denominarlo como “aséptico” porque es una actividad mecánica en la que no interviene directamente ningún factor subjetivo, aunque sí y mucho, indirectamente. Podríamos imaginarlo como una máquina a la que le llegan diferentes productos y que elabora una masa o material. Lógicamente, dependiendo de qué productos o materias prima le lleguen a la máquina, así será la masa resultante.

Y el “producto” inicial es el objeto juzgado, que se podría definir como un objeto mental construido que elabora nuestra mente a partir de la percepción e interpretación que hace de una realidad, ya sea externa o interna.

No obstante, este elemento es tan importante que empezaremos por él, en el camino de aprender a gestionar nuestro sistema de juicios. La situación ideal sería aquella en la que nuestra percepción e interpretación dieran lugar a una reproducción en el interior de nuestra mente del objeto juzgado que fuese absolutamente fiel a la realidad de lo ocurrido o está ocurriendo. Pero esto es difícil de conseguir.

Nunca se nos puede olvidar que somos producto de una cultura determinada y unas circunstancias individuales concretas: una historia de vida-experiencias, con unas carencias específicas e individualizadas, deseos y rechazos, etc.

Desde un punto de vista evolutivo, nuestra mente no está hecha para ser objetiva en sus juicios, sino más bien, para proveernos de seguridad y bienestar. Así, pues, en principio, no es fácil que el objeto observado y juzgado sea, realmente, una fiel reproducción de la realidad. Dicho de otra manera y poniendo como ejemplo una típica de situación de conflicto con otra persona, nuestra mente tenderá a incluir distorsiones que sean favorables a nuestra posición y seguridad, asignando cualidades negativas a la otra parte o distorsionando, más o menos sutilmente, los hechos.

Con esto hemos de contar. Así pues, si queremos que nuestros juicios se acerquen a una suficiente objetividad, hemos de cuidar especialmente la observación y comprensión del objeto observado, incluyendo los factores subjetivos que están funcionando y revisando críticamente los procesos de valoración. En definitiva, la base de un sistema de juicios sano que funcione correctamente, pasa por un trabajo de revisión de todos los elementos que lo componen incluyendo, especialmente, la comprensión del objeto enjuiciado.

Podría decirse que es prácticamente imposible una objetividad absoluta, pero sí que es posible acercarnos a un nivel de objetividad suficiente como para que nuestros juicios sean precisos y contribuyan a nuestro proceso de crecimiento en vez de alejarnos de la realidad y alterarnos.

Las condiciones que hemos de cuidar para ir acercándonos a esta situación, son:

– Correcta percepción e interpretación de lo observado y que es el objeto a enjuiciar. Aplicando las revisiones y filtros correctores que sean necesarios.

– Aplicar los principios de reciprocidad, intercambiando las posiciones, y de ecuanimidad, asegurándonos que el resultado no cambia si cambian las personas. Un ejercicio muy útil suele ser sacar al Yo-mental o ego que está incluido en el objeto a enjuiciar. ¿Cómo sería esta situación si no fuese yo quien está ahí?

-Asegurar una visión global e integradora, no permitiendo que la mente se cierre.

– Asegurar que todos los elementos o fases del juicio funcionan lo más correctamente posible. Incluyendo también las consecuencias que provoca.

Con respecto a este último elemento indicar que, en principio y con un funcionamiento sano, los juicios y valoraciones nos aportan un necesario posicionamiento y visión ante las personas, el mundo y la vida en sí.

Pero, con una enorme facilidad, en la práctica lo que están haciendo es marcar una distancia. Una posición de Yo ante el resto, ante lo exterior. Es una frontera dura y artificial que favorece el aislamiento, la dualidad. Los juicios no bien emitidos favorecen un reforzamiento del yo mental, ese que está construido a base de ideas, aportan una falsa sensación de seguridad y/o superioridad que busca nuestra mente y que se convierte en un claro impedimento para nuestra comprensión y desarrollo.

Por su parte, los auto-juicios no emitidos correctamente nos limitan y negativizan. Cortan o dificultan nuestra conexión con las energías básicas, generan un mayor malestar y dificultan nuestro entendimiento y desarrollo.

Con respecto a las causas de los juicios o, más bien, las causas que provocan un aumento en su cantidad y dureza, cabe mencionar una ley general que establece una proporcionalidad entre mi malestar e inseguridad y la necesidad de mi mente de juzgar.

Y, por último, mencionar una cuestión muy interesante. Ya que estamos observando todo este sistema y ahondando en su conocimiento, causas y efectos, podemos aprovechar la observación de sus elementos, los criterios o modelos aplicados para comprobar si todo esto lo estamos aplicando, de alguna manera, a nuestro proceso de desarrollo y Autorrealización y, en concreto, al trabajo con el sistema de juicios.

Sobre el sistema de juicios

Nuestra mente está realizando juicios y valoraciones de situación, constantemente. De hecho, del acierto o desatino en este sistema, ha dependiendo en buena parte, nuestra supervivencia como individuos y como especie. Desde el punto de vista evolutivo, se ha premiado a aquellos individuos cuyos juicios han resultado más acertados y han asegurado su supervivencia y éxito sobre otros individuos y el medio. Es decir, una valoración o juicio óptimos sobre la situación, coloca al individuo en una posición de ventaja competitiva sobre el resto.

La mente está evaluando continuamente las situaciones, tanto internas como externas. Y las compara con un ideal. Y el resultado de esa valoración, si es suficientemente consistente y robusto, se incorpora al conjunto de Creencias/Ideas Aceptadas desde la que funciona y emite sus Respuestas. Como todos, es un sistema que se retroalimenta a sí mismo y que está interactuando con el resto de sistemas, continuamente.

Pero… ¿Qué hacemos ante esto? ¿Como gestionamos adecuadamente nuestro sistema de juicios?

A diferencias de las escuelas o corrientes (principalmente orientales) que establecen una especie de guerra o negación total de la utilidad de los juicios, aquí nos situamos más bien, en la necesidad de aprovechar y aprender a gestionar correctamente este sistema mental, de tal manera que vayamos avanzando hacia una sanación paulatina de los criterios o referentes que utiliza nuestra mente (tanto a nivel Consciente como Inconsciente) para establecerlos y, en consecuencia, dictar sus sentencias (que se convierten en Creencias o Ideas Aceptadas que, a su vez, se incorporarán como nuevos o renovados criterios para futuros juicios.

Lo primero que se impone, como siempre, es un proceso de observación mantenida, hasta convertirnos en expertxs en nuestro sistema de juicios. Los principales elementos a observar, son:

– El estado interno desde el que se hacen. ¿Desde qué Actitud? ¿Estoy en el PACÁ? ¿Desde qué Ideas Aceptadas-Creencias previas? ¿Qué nivel de tensión interna hay, serenidad o sobre-excitación ? ¿Qué emociones son imperantes? ¿Qué deseos o rechazos hay hacia mí, la vida o las otras personas?

– Zona de la mente desde el que se realiza. ¿Lo está emitiendo mi Consciente, mi Inconsciente o es una mezcla de ambos? Si es mi Consciente… ¿Prevalece un yo mental hecho desde las ideas o ya hay un Yo-Experiencia suficientemente asentado? ¿Qué ideas sobre mí, están activas?

– Criterios: Criterios : El ideal o modelo normativo aplicado con el que se compara la actuación o situación. En un juicio siempre se da una comparación. ¿Qué ideal está utilizando mi mente para compararse?

– El objetivo: ¿Con qué objetivo se realiza el juicio, aprender y crecer o autoafirmación del Yo mental o culpabilización y castigo? ¿Qué busca mi mente? ¿Está huyendo de algo?

– Veredicto: Es el resultado de ese juicio.

– Consecuencias: Nivel de asimilación como nueva creencia o actualización de una antigua y su incidencia real en nuestra conducta futura.

A la vista de los elementos que intervienen, parece clara la gran oportunidad de profundizar en el conocimiento de nuestra mente que nos ofrece la observación del sistema de juicios. Así hemos de contemplarlos, como una oportunidad. Alejándonos, lo más posible, de una situación de identificación con respecto a esta actividad de nuestra mente.

Especial mirada hay que tener con respecto a los auto-juicios, en cuya observación y gestión nos ayudará mucho preguntarnos ¿Desde qué instancia o autoridad, una parte de mi mente me enjuicia como persona?

Párate, observa el sistema, en detalle y en su conjunto. Busca sus elementos, diferenciándolos entre sí. Mantente ahí, hasta que se vaya elaborando una visión global y un conocimiento suficientemente consistente de lo concreto.

Y adéntrate aún más. Por momentos, situate en ese Yo que es sometido a juicio… ¿Cómo se siente? ¿Cómo se ve a sí mismx, a la vida y a las demás personas? Por otros, sitúate en ese Yo que juzga, esa parte de tu mente que está aplicando los criterios y normativas de esa manera tan extrema. Y date cuenta: No eres ni uno ni otro. Acógelos a ambos. Desde tu Consciencia global si puedes o desde tu Yo-Experiencia. Haz un esfuerzo por ampliar la mirada y muéstrale a tu mente todo esto.

¿Desde dónde juzga mi mente y desde dónde es juzgada? ¿Desde la confianza o desde la desconfianza? ¿Desde la acogida amorosa o desde el miedo?

La observación en la práctica. Pautas.

Comprender qué está ocurriendo en mí y en mis relaciones con el exterior. Y cuáles son las Respuestas que está emitiendo mi mente ante todo eso. Este sería el objetivo básico de la observación.

A veces, esto se va produciendo de manera paulatina y en tiempo, conforme se están produciendo los eventos. Otras, a menudo cuando coinciden varios factores que interactúan y se acumulan entre sí o bien cuando no hemos prestado suficiente atención a algo, nuestro entendimiento queda un poco retrasado con respecto a los acontecimientos. Lo notaremos porque lo que percibimos es una alteración difusa sin explicación aparente. En este momento lo que percibimos son los síntomas más externos de nuestro estado: una mente alterada, intranquilidad, malestar, desasosigo, tensiones, etc. Y un cuerpo que está reflejando todo eso.

Cuando nos damos cuenta de esto es el momento de ponerse manos a la obra. A continuación se establecen una serie de preguntas que podemos ir haciéndonos, a modo de protocolo a seguir, y que nos pueden ayudar a situarnos y a comprender mejor la situación, sin dejarnos atrás ningún elemento clave. Pero ojo, estas pautas de observación han de tomarse como una ayuda, un soporte o una guía, nunca como algo “obligatorio” a cumplir.

Estas preguntas son:

1.- ¿Tengo la actitud adecuada? Hago la revisión y me digo: Vente PACÁ.

2.- ¿Estoy abiertx a mis energías básicas, especialmente la Confianza y el Amor?

3.- ¿Qué está ocurriendo, en concreto?

– Qué pensamientos e ideas están apareciendo. ¿Por qué y para qué hace esto mi mente?

– Qué sentires surgen: emociones, sentimientos y sensaciones. ¿Por qué responde así mi mente?

– ¿Qué deseos y rechazos hay?

– ¿Qué juicios y autojuicios está emitiendo mi mente?

– ¿Qué apegos hay?

– Mi mente… ¿Está serena o alterada? ¿Está excitada o deprimida? ¿Cuál es su estado?

4.- ¿Me estoy identificando con alguna actividad de mi mente? ¿Desde qué zona de mi mente (Consciente o Inconsciente) estoy viviendo esto?

5.- ¿Qué Creencias o Ideas Aceptadas, están activas?

6.- ¿Qué hábitos están marcando las Respuestas de mi mente?

7.- ¿Cómo está funcionando el sistema Yo-Idea y Yo-Ideal? ¿Y el personaje?

8.- ¿Está activa y presente mi Consciencia global e integradora y mi Sabiduría profunda? ¿Qué es lo más inteligente, acertado y efectivo, aquí?

Como siempre, la base de una buena “investigación” es partir de las preguntas adecuadas. Ellas nos llevarán a un proceso de avance en nuestra comprensión. Os propongo que hagáis una aplicación práctica de este “cuestionario” a vuestra situación actual.

Y, por favor, que os sirva como ayuda y para contar con la seguridad de que nada importante se nos está escapando. Pero nunca como una nueva obligación que nos provoque una tensión añadida ¡Que ya tenemos bastantes!

La observación. Técnicas y herramientas avanzadas.

En el proceso de ejercitamiento de la observación y en la natural maduración que conlleva, van apareciendo algunos instrumentos de gestión que favorecen la comprensión y, más allá, la paulatina desidentificación con respecto a la actividad de nuestra mente y también con respecto al cuerpo.

Pero antes de entrar en nuevas técnicas, hay que recordar que la clave de una buena observación en la posición interna de compromiso con la verdad que se ha de convertir en una curiosidad cuasi-científica por comprender lo que está ocurriendo. Y hacerlo con la mayor concreción posible. No han de valernos ambigüedades. Y, por supuesto, el PACÁ, la actitud adecuada, que es el complemento necesario para una correcta observación.

Especial atención, en este punto, a los mecanismos automáticos (Hábitos) de cierre o rechazo que son tan antiguos en nuestra mente que apenas podemos identificarlos. Cuando la mente cree que no va a poder acometer algo y que le va a provocar mucho sufrimiento, puede generar un mecanismo para no verlo.

En primer lugar, trataremos el uso de nuestra capacidad de razonamiento. Como ya se ha dicho anteriormente, esta capacidad ha de ser utilizada siempre de manera auxiliar. Es un buen complemento a nuestra actitud base de apertura curiosa y rigurosa a la realidad de lo que está ocurriendo en nuestro interior y en el exterior. Se plasma, fundamentalmente, en el hilo de pensamiento y en los escenarios internos que genera nuestra mente a partir de ahí.

En el devenir de nuestro pensamiento, utilizamos el razonamiento lógico, que incluye funciones lógicas como son la comparación, la deducción y la inducción.

Cuando podemos comparar dos escenarios o situaciones diferentes, adquirimos una profundidad de campo que amplia el potencial de comprensión. Podemos comparar el mismo objeto de observación tras los cambios que se producen con el paso del tiempo, es decir, comparamos la misma situación en dos momentos distintos. También podemos comparar las Respuestas que emite nuestra mente en dos escenarios relacionales diferentes, por ejemplo en nuestra familia y en nuestro entorno laboral.

Y también podemos utilizar la fantasía, una función por la que tenemos la capacidad de generación de escenarios figurados. Aquí aprovechamos la dificultad que tiene nuestro Inconsciente para diferenciar la realidad de la ficción. Esto es lo que permite que disfrutemos plenamente en el cine o el teatro. Si usamos esta limitación de nuestro Inconsciente, que tanto sufrimiento nos provoca en el día a día, a nuestra conveniencia, podemos generar escenarios internos figurados que nos permitan observar qué Respuestas emite nuestra mente Inconsciente ante ese escenario. Esto nos aportará mucha información.

Volviendo a la comparación, utilizamos la fantasía para poder comparar las respuestas o reacciones de nuestra mente ante la realidad que creemos estar viviendo, con las que emite ante esas situaciones imaginadas.

También se potencia nuestra capacidad de comprensión cuando empezamos a poder diferenciar entre las respuestas emitidas por nuestro Consciente de las emitidas por nuestro Inconsciente.

Con respecto a las otras dos funciones del razonamiento lógico, la inducción y la deducción, cabe decir que los resultados que nos reporten, hemos de tomarlos sólo como hipótesis de trabajo. Nunca como realidades concluyentes. Este último nivel ha de estar reservado a las evidencias, que son verdades contundentes que se muestran a nuestra mente y sobre las que percibimos que no cabe duda alguna.

En cualquier caso, es muy adecuado acostumbrarnos a cuestionar siempre los resultados de nuestra observación. Todo va cambiando continuamente, todo va madurando y lo que hoy creemos que es de una manera, mañana podemos verlo de otra. Hay que procurar no convertirnos en esclavos/as de las comprensiones que realiza nuestra mente. Una buena pregunta que podemos hacernos es ¿De verdad esto es así?

En general, observaremos el devenir de nuestro hilo de pensamiento y los escenarios que genera. Miraremos qué desea y qué rechaza nuestra mente a través de ellos, también cuáles son las creencias o Ideas Aceptadas que lo están determinando. Y los juicios que emite, con especial atención a los criterios que se están utilizando en ellos. Y, por supuesto, las respuestas que emite nuestra mente ante todo esto.

Por debajo del nivel del pensamiento e ideas

Hay todo un mundo por descubrir bajo el nivel cognitivo-lógico de nuestra mente consciente. De hecho, esta dimensión no es más que la punta de un iceberg. Hay más realidad debajo del pensamiento que en su seno. Los principales elementos que nos vamos a encontrar, son:

– El fluir de las energías básicas.

– Sentires: emociones, sentimientos y sensaciones (tanto corporales como psíquicas).

– Nuestx Niñx Interior: su estado y sus respuestas.

– La Consciencia global e integradora.

– Una inteligencia primaria a nivel Inconsciente (que es mucho menos concreta y verbal que la Consciente). Genera deseos y rechazos, juicios, interpretaciones, un determinado afrontamiento (actitud), etc. Y una sabiduría profunda.

– La noción de YO y la Presencia de mí.

– Y cuando vamos asentando este espacio, aparece también una sensación de conexión y apertura a “algo” que está más allá del mundo que conocíamos desde nuestro Consciente. También irá apareciendo una conexión energética con todos los seres vivos y la naturaleza.

Para acceder a este nivel, contamos con técnicas como son la respiración y relajación, la meditación, el trabajo directo con el cuerpo (estiramientos conscientes, yoga, etc.), el ejercicio físico. También ayudan mucho el PACÁ y la maduración de la observación hacia una observación central e integradora.

Trataremos este tema más detenidamente en otra ocasión.

Y si me pierdo… ¿Qué hago?

Todas las personas pasamos por momentos de pérdida. Situaciones en las que nuestra mente entra en un estado de desorientación donde parece que todo se difumina, que se olvida todo lo aprendido y una espesa niebla se cierne sobre nuestra mirada.

La mente teme mucho estos momentos. Se siente desubicada y sin referentes. El consciente no puede ejercer su función habitual de control y esto hace que aparezca mucha alteración y malestar. Hay un rechazo y huida de estos momentos.

Pero, justamente, son momentos especialmente fructíferos. Cuando se vienen abajo los referentes de la mente, todo un mundo de posibilidades se abre. Así pues, hemos de hacer un esfuerzo para que no se produzca este temor y rechazo en nuestra mente.

Este estado de nuestra mente es especialmente propiciatorio para la aparición de la presencia de mí ante mi mente y el exterior. Y facilita, además, situarnos en el aquí y el ahora. Pero, para ello, es necesario mantener la calma y no permitir que nos arrastre la respuesta de miedo y ansiedad. Sé tú, date cuenta de ti, en esta situación. Aprovéchala. Pronto pasará y volverán las estructuras mentales que nos limitan.