Adicciones y fobias

Las adicciones y las fobias son los síntomas más extremos que se producen cuando hay un mal funcionamiento del sistema de deseos y rechazos. Suelen ser muy habituales cuando este desajuste en el sistema perdura en el tiempo, en una situación o estado que, comúnmente, denominamos como Ansiedad o Depresión.

Recordemos que nuestra mente Inconsciente, al menos una parte importante de ella, tiene como sustancia básica para su funcionamiento, las energías. Esto es lógico si recordamos también que un ser humano es energía, energía en distintos estados y formas. En última instancia, es lo que busca o rechaza. Los objetos externos o internos, por ejemplo una sustancia, ir de compras o que alguien me quiera, no son más que instrumentos, que ha identificado la mente, que le puedan proveer de esa energía que busca o que le puede provocar esa energía que tanto le disgusta.

Llevado a la realidad concreta y cotidiana, habitualmente la mente recibe una emisión de energía tras vivir algún tipo de experiencia. Si esa energía es extremadamente placentera, generará un deseo de que se repita. Por el contrario, si es displacentera, generará un deseo de que no vuelva nunca, es decir, provocará una actitud de rechazo. Y esto lo proyectará sobre la situación o experiencia en la que se producen estos impulsos energéticos. También, puede darse estas generaciones de energías sin que haya una experiencia concreta vivida anteriormente. Bastará con que la mente lo crea así.

No necesariamente estamos hablando de grandes y extremas adicciones o rechazos. Esas situaciones son las más visibles por lo extremas y alteradoras. Pero, en nuestra mente, mucho antes de llegar a eso, se han ido construyendo múltiples asociaciones de adicción o rechazo. Adicción a situaciones cotidianas que me producen placer, también a sustancias variadas desde el café, el azúcar, el chocolate, el alcohol u otras. Y rechazos a situaciones conflictivas o que producen pequeños malestares.

Así pues, aunque percibamos los mecanismos adictivos o de rechazo como focalizados hacia un objeto, nuestra mirada observadora ha de ir un poco más allá, para identificar bien qué es lo que busca o rechaza, en realidad. Como siempre, lo peor que nos puede ocurrir con alguna actividad de nuestra mente es que se mantenga en el nivel de la inconsciencia porque no la hayamos identificado, observado y comprendido.

Superado este primer nivel, la otra situación que hemos de evitar en la medida que podamos, es la identificación con esa actividad mental. Que nos creamos esa sensación que suele aparecer de que, como viene de un lugar profundo, soy yo, soy profundamente yo, quien desea o rechaza eso… Nada más lejos de la Realidad. Tú eres quien empieza a darse cuenta de todo ese “juego” de tu mente y quien recibe y sufre sus consecuencias.

Por tanto, y como siempre, lo primer que se impone es observar de manera mantenida y hacerlo desde la actitud adecuada (PACÁ) que nos ayudará a la desidentificación.

Las Respuestas de dos mentes pueden ser muy diferentes ante un mismo estímulo energético. En algunas puede provocar adicción mientras que en otras no pasar de vivirse como una situación agradable sin más. Pero es que esa misma situación puede provocar rechazo en otras mentes. Habrá que concretar, en cada caso, qué es lo que está ocurriendo.

Una combinación tóxica:

Los deseos y los rechazos suelen distorsionarse hasta la exageración y pueden convertirse en eso que llamamos adicciones y fobias, por alguna causa concreta. La más habitual es un estado previo de desencaje interno, inseguridad y miedos. En ese estado la mente está más vulnerable y carente y, por lo tanto, deseará ansiosamente cambiar. También rechazará ansiosamente cualquier energía que lo pueda alterar y empeorar aún más. Esa mente ha entrado en un cuadro de Ansiedad.

Hay una proporción, una balanza que da el punto de equilibrio energético para que estos mecanismos se active. Por un lado, la intensidad del estímulo recibido y, por otro, el estado previo de la mente que recibe el estímulo. Si el estímulo es muy intenso, será más fácil que una mente se vea arrastrado por un deseo ansioso de que se repita o un rechazo ansioso de que no vuelva nunca más.

El placer, que en sí mismo es algo positivo y que contribuye a un estado saludable de la mente, puede ser tomado en estas situaciones, como energía sustitutiva, como un salvavidas, es decir, como un sucedáneo del bienestar. El placer intenso tiene una enorme capacidad de anular o, al menos, reducir, otras energías que puedan ser de malestar o displacenteras. Este mecanismo siempre es transitorio.

El miedo, que en sí mismo es necesario, pues es una emoción que sirve para alertar a la mente de un posible peligro y que, evolutivamente, nos ha ayudado enormemente como especie a sobrevivir, en las mencionadas circunstancias de una mente desencajada de sí, alterada y con gran inseguridad de base, puede convertirse en nuestro peor enemigo.

Esta emoción deja de cumplir su función natural, se exagera y pareciera que cobra vida propia. Es lo que ocurre con las fobias. Una situación que, inicialmente, es recibida como displacentera o peligrosa por la mente, empieza a retroalimentarse y a crecer, porque aparece un miedo desproporcionado a que se repita. Es una situación muy común que puede visualizarse como que la mente le coge miedo al miedo. Un circulo vicioso que nos puede llevar a situaciones y estados extremos e, incluso, invalidantes.

En el caso de las adicciones, la mente suele crear una imagen distorsionada e idealizada de la situación que produce el objeto adictivo. En el caso de los rechazos, el miedo exagerado suele provocar una imagen interna, una noción de un “horror”, eso que rechazo y temo de manera extrema, eso que no puede darse bajo ningún concepto.

Otra de las consecuencias directas de todo este funcionamiento erróneo de nuestro sistema de deseos y rechazos, es que cambia y se distorsiona nuestra relación con el Bienestar y el Malestar. La mente se relaciona con ambos desde su estado alterado y empieza a desear ansiosamente el Bienestar (o sus sucedáneos) y a rechazar ansiosamente el Malestar, que ya no gradúa o modula correctamente, y por tanto, anticipa toda situación de displacer o, sencillamente, de no placer, como proveedora de un gran malestar.

El trabajo a realizar

El trabajo con las adicciones y fobias es bastante complejo, aunque bastante similar al ya planteado con el sistema deseos y rechazos. No obstante, la gravedad de las situaciones que se pueden provocar en la práctica, que pueden llevar a situaciones en las que se produzcan daños a terceras personas o a la propia persona que lo sufre, en sí, aconsejan extrema prudencia.

Será un trabajo mucho más exigente que el que nos tocará hacer con un sistema de deseos y rechazos normalizado. Suele ser aconsejable acudir a ayuda externa, a una persona experta que nos brinde su ayuda profesional.

Será necesario, habitualmente, hacer un trabajo con todo el sistema o cuadro de ansiedad existente. Esto implicará reconstruir la cadena de causas-efectos que han llevado a la mente a la actual situación. Ya se ha nombrado en este texto, como elemento clave, un estado previo de desencaje interno, inseguridad y miedos. Pero este estado previo no es más que un eslabón más, en una más larga cadena de causas y efectos.

Trataremos más adelante este tema, lo que denomino habitualmente como “La escalera de la Ansiedad”, es decir, las diferentes situaciones y estados que van dando lugar, progresivamente, a esta alteración de la mente.

Un caso particular: deseos y rechazos generados en mi proceso de Autorrealización

Un caso particular de estas distorsiones, que puede darse en personas que han iniciado un proceso de crecimiento personal y/o espiritual, también en la línea aquí seguida de Autorrealización, es que el propio trabajo y las experiencias que se viven, contribuyan a la ampliación de las alteraciones en el sistema de deseos y rechazos. Las experiencias o idealizaciones de bienestar extremo y/o de conexión con el Ser, Universo, Dios o como cada cual lo nombre, pueden convertirse en un nuevo objeto de deseo que puede llevar a la adicción, pues la mente recibe energías extremadamente placenteras.

Este mismo movimiento puede provocar, asimismo, un rechazo a vivir otras situaciones en que esto no se da. Si esto se va retroalimentando y no es prontamente identificado por la persona, puede dar lugar a rechazos extremos ansiosos, próximos a lo que conocemos como fobias. Bien a situaciones concretas, bien a cualquier situación en la que la mente sienta que no está “conectada”

Atención a todo esto.

Gestionando los deseos y rechazos (2) ¿Qué hacer?

En el mundo de la espiritualidad, tradicionalmente, los deseos han tenido muy mala fama. Y ha ocurrido lo mismo con los rechazos. Diversas tradiciones nos hablan de apaciguar y hasta de cortarlos, nos hablan del No Deseo, como vía para conseguir la tan ansiada iluminación.

Esto tiene su parte de razón. Las mentes que viven en el mundo de las ideas y el condicionamiento, son arrastradas por el juego que se establece entre las carencias y necesidades no cubiertas y los ideales que construye, en pos de que el malestar que se produce no esté. Lo intenta optando, habitualmente, por la vía de la compensación, es decir, provocando que se genere una nueva energía, que produzca bienestar o seguridad y que tenga la suficiente intensidad y consistencia como para que ya no sea perceptible la originaria, de la que está huyendo.

Y los deseos son la correa de transmisión y retroalimentación de este engranaje. La mente vive generando constantemente deseos con el fin de apaciguar el malestar y generar energías más agradables. Y, a veces, lo hace llevando la situación al extremo. Esta situación extrema se produce cuando las energías producidas por este sistema son tan intensas que, en sí mismas, produce un aprendizaje profundo que genera, cada vez, más deseo o rechazo.

Estas situaciones extremas las denominamos, comúnmente, como adicciones en el caso de los deseos y como fobias, en el caso de los rechazos. Ambas son exageraciones, hasta la distorsión, de este sistema. En las adicciones, la mente busca ansiosamente volver a obtener una energía. En el caso de las fobias, el rechazo extremo generado por una visión de “horror” retroalimenta un círculo vicioso que puede llegar a ser invalidante. Habitualmente se produce en el marco de un cuadro de ansiedad. Dadas las graves repercusiones que tienen estas distorsiones, las trataremos en un escrito posterior.

Pero desde la perspectiva desde la que se plantea aquí el trabajo de Autorrealización, en general, nunca la opción correcta es tapar o cortar un sistema de nuestra mente. Sólo en algunos casos extremos de adicciones o fobias, habrá que hacer una intervención más amplia, compleja y usando herramientas más contundentes, para preservar la salud y bienestar propios y de las personas que nos rodean.

La línea habitual es, más bien, sanar todos los sistemas mentales para que funcionen correctamente y de manera coordinada, en el entendimiento de que es la mejor manera de conseguir un estado de plenitud y crecimiento.

Si cortamos algo, es verdad que es posible que en un primer momento sintamos el alivio de una bajada del malestar. Pero, además de que esto es siempre pasajero, resulta que el pago que estamos haciendo por ese alivio temporal es enorme: amputamos una parte del funcionamiento de nuestra mente y taponamos una vía para conocerla mejor. Además, esa vía energética que estamos cortando, necesariamente buscará otra manera para expresarse y cumplir su función, así que, muy probablemente, los problemas nos surgirán por otro lado y con una forma distinta. Doble trabajo.

En el caso de los deseos esto puede llevarnos a una situación que podría adquirir tintes casi dramáticos: personas que, siguiendo lo dictado por algunas corrientes espirituales, cortan sus deseos y que, como consecuencia indirecta, pierden buena parte de su vitalidad, de sus ganas… Se les “gripa” el motor de vida. Esto es así porque, en la mente condicionada, los deseos cumplen la función de generar ilusiones, ganas y, por tanto, motivación para hacer, vivir, etc.

Así pues, el trabajo de gestión del sistema de emisión de deseos y rechazos se atendrá al objetivo de sanarlo lo más que podamos, pero nunca cortarlo o taponarlo. Necesitamos de toda nuestra mente, de todos sus sistemas. No sobra nada. Todo es necesario para conseguir una situación óptima de funcionamiento y desarrollo.

Esto, aplicado a nuestro proceso de observación, nos lleva a recordar una mirada muy importante que hemos de aplicar siempre ante lo que vayamos encontrando: Es “Y” y no “O”. Todo lo que aparece está y está cumpliendo una función, todo tiene sus causas y sus efectos. Ante esta realidad, cuidaremos que nuestra comprensión sea integradora de lo nuevo, nunca desde una mirada de exclusión. Nuestra mente es muy compleja y, aunque aparentemente algunas cosas nos parezcan contradictorias, habremos de integrarlas todas como partes de una realidad más compleja. Ahí empezaremos a posicionarnos en la mirada adecuada para una mayor comprensión.

Pero sí que es importante y, a veces, urgente arreglar el funcionamiento de este sistema. De hecho, un deseo mal gestionado (no identificado, rechazado, tapado, compensado inconscientemente, o no situado adecuadamente en su cumplimiento) suele generar un mal fluir de las energías del Foco Energía Vital: la confianza, la alegría, el gozo, la fuerza, las ganas-vitalidad, etc. Y algunos de los síntomas que notaremos como consecuencia de una mala gestión de nuestros deseos, serán: gran inestabilidad, desgana, tristeza, apatía, desmotivación y, especialmente, tensión-ansiedad.

No rechazamos ni unos ni otros. Los observamos desde la actitud adecuada (PACÁ). Pero tampoco los aceptamos como una verdad absoluta, ni les asignamos la categoría de “Yo” (este es mi yo profundo y esto es lo que deseo o rechazo yo). Como siempre, en la medida que consigamos identificarnos menos con lo observado, aumentará nuestra libertad y capacidad de gestión y cambio.

El trabajo consistirá en aprender a no tapar. Abrirse, permitir que se expresen todos los deseos, tanto los conscientes como los inconscientes o profundos. En este punto, especial atención habrá que prestar a los mecanismos ya automatizados que rechazan o tapan el normal fluir de estos deseos.

Como en la mayoría de los casos hemos juzgado y controlado nuestros deseos-rechazos desde hace mucho tiempo y desde un construido Yo-mental aparentemente sólido. Esto hace que, en un principio, pueda aparecer una dificultad para conectar con los más profundos y hacerlos conscientes. Por ello es conveniente hacer un trabajo progresivo de observación. Inicialmente identificaremos aquellos deseos que nuestra mente sí se permite y, paulatinamente, iremos ampliando la observación.

La mente tiende a tapar los deseos por las siguientes causas:

– Cuando entiende que no son adecuados o propios de mí/sí.

– Cuando entiende que no se van a poder cumplir o que su cumplimiento real sería negativo por alguna causa.

– Cuando entiende que está en muy mal estado y que, por tanto, hay cuestiones que son prioritarias. La negatividad invade y anula las energías del foco energía, también de los deseos.

– O por un concepto erróneo aprendido: “No ha de haber deseos”.

Habitualmente, el origen de estos mecanismos (especialmente en los dos primeros casos) habrá que buscarla en un aprendizaje producido a lo largo de la infancia y adolescencia.

En este apartado, especial atención a la actitud que mantiene nuestra mente ante los deseos-rechazos y su posible cumplimiento. Hemos de cuidar que sea una actitud abierta a su expresión y no determinada sobre su plasmación. Dicho de otra manera, el que nos abramos totalmente a la expresión de nuestros deseos profundos no quiere decir que nos obliguemos a su cumplimiento-satisfacción de manera automática. Eso ya se verá y dependerá de muchos factores y circunstancias que habrán de ser gestionadas.

Un buen ejercitamiento para esto puede ser, en relajación-meditación, conectar libremente con el deseo profundo de nuestrx Niñx Interior. Sin que interfiera el hecho de si pueden ser realizados o no, o de si son correctos o no, o de si es “bueno” tenerlos o no. En una segunda fase, una vez que esos deseos-impulsos se hayan identificado y normalizado, se podrá mirar si responden a una necesidad real de desarrollo y bienestar o responden a otras causas.

Una vez que están, podemos empezar a atender y comprender al “YO” (Infantil/profundo) del que emanan esos deseos y comprender por qué están ahí. Y lo hacemos acogiendo a nuestrx Niñx Interior y conectando, comprendiendo y empatizando profundamente con su estado, ése desde el que está emitiendo ese sentir. Esto es muy importante de cara a la decisión final sobre qué hacer con esos deseos, si permitirlos totalmente, graduarlos o no abrirse a su cumplimiento.

Esta decisión dependerá de muchos factores y será la persona, a cada momento, quien tome las decisiones oportunas. La condición para que la decisión sea lo más correcta que nos sea posible en ese momento y circunstancias, es una profunda apertura y comprensión de lo que está ocurriendo.

También hemos de aprender a distinguir deseos instrumentales (Ej. quiero comprarme tal cosa… porque eso producirá en mi mente un estado-energías que quiero y además alejará el malestar), de los deseos base, digamos “naturales” o propios y necesarios para el desarrollo de la persona: Deseo de ser yo, de vivir la vida con la suficiente autenticidad e intensidad vital, de…..

No obstante, el hecho de que un deseo sea puramente instrumental, no significa que hayamos de rechazar su cumplimiento. La clave, como siempre, está en hacer las cosas con plena conciencia. En cualquier caso, con este tipo de deseos siempre es conveniente hacer el ejercicio de situarnos, imaginariamente, en su cumplimiento y poder observar así, qué energías se generarían en tal situación: eso es, precisamente, lo que está buscando nuestra mente.

Os deseo que la lectura de estos texto sobre el sistema de deseos y rechazos os haya ayudado en algo. Os deseo bienestar y crecimiento, al igual que deseo para mí, con total ecuanimidad y reciprocidad. Y lo hago desde un sentir profundo, acogido en mí, siendo profundamente yo, un yo que no separa, que no está atrapado en una maraña de ideas y que, por tanto, no me hace creerme el centro o más o menos importante que nada ni nadie.

Que os llenéis de confianza y amor.

Gestionando el sistema de deseos y rechazos (1). Identificación y objetivos.

Los deseos y rechazos son impulsos energéticos que nos motivan y movilizan hacia algo, respondiendo a unas causas profundas que habremos de buscar en algunas carencias o necesidades, ya sean naturales o construidas.

Los construidos se producen a partir de la proyección que hace nuestra mente: a partir de la construcción de una idea sobre lo que un objeto nos puede aportar o quitar. Para identificarlos bien nos podemos preguntar ¿Qué consigue mi mente, qué situación se produce, si se cumple este deseo o rechazo?

Además, estos deseos-rechazos construidos pueden surgir bien del Inconsciente o bien del Consciente. Y, a menudo, habrá mezcla de ambas zonas de la mente. Y, también a menudo, los que surjan del Inconsciente serán contradictorios con los que provengan del Consciente.

¿Cómo distinguir unos de otros?

Habitualmente, los deseos Conscientes responden a estructuras mentales construidas por el Consciente y, a poco que miremos, podremos distinguir cómo surgen y su evolución. No hemos de profundizar pues todo se ha producido a nivel consciente. Responden a múltiples causas pero, generalmente, la mente deseará todo aquello que entiende que le va a acercar al Yo-Ideal y le reportará bienestar y seguridad mientras que tenderá a rechazar todo aquello que crea que le acercará al Yo-Idea y le producirá malestar.

Los deseos que surgen del Inconsciente responden también a carencias y a Ideas Aceptadas/Creencias. Pero dado que estas estructuras son diferentes a las conscientes, los deseos y rechazos también lo serán. Habitualmente, y esto es así hasta que hayamos adquirido un determinado nivel de capacidad de gestión de nuestra mente, los percibiremos como algo que nos viene, que nos llega. Su génesis no está directamente al alcance de nuestra mirada observadora.

También responderán al juego establecido entre Yo-Idea y Yo-Ideal, pero sin los matices y correcciones hechas por el “bienpensante” y correcto Consciente. Serán más primarios, más extremos, responderán más directamente a lo que llamamos instinto de supervivencia, a mecanismos adictivos hacia energías de placer o a rechazos del malestar, etc. Blay los denomina “los deseos profundos” y nos propone conocerlos bien para poder identificar adecuadamente el Yo-Ideal que ha generado nuestra mente. Desde ahí, le damos la vuelta y obtendremos nuestro Yo-Idea. Es una metodología muy eficiente para avanzar en nuestra comprensión.

Los objetivos y líneas de trabajo

Los objetivos que nos podemos marcar para que guíen nuestra intervención con el sistema de deseos y rechazos han de estar impregnados de los planteamientos anteriores. Daremos muchas vueltas y vaivenes, tendremos altibajos, momentos de gran lucidez y energía y otros de desubicación, desánimo y cansancio. Pero si mantenemos la visión global a través de unos objetivos bien especificados y asentados, tendremos siempre una guía, un mapa qué seguir en nuestro camino.

El objetivo general de nuestra intervención lo podríamos enunciar de la siguiente manera:

Quiero promover un cambio en el funcionamiento del sistema de deseos y rechazos de mi mente, de tal manera que pase de la actual situación, en la que responden a las estructuras mentales construidas por la mente, conocidas como Yo-Idea, Yo-Ideal y Personaje y lo hacen de una manera alterada y alteradora y habitualmente de manera ansiosa o deprimida, a otra situación en la que los deseos y rechazos respondan a una actividad sana de mi mente, consciente e integrada, y lo hagan funcionando de una manera serena, contribuyendo a mi natural fluir de energías, incidiendo positivamente en mi Estado de Ánimo y siendo factor de crecimiento y bienestar.

Dicho de otra manera expresada desde el punto de vista de los diferentes niveles del sentir en el que nos podemos mover, queremos promover un cambio en el que los deseos y rechazos pasen de ser una emoción reactiva, semi-inconsciente y adictiva a un sentimiento profundo, estable y sereno proveedor de bienestar y crecimiento.

Este objetivo, que en sí mismo significa o implica un profundo cambio en el funcionamiento de mi mente, es demasiado amplio como para que sea operativo en la práctica del día a día. Por ello, lo concretamos en líneas de trabajo que se acompañan de algunas preguntas que nos puedan servir como guías concretas. Pueden ser:

1.- Hacer una observación mantenida del sistema de deseos, con el objetivo de comprender en profundidad cómo está funcionando, sus causas y sus efectos. ¿Por qué, para qué y cómo está haciendo esto mi mente? ¿Qué están compensando?

Aprovechamos esta observación para profundizar en el conocimiento del sistema de juicios, causas inmediatas de la emisión de deseos y rechazos. También para comprender y conectar mejor con el estado desde el que mi mente, tanto la Consciente como la Inconsciente, emite esos juicios y los posteriores deseos y rechazos. ¿Qué carencias, Ideas Aceptadas/Creencias, Hábitos, etc. están provocando la emisión de estos deseos o rechazos?

2.- Favorecer la actitud adecuada (PACÁ) en mi relación con este sistema. Aprendiendo a recibir con total apertura su actividad y a situarla en sus justos y razonables términos. ¿Cómo estoy gestionando hasta el momento este sistema? ¿Desde qué visión y actitud? ¿Cómo responde mi mente a los deseos y rechazos? ¿Cuál es la forma adecuada de hacerlo?

3.- Favorecer la maduración del sistema mediante la ampliación de la consciencia, posición y visión del mismo y aumentando la comprensión de las consecuencias que tiene el mantener la actual situación. ¿Qué quiere conseguir mi mente? ¿Qué cree que ocurrirá? ¿A dónde me lleva seguir los deseos emitidos por mi mente, en la actual situación? ¿Y después de obtener esas energías, qué realidad se abre? ¿Qué ocurrirá en realidad?

Permitiremos que la experiencia en la gestión diaria de los deseos y las evidencias que van apareciendo a partir de la toma de conciencia (observación) y de una gestión adecuada, vayan modulando el sistema, transformándolo hacia el objetivo final que nos hemos marcado.

Los rechazos

Cuando el resultado del juicio que se produce tras el hecho o situación y que antecede a la reacción, resulta negativo, se produce el impulso energético que conocemos como rechazo. Recordemos que el hecho inicial puede ser externo o interno, es decir, una actividad de nuestra mente.

Ambos, deseo y rechazo, forman parte del mismo sistema y solo se diferencian en la dirección en la que nos lleva ese impulso energético. Así pues, los rechazos tienen la misma naturaleza que los deseos.

En su observación habremos de tener en cuenta una cuestión previa; es perfectamente compatible que ante una misma situación, nuestra mente emita a la vez deseos y rechazos. Deseará algunas de las energías que entiende que se pueden producir y rechazará otras energías que cree que también se puedan dar. Como siempre, no rechazamos las contradicciones en nuestra mente, sino que las aprovechamos para profundizar más en la observación.

Al igual que los primeros, en los rechazos podemos hacer una distinción entre los naturales y los construidos.

Los rechazos naturales van desde esa sensación cuando nos alimentamos, que llamamos saciedad, hasta lo que llamamos cansancio o agotamiento que nos lleva a rechazar más actividad, ya sea física o psicológica. Aunque, como siempre, no podemos olvidar que, incluso en este nivel más primario y natural, también están influyendo las construcciones mentales.

Los rechazos construidos provienen, normalmente, de experiencias previas que nos produjeron algún tipo de malestar. Se produce un aprendizaje y nuestra mente generará una actitud negativa y rechazará que eso se vuelva a producir. A veces, la mente asocia situaciones que le recuerdan en algo a una anterior y emite un rechazo. De esto se deduce que el rechazo también tiene la capacidad de activar o determinar nuestro afrontamiento hacia el futuro.

Estos aprendizajes y asignaciones de la mente son muy variables de unas personas a otras. Al igual que ocurre con los deseos, habrá mentes que rechacen situaciones de mucha intensidad, alteración, estrés, novedad o cambios. Y habrá otras mentes que, sobre todo, lo que rechacen sean las situaciones cotidianas, anodinas, habituales, controladas, sin grandes novedades ni intensidades.

Esto nos lleva, como tantas otras veces, a mirar el sistema Bienestar/Malestar para comprender cómo funciona en nuestro caso concreto. ¿Qué es objeto de Bienestar o Malestar para mi mente y por qué. Nuestro trabajo consistirá en observar todo esto desde una actitud adecuada y preguntarnos, como siempre, por qué y para qué hace mi mente esto… Y desde qué posición o visión lo hace.

En general, haremos esta observación sabiendo que las mentes huyen de todo lo que les acerque a la construcción mental negativa y limitante que llamamos Yo-Idea y quieren acercarse a la construcción mental que llamamos Yo-ideal.

Los rechazos, al igual que los deseos, fomentan la construcción de escenarios mentales que influyen en nuestra visión de la realidad y en el sistema de referentes que maneja nuestra mente. A menudo, por ejemplo, situaciones que generan malestar en el Inconsciente, cuando no están bien identificadas, provocan que el Consciente haga una construcción mental para darle un soporte lógico y coherencia al sentir que proviene del Inconsciente.

Un ejemplo de esto puede ser una situación que se da bastante a menudo:

Ocurre un hecho, aparentemente insignificante con una persona, por ejemplo, con un señor que nos cruzamos habitualmente por la calle pero al que, en realidad, no conocemos de nada. No hablamos de una acción por parte de esa persona, no necesariamente. Quizás haya sido un pequeñísimo detalle originado por un despiste propio.

Pero este hecho puede producir una alteración que, si no es identificada, puede ir creciendo y generar un malestar en nuestro inconsciente. Este malestar, no identificado, será recibido por el consciente y lo que sí notará es que aumenta cuando se produce un encuentro o interacción con esta persona o se activa la idea de ella dentro de mi mente.

A partir de ahí, y bajo este paraguas de inconsciencia, el Consciente intentará dar un soporte lógico a nuestro malestar. Y no es extraño que nuestra mente acabe asignando alguna cualidad negativa a esa persona… A la que, por cierto, recordemos que apenas si conocemos de vista.

Sirva este ejemplo para que comprendamos lo importante que es “darse cuenta”, es decir, comprender e identificar bien lo que está ocurriendo en nuestra mente pues, de lo contrario, nos llevará por caminos indeseados y llenos de baches.

Sobre el deseo y el rechazo.

Junto con el de los juicios, el sistema de emisión de deseos y rechazos, es quizás el más primario y el que más nos determina en nuestro devenir diario.

Imaginemos los primeros seres vivos hace cientos de millones de años. Algunos desarrollaron sistemas de detección externa de alimentos y/o de peligros. Son los primeros albores de lo que conocemos como inteligencia.

Esta primaria acción ya conllevaba el funcionamiento de los dos sistemas mentales referidos: un juicio para discernir qué se puede comer y qué no y también para distinguir qué es peligroso de lo que no (básicamente qué me puede comer a mí y qué me puedo comer yo) y un sistema de deseo o rechazo como reacción a ese juicio, para acercarme o alejarme de dicho ser u objeto.

Millones de años de evolución han complejizado estos sistemas hasta niveles extraordinarios, como en el caso del ser humano. Pero, básicamente, siguen haciendo lo mismo y sirven para lo mismo. Para favorecer mi superviviencia y, si es posible, darme una ventaja competitiva que me permita sobrevivir más y mejor que el resto.

De este esquema se deduce, además, que el deseo o rechazo es la reacción posterior a un juicio o valoración. Y así es. Cuando sentimos alguna de estas dos emociones es porque nuestra mente ha emitido un juicio sobre ese objeto y ha dictaminado si acercarnos o alejarnos de él.

Y sí, son emociones. Cumplen perfectamente la denominación de emoción: la emisión de una energía que tiene por objetivo la comunicación de un mensaje-información, por parte de la parte de la mente desde la que se está emitiendo el juicio, al resto; la que tiene capacidad de actuar en consecuencia.

Hace millones de años, el sistema funcionaba en base a informaciones directas de la realidad exterior, como por ejemplo, la emisión de determinados componentes químicos que eran detectados por el ser vivo y que, dependiendo de las sensaciones a partir de las reacciones químicas internas que se produjeran, así sería el veredicto del juicio. La reacción de deseo o rechazo era directa a partir de esos criterios y resultados.

Pero el ser humano ha evolucionado con respecto a esa situación. Aún seguimos utilizando las sensaciones físicas, producidas por elementos químicos u otros factores. Pero también utilizamos otros muchos medios o vías para la emisión del juicio. Y, principalmente, en esta sociedad de desconexión de lo natural, nuestros juicios se basan ahora en el mundo construido de las ideas, que como mucho, son una burda reproducción interna y virtual, un reflejo sólo aproximado, de la realidad.

Así, a menudo ya no deseamos directamente alimentarnos y cubrir nuestras necesidades de proteínas, vitaminas, etc., sino que ahora nos “apetece” comer y hacerlo en tal o cual lugar, con tales o cuales alimentos extremadamente elaborados, etc., etc.

Y, más allá de eso, nuestras mentes han construido todo un mundo virtual paralelo que tiene capacidad para marcar nuestros juicios y, por tanto, nuestros deseos o rechazos. Volviendo al ejemplo de la partida de ajedrez, si nuestra mente se ha proyectado sobre ese tema y cree que vale más o menos según los resultados en ese juego, o cree que estará más integrada, aceptada, admirada, querida… Y por tanto, más segura según los resultados de mis partidas de ajedrez, entonces generará todo un conjunto de deseos y rechazos en la medida que crea que me acerco al ideal de ser el/la mejor jugadxr de ajedrez del mundo o me acerco al Yo-Idea de que, en el fondo, no valgo tanto como las otras personas.

Podemos establecer una clasificación para ayudarnos en la observación y comprensión. Nos ayudará tanto en la comprensión de nuestro sistema de deseos y rechazos, como del anterior de juicios, como de la situación de carencias energéticas que podamos estar sufriendo, como finalmente, de la estructura de ideas que haya generado nuestra mente: Yo-Idea, Yo-Ideal y Personaje, según Blay.

De las numerosas que podemos encontrarnos, quizás, la más famosa es la establecida por Abraham Maslow en su pirámide de las necesidades humanas (aunque él nunca las presentó como tal figura geométrica). Son por orden: fisiológicas, seguridad, afiliación o pertenencia, reconocimiento y autorrealización.

Estas clasificaciones siempre son muy problemáticas , dado que a menudo, se mezclan e interactúan las carencias y necesidades naturales con los objetos construidos por la mente. Y no podemos obviar este hecho. Para ello, necesitamos contar con una clasificación básica que tenga en cuenta la interacción entre lo natural o primario y lo construido mentalmente.

Puede ser:

– Necesidades o carencias fisiológicas primarias: comer, beber, dormir, actuar, descansar, resguardarse del frío o del calor y de peligros físicos inmediatos, etc.

– Necesidades o carencias de energías básicas: las tres más básicas son Consideración, Confianza y Cariño o Amor. Esto da lugar a las sensaciones de validación, integración, seguridad vital y afectiva, etc.

– Necesidad de desarrollo y crecimiento: Tienen mucho que ver con las sensaciones de aprovechamiento de la vida, del tiempo y de aportación a la sociedad. Dar sentido a nuestra existencia.

– Necesidades construidas, propias del Personaje, es decir, del Yo-mental construido a base de ideas. Van dirigidas a conseguir los objetos que la mente ha construido e identificado, a partir de la huida del Yo-Idea y de la búsqueda ansiosa del Yo-Ideal. Algunas pueden ser: necesidad de sentirme atractivx o de poseer tal o cual objeto, de tener éxito y conseguir admiración, estatus, poder, dinero, etc.

(En algunos textos podréis encontrar la diferenciación entre necesidad, referido a las tres primeras categorías, y deseo, referido a la última. No es el caso de este texto pero es bueno tenerlo en cuenta).

Esta clasificación hay que entenderla como dinámica y no como compartimentos estancos. Interactúan entre sí y todas, incluso las más básicas, estarán influidas por factores mentales. Tal es la situación que, a menudo, a las personas les cuesta identificar sus carencias y necesidades básicas y distinguirlas de las construidas.

Y este juego virtual, como bien dice Blay, es el guion oculto de nuestra vida. Y todo se basa en el funcionamiento erróneo de estos dos sistemas mentales, el de juicios y el de la generación de deseos-rechazos. Bueno, en esto y, sobre todo, en la identificación que ha hecho nuestra mente con respecto a ese mundo virtual interno generado por ella misma. El mundo de La Caverna, que ya describió Platón.

Desconfinamiento y “Nueva normalidad”

Nuestras mentes han estado sometidas a muchas presiones en los últimos tiempos. Tras seis semanas de confinamiento, de excepcionalidad en la que hemos sufrido noticias impactantes y un cambio radical en nuestras vidas cotidianas, ahora casi cuando aún estamos en período de adaptación, hemos de situamos ante un nuevo cambio. Otro más. El desconfinamiento y, más allá, la incertidumbre de qué supondrá eso que llaman la nueva normalidad.

Aparecen muchas preguntas ¿Qué ocurrirá? ¿Qué será de mí? ¿Cómo me sentiré y estaré? ¿Cómo será el proceso de adaptación y mi vida posterior? ¿Y mis seres queridos? ¿Qué perderemos? ¿Ganaremos en algo? Aparecen también muchos sentires, a menudo contradictorios: alegría o tristeza, deseos o rechazos por el inicio de la vuelta a la normalidad, también puede haber inseguridad y el subsiguiente sentir de miedo ante la preocupación por el futuro, etc. Todo ello puede producir alteraciones en nuestro Estado de Ánimo.

Desde el punto de vista del trabajo de Autorrealización, nuestra principal tarea es abrirnos a todo lo que nos produce la situación, integrarlo todo como partes de una realidad compleja y situarnos ante ella dándonos tiempo a la asimilación desde una posición lo más global que nos sea posible.

En línea con lo anterior, el objetivo de este texto no es decirte qué debes hacer. Y mucho menos, decirte cómo debe ser tu nueva normalidad. Eso pertenece a la libertad individual y al camino propio que cada cuál hemos de recorrer. No hay reglas en esto: a algunas personas, por sus características o su situación concreta en estos momentos, se les abrirá un camino, una forma de hacer las cosas y una visión de cuál quiere que sea su nueva normalidad. Para otras personas, será muy diferente, quizás, todo lo contrario. Así es la enorme riqueza de la variabilidad humana.

El objetivo es facilitar que estos procesos individuales se hagan con el máximo de conciencia y se adecúen lo más posible a nuestro camino de crecimiento. También que contribuyan a nuestro bienestar. En realidad, este es el objetivo global cuando aplicamos la Autorrealización a nuestras vidas.

Para ello, como siempre, necesitamos comprender, lo mejor que podamos, lo que está sucediendo en el exterior y, sobre todo, en nuestro interior. Observamos y cuidamos que nuestra actitud sea la adecuada. (Vente PACÁ). Para ello, como siempre, nos hacemos la pregunta: ¿Hay Paciencia, Aceptación, Confianza y Acogida amorosa en mí? Y respiramos conscientemente.

Y también podemos establecer unas preguntas iniciales que nos ayuden en nuestra observación. Recuerda que estas preguntas no nos las hacemos para entrar en una dinámica mental de buscar respuestas y tampoco son un listado de deberes a hacer. Nos sirven como apertura inicial. Algunas se contestarán y otras no.

¿Cómo he vivido la crisis y la situación de confinamiento? ¿Por qué ha sido así? ¿Qué relación tiene con mi historia de vida y la situación de mi mente? ¿Qué carencias había en mí que hayan podido influir? ¿Qué creencias? ¿Qué hábitos? ¿Qué juicios?

¿Qué pensamientos están surgiendo? ¿Qué sentires? ¿Qué inseguridades? ¿Qué deseos y rechazos? ¿Qué quiere mi Niñx Interior, realmente? ¿A dónde me lleva eso?

¿Dónde está el crecimiento? ¿Cómo conjugar mejor desarrollo y bienestar?

Sitúate ante todo esto, aquí y AHORA. Respira. Integra todo lo que vayas encontrando. Aunque te parezca contradictorio, todo ello forma parte de tu realidad interna. Acepta lo que te encuentras, no emplees tus energías en pelearte con la realidad. Y, a partir de ahí, disponte a favorecer el cambio de lo que consideres necesario.

El proceso de desconfinamiento y la nueva normalidad serán transitadas de maneras muy diferentes entre unas personas y otras. No hay una única forma correcta o una mejor manera de hacerlo. Pero sí hay una manera lo más correcta posible de situarnos ante el proceso, asegurándonos que vivimos la experiencia con el máximo de conciencia posible.

En el fondo, las formas concretas no son lo más importante. Haz lo que tengas que hacer, sin imponerte un ideal o modelo externo. No debemos exigirnos estar en un nivel ideal en el que no estamos y sobre el que, realmente, no sabemos si es lo más adecuado o no. Nunca sabemos por dónde pasa exactamente nuestro camino de crecimiento, al que a menudo imaginamos como una línea recta pero que, en realidad, está compuesto de muchas curvas y altibajos.

Para ello, atiende y toma en consideración a tu realidad interna, a la que en ningún momento debes obviar. Recuerda que el sentido correcto siempre es desde dentro hacia fuera.

Lo único realmente grave es que permitas que tu mente se auto-engañe. Sé tú. Hazte presente. Evita, en la medida de lo posible, que tus ideas y sentires te suplanten. Y vive. (Y permite lo mismo en las personas que te rodean).

Nos vemos en el camino.

Gestión de la alteración del sueño. El insomnio.

Las alteraciones del sueño son muy habituales y sus causas pueden ser muy variadas. En estos días de confinamiento y más conforme se va prolongando la situación, cada vez más personas manifiestan padecerlas.

¿Qué podemos hacer? ¿Cómo gestionamos nuestras alteraciones del sueño?

Gestionar esta situación nos exige, en primer lugar, separar bien las causas y mecanismos que producen esa alteración de las Respuestas que ha dado mi mente ante esa situación, es decir, de la gestión que estoy haciendo de la misma.

Como siempre, lo primero que se impone es observar para comprender a fondo lo que está ocurriendo. Por supuesto, observar desde la actitud adecuada (PACÁ).

Esto nos permitirá, en primer lugar, hacer la distinción mencionada. Una observación adecuada nos aportará la información necesaria para comprender qué es lo que ha originado inicialmente la alteración en nuestro sueño. A modo general, se indican algunas posibles:

– La alteración en el aspecto físico, producida por la situación que estamos viviendo: confinamiento con la consecuente imposibilidad de realizar actividades en el exterior y, por tanto, de facilitar un natural fluir de nuestras energías.

– La situación de incertidumbre, la inseguridad ante un porvernir incierto.

– Las situaciones de convivencia mantenida durante largo tiempo o de soledad mantenida largo tiempo, bajo los dos factores anteriores.

– La dificultad para vivir una situación cotidiana que puede ser excesivamente repetitiva y carente de novedades.

– Los malos hábitos adquiridos: alteraciones en la alimentación, exceso de estímulos a través de las pantallas, horarios u otros malos hábitos, etc.

Observaremos nuestra vida cotidiana y nuestro fluir energético, incluyendo el fluir del Estado de Ánimo. Todo ello para ir identificando qué factores están favoreciendo la situación de alteración interna (suele ser de aumento de la tensión-ansiedad, inquietud, desencaje, inseguridades-miedos, etc.).

La intervención sobre estos factores ha de hacerse, una vez los hayamos identificado, aplicando los principios generales de intervención y teniendo muy en cuenta qué efectos secundarios pudiera causar. Por ejemplo, si hemos adquirido un hábito que hemos identificado como un factor del aumento de la alteración en el sueño, antes de cambiarlo radicalmente, hemos de contemplar también qué función estaba cumpliendo en nuestro fluir de energías. Seguramente habremos de cambiarlo de todos modos, pero sabiendo qué interacciones están funcionando y, por tanto, cuáles serán las previsibles consecuencias de esa intervención.

Pero, más allá de la intervención con las causas objetivas de la alteración del sueño, hemos de revisar sistemáticamente y, en su caso, cambiar, la Respuesta que ha tenido nuestra mente ante esa alteración del sueño.

Por ejemplo, nos podemos preguntar si mantenemos la actitud adecuada en los momentos clave, cuando nos despertamos a horas inapropiadas o no podemos conciliar el sueño cuando se supone que toca.

También habremos de preguntarnos cuál es la actividad de la mente en ese momento, especialmente, de los pensamientos y los subsiguientes escenarios mentales que genera en esta situación.

Y, por último, preguntarnos si estamos usando las herramientas básicas como son la respiración consciente y la relajación, para ayudarnos a gestionar una respuesta adecuada.

Así pues, acometemos estas situaciones desde un PACÁ bien asentado. Una especial atención a la impaciencia y al deseo ansioso por dormirnos. Producen mucha alteración y son la mejor manera de no conciliar el sueño. Hay que tener en cuenta que la mente ya está en una situación de elevada alteración y, en estas circunstancias, cualquier energía alteradora potencia su capacidad de afectarnos.

Además, haremos una gestión de los pensamientos que, en este caso, sí que habrá de ser estricta. Pero la ocasión lo justifica y merece. Para ello, evitaremos en la medida de lo posible los hilos de pensamiento y las Ideas Aceptadas que nos alteren. La más típica es “mañana no voy a estar bien, voy a estar cansadx. Necesito dormirme ya”. En cuanto a los hilos de pensamiento, lo más habitual es que nuestra mente se vaya a intentar arreglar lo que nos altera o está pendiente por hacer.

Ante toda esta actividad inapropiada de nuestra mente, nos situamos y le decimos: “Ahora no es el momento de pensar en nada, ni de intentar resolver ningún problema o cuestión de mi vida, ahora es el momento de relajarme y descansar. Es necesario esto para poder estar bien y acometer las tareas o problemas, adecuadamente”. Y volvemos a la respiración consciente y nos acogemos.

También podemos aplicar ideas que nos ayuden en esta línea, como por ejemplo: “Descansar no es, necesariamente, dormir. Puedo descansar, simplemente, respirando conscientemente, relajándome y estando a gusto en mí. Eso vale”. Y me acomodo en mí.

Como siempre, la efectividad de nuestras intervenciones de gestión de nuestra mente dependerá de muchos factores, pero hay uno que siempre está presente: el ejercitamiento que hayamos realizado previamente, es decir, si la situación nos pilla entrenadxs o no.

Que descanséis bien.

El agradecimiento. (Incluye meditación).

El agradecimiento es una posición y disposición internas, es decir, entra dentro de la definición de lo que es una Actitud. Puede darse como respuesta a algo, externo o interno, o puede ser un estado y energía promovido por la propia persona, desde el interior hacia el exterior.

Como tal energía la podemos encuadrar en el Foco Energía Vital, aunque con muchas connotaciones con el Foco Amor-Afectividad.

También interviene el Foco Inteligencia, pues en su versión condicionada, cuando un hecho o suceso produce una reacción de nuestra mente, se produce como consecuencia de un juicio. Aunque sea a nivel muy primario, esa reacción de agradecimiento se da tras una valoración de nuestra mente. En su versión no condicionada ni reactiva, es decir, en la que es realmente importante, también tiene una dimensión en el Foco Inteligencia, pues influye en la visión de mi mente y en su sistema de referentes básicos de lo que es importante en la vida.

Es una energía cálida, dulce, acogedora, envolvente, que nos conecta positivamente con las personas y con la vida.

Como con todas las energías, la Idea Aceptada o Creencia que más la dificulta es la que dicta que algo externo ha de producirla, es decir, que no depende de nosotrxs. Y esto es absolutamente falso.

Hablamos de un agradecimiento de base, no condicionado. Un agradecimiento que favorezco en mí, al que me abro y permito su fluir incondicionalmente. Agradezco la vida que soy, agradezco la luz, la naturaleza, la existencia en sí.

Y favorezco que todo esto se vaya convirtiendo en uno de los referentes básicos y más importantes para mi mente.

A continuación tenéis una meditación favoreciendo el agradecimiento.

Gestionando el sistema de juicios (3) La gestión práctica a cada momento.

En cuanto a qué hacer y cómo hacerlo a cada momento, las soluciones no pueden ser universales y válidas para todos los momentos y todas las personas, es decir, las respuesta siempre empezará por un… Pues depende.

Como norma general podemos establecer el principio de Mínima Intervención Necesaria. Bajo este principio, lo ideal sería que apenas tuviéramos que intervenir, que nos bastara con un proceso de observación que diera lugar a una suficiente desidentificación con respecto a esta actividad de nuestra mente y a una ampliación de nuestro conocimiento y maduración de la misma, de tal manera que empezara a actuar a nuestro favor y no en nuestra contra.

En este estado de observación mantenida, aparece una nueva herramienta de gestión: someter al contraste de las experiencias diarias al objeto observado. Esto quiere decir que, cuando por cualquier circunstancias externa o interna, se active el objeto observado, en este caso el funcionamiento de mi sistema de juicios, lo contrastamos con la práctica, con la vivencia que se está produciendo en ese momento.

Esta acción provocará una dialéctica entre las estructuras mentales que están actuando con las evidencias directas que se derivan de la experiencia directa, de la vivencia práctica. Se produce una interrelación dinámica, creativa y sanadora.

Pero no siempre esto es posible o no siempre podemos esperar el suficiente tiempo, dado que los daños y alteraciones pueden estar siendo importantes. Así pues, hemos de situarnos ante la posibilidad real de que se nos den situaciones en que debamos intervenir más activamente, por ejemplo, cortando algunos de los juicios que emite nuestra mente o limitando activamente sus efectos y consecuencias, tanto internas como externas en nuestra relación con las demás personas y las situaciones.

Entonces… ¿Cuándo y en qué medida es conveniente cortar o permitir los juicios? ¿Cuanto permito que me influyan?

Los juicios son una gran fuente o canal de información, muy necesaria para aumentar el conocimiento sobre el funcionamiento de nuestra mente. Observar desde la actitud adecuada un juicio y sus elementos, nos da una oportunidad de profundizar en zonas de nuestra mente que no son fácilmente accesibles.

Nos permite, por ejemplo, identificar Ideas Aceptadas o Creencias muy incrustadas en nuestra mente, tanto Consciente como Inconsciente. Y hacer lo mismo con los hábitos o mecanismos automáticos que estén funcionando. Y, por supuesto, nos permite conectar con el Estado de nuestrx Niñx Interior, a partir de las Respuestas que está emitiendo en ese juicio. Por último, comprender bien las consecuencias nos aportará un enorme conocimiento sobre cómo se construye el sistema de referencias de nuestra mente, es decir, cómo nuestra mente “decide” lo que es importante de lo que no lo es.

Además, este sistema constituye, en sí mismo, un importantísimo canal de flujo de energías, permitiendo que nudos o errores de funcionamiento que crearían graves cortocircuitos energéticos, queden compensados aunque sea de una manera no adecuada y constructiva.

Así pues, habremos de limitar en lo posible las intervenciones en su número e intensidad. Siempre que podamos, habremos de mantenernos en una posición, lo más global y central posible, desde la que observar e ir mostrando a nuestra mente el error de funcionamiento que se está produciendo, permitiendo que de forma natural, ella misma se vaya corrigiendo.

Pero habrá ocasiones en que esta intervención deberá ser, necesariamente más contundente, más invasiva. Esto es así, especialmente, en aquellas situaciones en que podamos producir con nuestros actos de acción o inhibición, un daño a terceras personas o, bien, hayamos identificado claramente un daño propio. En estos casos, buscaremos un equilibrio saludable entre limitar al máximo este daño y mantener, en lo posible, una situación interna que nos permita el crecimiento. Y esto no siempre es fácil. Simplemente lo haremos, a cada momento, lo mejor que podamos y siempre prestando especial atención a las consecuencias de nuestra intervención: como principio, siempre que cortamos algo, la energía que estaba fluyendo habrá de buscar una compensación.

Otra situación típica en que es factible aumentar nuestro nivel de intervención, pero ésta con menos consecuencias, es cuando queramos generar un escenario interno diferente, con el objetivo de poder tener la experiencia o vivencia de funcionar desde ahí y observar para comprender mejor con la comparación entre las dos situaciones: por ejemplo, comparar cómo funciona mi mente con o sin tal o cual juicio.

Una situación o ejercitamiento ya avanzado en esta línea es cuando puedo adentrarme en el espacio mental de vivir-ser-sentir-comprender y la Presencia que se crea cuando me sitúo por debajo del sistema de juicios, de tal manera que puedo percibir su funcionamiento pero ya sin capacidad de incidencia. Desde aquí facilitamos un proceso madurativo de la mente en el que va generándose una alternativa real, vivida y posible, al modo de funcionar al que está acostumbrada. Le mostramos a nuestra mente lo bien que se vive sin juicios y cuánto se gana en la práctica en esa situación.

Esto ha de hacerse, preferiblemente, no cortándolos, sino permitiéndolos. Aunque al principio casi seguro que deberá ser.

En definitiva, aplicamos al caso de la gestión del sistema de juicios el principio general de que ningún sistema o función sobra en nuestra mente. El camino no pasa por cortar funciones de nuestra mente. Esta acción es verdad que nos aportará una situación, quizás, de mayor tranquilidad o espacio interno, pero el coste es demasiado alto.

Cuando están ahí es por algo y no debemos imbuirnos en un pretendido saber o derecho para actuar en contra de la naturaleza y millones de años de evolución. En realidad, esta actuación poco respetuosa y desde un Yo separado, es la que ha marcado toda nuestra relación como especie, con la naturaleza, el resto de animales, las otras personas y, en el fondo, con nosotrxs mismxs.

El camino de la tan famosa y buscada Plenitud pasa, más bien, porque todos los elementos de nuestra mente funcionen plenamente y debidamente integrados. Necesitamos de todos nuestros sistemas mentales para alcanzar una vida plena. Pero, para eso, necesitamos que funcionen correctamente.

Gestionando el sistema de juicios (2). Las dos grandes líneas de trabajo

Podemos plantearnos, a la vista de todo lo expuesto, dos grandes objetivos o líneas de trabajo en la gestión de nuestro sistema de deseos:

1.- Hacer el proceso de los juicios lo más consciente que sea posible, es decir, que nos demos cuenta, que tomemos conciencia de su funcionamiento lo máximo que se pueda, adquiriendo mediante la observación mantenida un conocimiento profundo y extenso del mismo.

2.- Facilitar lo más que se pueda, que el funcionamiento del sistema de juicios sea lo más adecuado y sano que sea posible, pasando de una situación en la que su funcionamiento nos altera y aleja de la realidad a otro en el que cumpla su objetivo de posicionarnos adecuadamente y favorecer nuestro desarrollo.

Cumplir con el primer objetivo nos exige una línea de trabajo basada en la observación mantenida que irá permitiendo que aumente nuestro conocimiento, tanto sobre el nivel consciente como en el inconsciente, del sistema de juicios y de cada uno de los elementos que lo componen.

Tanto el Consciente como el Inconsciente tienen capacidad para emitir juicios o quizás, dicho más exactamente, tiene capacidad para activar el sistema de juicios. Así pues, los juicios pueden darse a nivel plenamente inconsciente, a nivel consciente y, lo que resulta bastante más habitual, con una mezcla de ambos sectores de nuestra mente.

Cuando el sistema de juicios funciona plenamente a nivel inconsciente, el proceso se realiza bajo las características de este sector de nuestra mente. Y, recordemos, algunas de las más llamativas son su dificultad para distinguir entre realidad y ficción (escenarios mentales internos), mantener una visión global y proporcionada generando respuestas igualmente bien dimensionadas y para comprender bien el tiempo, tanto en lo ya pasado como en lo que está por venir.

Y esto es lo ocurre con los juicios inconscientes si no aportamos la luz de la toma de conciencia sobre ellos y nos aseguramos su correcto funcionamiento. No obstante, hay que indicar que este proceso no es sencillo y, a menudo, obtendremos sólo resultados parciales, es decir, con una profundización de nuestro conocimiento, durante largo tiempo nuestros juicios inconscientes irán mejorando pero no de manera absoluta, sino que conservarán parte de sus distorsiones características.

Ante ello no cabe más que aplicar el debido filtro a la hora de recibir y evaluar los resultados, con una actitud de cuestionamiento y contrarrestando las deficiencias propias de esta zona de la mente ¿Es verdad esto? ¿Está mi mente dimensionando adecuadamente la situación tanto en importancia como en el tiempo? ¿Desde qué estado y actitud interna está respondiendo mi Niñx Interior?

La gestión en el Consciente es muy similar pero facilitada porque nuestro acceso a los distintos elementos del sistema es mucho más fácil. Aquí miraremos qué realidad virtual ha montado nuestro Consciente desde ese Yo-mental construido a base de Ideas; ideas sobre mí, sobre las otras personas y sobre la vida. Especial mirada al Yo-Ideal, al Yo-idea y al Personaje.

Los juicios adquieren su mayor capacidad de control sobre nuestra mente y su evolución, y por tanto sobre nosotrxs y nuestras vidas, cuando el Consciente no hace bien su trabajo y no cuestiona o, incluso, adopta un papel seguidista de lo que va dictando el inconsciente y, por tanto, lo reafirma.

Entramos en el segundo objetivo. Es fundamente un trabajo de objetivización consciente de todo el sistema, elemento por elemento. Y esto pasa, como tantas otras veces, por un proceso de observación mantenida por el que vayamos adquiriendo un conocimiento cada vez más sólido, integral, integrado y amplio. Y, recordemos, siempre desde la actitud adecuada (Vente PACÁ).

En ese proceso, nos interesa mucho identificar bien cuál es el estado previo de nuestra mente, es decir, el estado desde el que se está realizando ese juicio. Recordando siempre la ley que dice que a mayor alteración y malestar, la mente emitirá más juicios, más intensos y extremos.

Independientemente de qué zona de nuestra mente, la consciente o la inconsciente o mezcla de ambas, está actuando, acogeremos esa zona desde una visión o Consciencia global. Y, a continuación, estaremos en condiciones de comprobar los siguientes elementos: qué criterios están siendo aplicados, es decir, qué creencias, modelo o ideal sobre lo que debe ser. Si buscamos un correcto funcionamiento del sistema, habremos de cuidar, pues, que estas Ideas Aceptadas sean lo más fieles a la realidad que sea posible y que incluyan todos los aspectos de la misma, organizadas o balanceadas además, en su debido orden de importancia.

También cuidaremos y gestionaremos los objetivos que tiene en ese momento nuestra mente, cuál es el veredicto y qué consecuencias se están produciendo.