En artículos anteriores hemos visto cómo el estado de excepcionalidad, en nuestra mente, cambia muchas cosas. Y, también, cómo es un momento idóneo para observar y comprender mejor su funcionamiento.
La comprensión y una actitud adecuada (PACÁ) nos permitirán ir empezando a tomar las riendas de la situación y comenzar a gestionar a nuestra mente y su estado. Pero… ¿Con qué objetivos?
Los objetivos pueden ser varios. El primero, sin lugar a dudas, es evitar que esa alteración aumente y nos sobrepase. Dicho de otra manera, evitar que la alteración de una mente en estado de excepcionalidad nos lleve a una elevada alteración por emociones y pensamientos descontrolados, con un/a Niñx Interior desencajadx por la inseguridad-miedo, la ansiedad o lo que se dé a cada momento.
El segundo objetivo, también nombrado anteriormente, es aprovechar la situación para profundizar en el auto-conocimiento o, mejor dicho, en el conocimiento de nuestra mente.
Pero si podemos ir haciendo esto, quizás podamos ir un paso más allá. Aparece un tercer objetivo que sería reconvertir esta situación aprovechando las energías (me refiero a la actividad alterada de nuestra mente y sus causas) para enfocarlas en una línea positiva y constructiva.
Por ejemplo, aprovechar esta situación de excepcionalidad para mostrar a nuestra mente la necesidad de usar la disciplina.
El uso de la disciplina, en una situación cotidiana y no extraordinaria, es complejo y ha de hacerse con sumo cuidado. No podemos abusar o hacer un uso frívolo de ella porque puede generar un colapso de energías en la mente y el resultado final puede ser, justamente, el contrario de lo deseado. Su uso ha de estar bien motivado, bien explicado desde el Consciente hacia el Inconsciente… Y este trabajo ha de hacerse a prueba de conflictos y contradicciones que puedan presentarse en el proceso a seguir.
Todo esto se facilita en un estado justificado de excepcionalidad. Pero a pesar de ello, hemos de emplear un tiempo para elaborar bien el escenario desde el Consciente, armándonos de razones que justifiquen bien el uso “proporcionado” de esta gran herramienta que es la disciplina. Y, desde ahí, mostrar la evidencia a nuestro Inconsciente, permaneciendo ahí hasta que notemos que va calando el mensaje (recordad que al Inconsciente hemos de dirigirnos, preferentemente, con mensajes cortos y cargados de emotividad).
En la medida que lo consigamos, podremos favorecer que nuestra mente Inconsciente (Niñx Interior) acepte bien esa situación de disciplina y colabore. Puede llegar incluso a disfrutar con ella y con la sensación de estar haciéndolo bien.
Habremos convertido la disciplina en una voluntad mantenida de hacer algo o estar y ser de una forma determinada. Disciplina, por ejemplo, para gestionar adecuadamente pensamientos e ideas que se dislocan y negativizan en estos momentos. Disciplina para mantener un programa de actividades que sea el más adecuado en nuestro día a día. Disciplina también para que nuestrx Niñx Interior comprenda bien y resitúe su sentir profundo adaptándolo a las necesidades del momento.